Un aurresku de honor, un gran “kaixo” escrito en letras luminosas y varios curiosos que grababan la escena con el teléfono móvil dieron la bienvenida este miércoles al lehendakari Pradales en el aeropuerto de Boise, Idaho, en el primer día de su viaje institucional para participar en el festival de la cultura vasca de mayor repercusión fuera de Euskadi, el Jaialdi. El segundo viaje que realiza Imanol Pradales a Estados Unidos en lo que va de año comenzó con el foco en la diáspora, la multitud de vascos repartidos por todo el mundo y que son especialmente numerosos en Boise, hasta el punto de que se ha convertido de manera oficiosa y coloquial en la capital de los vascos en Norteamérica. En este contexto, en un país donde abundan los representantes políticos y empresarios con origen euskaldun, así como los profesionales y trabajadores de la cultura bien relacionados, el lehendakari lanzó un mensaje claro: quiere “fortalecer” el papel de la diáspora porque es la antena de los vascos sobre el terreno, y quiere darle la oportunidad de estar “activada y conectada” para que ayude a Euskadi a abrirse paso en el mundo y a identificar las ocasiones que puedan surgir. Pradales ya esbozó esta idea el año pasado en Bruselas, cuando apostó por crear un “roster” de ciudadanos influyentes, y su calendario legislativo recoge una nueva Ley de la Comunidad Vasca en el Exterior. Hay una reflexión abierta para que las cerca de 160 Euskal Etxeak que existen en el mundo pasen de ser meros lugares de encuentro para los vascos a ser agentes más activos, una especie de lobby en el exterior.

Pradales realizó esta apuesta durante su visita al Basque Block, un barrio que es el centro neurálgico de la diáspora en Boise. Allí se encuentran la Euskal Etxea, el frontón Anduiza, el Euskal Museoa y la casa Jacobs Uberuaga, un edificio de elevado valor histórico que sirvió de pensión para los pastores vascos y que ahora es un museo que contiene piezas intactas y mantelería de la época. Pradales, acompañado por Ibone Bengoetxea; el secretario de Acción Exterior, Ander Caballero; la directora para la comunidad vasca, Ziortza Cano; y la delegada de Euskadi en Estados Unidos y Canadá, Conchi Aranguren, quiso poner en valor el compromiso de su Gobierno con los emigrados y seguir avanzando “hacia la Euskadi Global”. Pradales quiere, en concreto, “fortalecer” el papel que juega la diáspora e impulsar relaciones más estables, profundas y enriquecedoras, todo ello de la mano de los agentes clave y de los centros vascos o Euskal Etxeak que tienen presencia en el mundo y son especialmente numerosos en países americanos como Estados Unidos, Argentina o Chile. “Necesitamos una diáspora activada y conectada, capaz de identificar y compartir nuevas oportunidades para Euskadi. Para abrir nuevos caminos”, sostuvo.

Pradales pronunció su alegato en un barrio rodeado de restaurantes y tiendas que venden productos vascos, en una ciudad donde la diáspora asciende a unas 15.000 personas. La celebración del Jaialdi tras diez años de paréntesis por el coronavirus es para Euskadi una ventana de oportunidad para darse a conocer y atraer más miradas. Es un evento en el que han participado los sucesivos lehendakaris desde su implementación a finales de los años ochenta, empezando por José Antonio Ardanza. La edición de este año va a contar con exhibiciones de herri kirolak, entre otras actividades, y acercará a Estados Unidos la música del trikitilari Xabi Aburruzaga y del grupo Gatibu, que tienen agendadas sendas actuaciones en el programa del Jaialdi. 

"A 8.000 kilómetros, pero como en Euskadi"

Pradales, ataviado con un polo azul que lucía el lema Euskadi Globala y que llevaban puesto todos los integrantes de la delegación, se declaró “emocionado y con una ilusión especial” por esta visita. “Estamos a 8.000 kilómetros de distancia, pero nos hacéis sentir en Euskadi”, dijo, en una jornada en la que visitó la pensión que utilizaban los pastores y también jugó a pala en el frontón. El lema zazpiak bat lo recicló como zortziak bat para incorporar al octavo herrialde, la diáspora, y reivindicó la forma en que los vascos que cruzaron el Atlántico a mediados del siglo XIX construyeron comunidad y mantuvieron vivo el espíritu de la nación vasca aunque llevaban “pasaporte español o francés”. “La mayoría eran pastores que tuvieron que hacer frente a la soledad. No fueron tiempos fáciles, pero se integraron y alimentaron sus raíces. No se sentían más que nadie, pero estaban orgullosos de su nombre y de lo que eran. Gracias a ellos, nuestra cultura y lengua, nuestra tradición y alma, siguen vivos aquí. Quiero agradecer ese compromiso y esa generosidad a los miles de vascos que lo han hecho posible”, recalcó.

Pradales, en el frontón Anduiza Irekia

En paralelo, el presidente del EBB del PNV, Aitor Esteban, tenía en agenda una reunión con Roy Eiguren, que lleva décadas haciendo de lobbysta a favor de lo vasco, y otra con Rafael Anchía, miembro de la Cámara de Representantes de Texas por el Partido Demócrata, y cuyo aita nació en Markina. Esteban iba a participar también en el Jaialdi de Boise y a mantener un encuentro con la federación de entidades vasco argentinas.

Agenda

Tras la visita al Basque Block, el lehendakari tenía previsto participar en la gala de la Universidad de Boise para las instituciones vascas, de madrugada siguiendo el horario vasco. En cuanto a la agenda de este jueves, tras una primera jornada centrada en la diáspora, el lehendakari reforzará los lazos institucionales con Idaho, ya que se reunirá con el gobernador, el republicano Brad Little, y con la alcaldesa de Boise, la demócrata Lauren McLean. Después participará en el seminario Zortziak Bat en la universidad de Boise. El viernes, el lehendakari se reunirá con la NABO, la federación de entidades vascas de Norteamérica, y participará en una recepción a la diáspora. El viaje termina el sábado con un resumen del Gobierno vasco.