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PSE, Bildu y Sumar piden diálogo sobre el macrocentro sin criticar la unilateralidad

La enmienda que se iba a aprobar este jueves pedía diálogo al Estado pero Bildu renunciaba a criticar su unilateralidad. El PP retira la proposición no de ley que motivó el debate

PSE, Bildu y Sumar piden diálogo sobre el macrocentro sin criticar la unilateralidadAlex Larretxi

Nueva tormenta en un vaso de agua... o casi. Tras los ríos de tinta que han corrido a cuenta de la enmienda acordada entre PSE, EH Bildu y Sumar sobre el macrocentro de refugiados de Gasteiz, finalmente este jueves no se someterá a votación. La razón: el PP ha retirado la proposición no de ley que motivó el debate y, aunque queda la de Vox, el cordón sanitario del resto de partidos a la extrema derecha provocó que esa iniciativa no estuviera enmendada, como avanzan fuentes socialistas consultadas por Grupo Noticias.Aun así, el registro ahora frustrado de esa enmienda transaccional ha arrojado una fotografía que ha dado para el análisis, y los socialistas van a comparecer para fijar posición.

Desde que el Gobierno español anunció de manera unilateral que iba a poner en marcha un macrocentro de refugiados con 350 plazas en Gasteiz, solo el PSE ha defendido de manera activa este proyecto impulsado por un Ejecutivo que lidera el máximo responsable de su partido a nivel estatal. Al margen del consabido rechazo frontal de PP y Vox, PNV y EH Bildu se oponen a un modelo masificado que tampoco quieren aplicar en las residencias de ancianos, ya que su apuesta es una atención personalizada y en comunidad. Sin embargo, y totalmente por sorpresa, este miércoles tuvo lugar una fotografía que mitiga esa soledad del PSE y rompe el aislamiento político a la hora de defender un proyecto que también cuestionan los vecinos. El Parlamento Vasco iba a aprobar el jueves una enmienda transaccional conjunta en la que EH Bildu y Sumar se unían al PSE para solicitar al Gobierno español un “diálogo constructivo” en torno a este proyecto, su diseño y la “gestión de los recursos”. Los socialistas modificaron su enmienda original para incluir un emplazamiento al Gobierno español para que dialogue y lo haga sobre las características concretas del proyecto, pero EH Bildu renunció a recriminar al Estado su actuación “unilateral”, como sí venía haciendo hasta la fecha.

EH Bildu sigue rechazando la idea de un macrocentro, y lo que hace la enmienda pactada es solicitar un diálogo sobre los detalles del proyecto. Por ello, no se puede decir que apoye el centro en sus actuales términos. Pero el cambio radica en que, hasta ahora, EH Bildu venía de defender sus propias enmiendas en el Ayuntamiento de Gasteiz y las Juntas Generales de Araba, unos textos que reprochaban al Estado su actuación “unilateral”. Ese término ya no aparece en el texto que se iba a aprobar. Podría interpretarse que da aire a los socialistas, aunque es cierto que, con un lenguaje más amable, la enmienda sí pide diálogo al Estado, que la acogida se realice de manera “adecuada” y que haya consenso sobre el “diseño, desarrollo y gestión de los recursos y servicios vinculados”, de tal forma que la planificación incluya la dimensión de este recurso.

Ahora bien, este proyecto ha llegado a un punto en que el PNV duda de que pueda reconducirse. Ha interpelado en varias ocasiones al Gobierno español y la respuesta siempre es la misma: que el proyecto está en ejecución, que la sede va a ser la antigua clínica Arana, y que se va a pagar con fondos europeos que van a permitir que se rehabilite un antiguo edificio de la Seguridad Social. Por ello, el PNV pide paralizar directamente el centro y que el Estado rectifique, para cortar de raíz el riesgo de entrar en una subasta de plazas sin que deje de ser una infraestructura sobredimensionada (de 350 a las 200 que propone la alcaldesa socialista, Maider Etxebarria). En el debate, el PNV iba a defender su propia enmienda, que no iba a salir a adelante y que apostaba por paralizar el centro por ser “insostenible, inadecuado y contrario al modelo vasco de acogida que apuesta por centros más pequeños que ofrecen una acogida y atención más personalizadas”. Iba a rechazar la transaccional de PSE, EH Bildu y Sumar que, a pesar de ello, iba a salir adelante con una amplia mayoría absoluta de 40 escaños. El debate venía motivado por sendas proposiciones no de ley, una de Vox (con un lenguaje mucho más grueso que vaticina una ruptura de la “convivencia pacífica”), y otra del PP (que auguraba una presión insostenible sobre los servicios públicos, propuesta que se ha retirado).

La enmienda

La enmienda de PSE, Bildu y Sumar recogía un compromiso con una acogida adecuada y solidaria de los refugiados y llamaba a la colaboración y el diálogo interinstitucional en torno al nuevo centro. Se emplazaba al Gobierno español a un “diálogo constructivo” con el Gobierno vasco, la Diputación de Araba y el Ayuntamiento de Gasteiz, para “consensuar el diseño, desarrollo y gestión de los recursos y servicios vinculados” al proyecto. 

El diálogo tendría que abordar la planificación adecuada de sus infraestructuras, el dimensionamiento y alcance del recurso; la provisión de servicios sociales, sanitarios y educativos que van a ser necesarios para esas personas; y el diálogo con el tercer sector. También se apostaba por los canales de participación ciudadana, y por el encaje dentro del Pacto Social Vasco para la Migración. El texto defendía una “acogida responsable”, “adecuada, inclusiva y respetuosa” frente a la xenofobia.

Tras la discrepancia por el euskera

El PSE, que gobierna en coalición con el PNV, articuló por tanto una mayoría alternativa con EH Bildu y Sumar que, hasta la fecha, no había querido ensayar. Llega después del apoyo de EH Bildu a la tramitación de la propuesta del PNV para blindar el euskera en las OPE. Ambas discrepancias se arrastran desde hace meses y son conocidas. La última propuesta que han hecho en público los socialistas son las 200 plazas que sugiere la alcaldesa, y la portavoz de EH Bildu en Gasteiz, Rocío Vitero, ya había dicho que “un modelo de 350 o de 200 plazas no es adecuado” y representa el modelo “low cost” que ha impulsado unilateralmente el PSOE.