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El PNV regresa al edificio parisino que le arrebató el franquismo

La formación jeltzale inaugura este sábado la histórica sede de la avenida Marceau, símbolo del exilio vasco por el lehendakari Aguirre

El PNV regresa al edificio parisino que le arrebató el franquismo

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El PNVvuelve este sábado la que fuera su casa en el exilio, el inmueble del número 11 de la avenida Marceau de París, arrebatado durante la ocupación nazi y entregado posteriormente al franquismo. Tras décadas de reclamaciones, y después de una investigación que acreditó la compra del edificio por parte del partido en septiembre de 1936, la sede ha sido restituida al nacionalismo vasco en virtud de la Ley de Memoria Democrática.

El acto de reapertura, cargado de simbolismo histórico, congrega a la actual dirección del Euzkadi Buru Batzar, a la anterior Ejecutiva, al lehendakari Pradales y a consejeros de su gabinete, así como a representantes jeltzales en el Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo. También acuden los presidentes de las Juntas Generales de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, reflejando la dimensión institucional del evento.

Una historia marcada por el expolio

La adquisición del inmueble fue posible gracias a la aportación económica de la diáspora vasca en América, que permitió al tesorero Heliodoro de la Torre formalizar la compra semanas antes de que Aguirre jurase su cargo como primer lehendakari. La posterior incautación franquista, verificada por las autoridades nazis, dejó al PNV sin un espacio que había servido de refugio político y diplomático durante los años más oscuros de la guerra y la dictadura.

En las últimas décadas, el edificio ha sido utilizado por el Estado español y ocupado por el Instituto Cervantes. Aunque el acuerdo inicial fijaba 2030 como fecha para la restitución definitiva, la salida anticipada de la institución cultural ha permitido al PNV recuperar antes de lo previsto la sede que considera parte esencial de su legado.

Memoria y futuro

La secretaria del EBB, Maitane Ipiñazar, subrayó en la presentación del acto que la devolución no solo repara una injusticia, sino que devuelve a Euskadi “un pedazo de su historia”. Aunque no se ha decidido aún qué uso se dará al inmueble, el partido lo reivindica como símbolo de libertad y de continuidad institucional.

Con la recuperación de Marceau, el PNV cierra un capítulo de expolio y revalida su compromiso con la memoria democrática, al tiempo que refuerza su proyección internacional desde un escenario que fue clave en la resistencia al franquismo.