Una vez superada la negociación para activar la Ley de Amnistía, Junts per Catalunya pone proa a cotas mayores. Miembros de la formación liderada por el expresident Carles Puigdemont y del PSOE mantuvieron el cuarto encuentro en Suiza bajo el amparo del observador internacional para abordar una nueva etapa en la negociación a dos bandas para activar dos nuevos equipos de trabajo: uno sobre los déficits y limitaciones del autogobierno, y otro sobre el reconocimiento nacional de Catalunya. Ya lo advirtió el secretario general de JxCat, Jordi Turull, de que, salvada la cuestión de la amnistía, el objetivo pasa ahora por hollar cimas más altas, llegando incluso a la autodeterminación. Pues bien, ya se estarían dando pasos al menos para ir al fondo del asunto político.

En el encuentro mantenido un Suiza, del que ambos partidos no dieron excesivos detalles, no se conoció quiénes fueron sus protagonistas, si bien los medios de comunicación especularon con que estuvieron presentes Puigdemont, Turull y Míriam Nogueras –portavoz de Junts en el Congreso y mujer de confianza del expresident– por el bando catalán, y Santos Cerdán por la parte socialista. Lo único que reflejó la nota de ambos, casi idéntica, fue que durante la cita se puso en valor “la aprobación de la Ley de Amnistía, que era una de las condiciones pactadas para poder abordar la resolución del conflicto político” catalán. “La aprobación de la ley permitirá a las partes poner en marcha los equipos de trabajo en los dos grandes ámbitos acordados, que se añadirán a los que ya existen en el ámbito de la lengua catalana y de la ley de delegación de competencias en inmigración, y asegurar el cumplimiento del acuerdo de Bruselas”, señaló el comunicado. Asimismo, y mediante dos “grandes ámbitos permanentes” de trabajo, se sentaron las bases para colmar las “aspiraciones de la sociedad catalana y las demandas de sus instituciones”. En concreto, el acuerdo al que llegaron PSOE y Junts apuntaba que, a través de contactos permanentes, se irán puliendo las demandas de la formación soberanista relacionadas con “la superación de los déficits y limitaciones del autogobierno y las relativas al reconocimiento nacional de Catalunya”. Y, precisamente, esta misma semana han arrancado los trabajos para llegar a esos dos puntos.

Demandas de Junts

En una semana en la que se ha aprobado la Ley de Amnistía en el Congreso –ahora resta hacer lo propio en el Senado– para poder establecerla efectivamente antes de que acabe el mes de mayo y se ha conocido que Catalunya vuelve a las urnas el próximo 12 de ese mismo mes, PSOE y Junts mantienen su calendario de encuentros, que avanza a buen ritmo y va desatascando algunas de las cuestiones que están sobre la mesa. Pese al hermetismo reinante, es bien conocido que Junts presiona para intentar arrancar al presidente socialista del Gobierno español, Pedro Sánchez, mecanismos para la autodeterminación. En este sentido, se acordó que Junts propondrá la celebración de un referéndum de autodeterminación para dibujar el futuro político de Catalunya bajo el amparo del artículo 92 de la Constitución. Además, buscan una nueva financiación –más ajustada al modelo vasco–, proponiendo modificar la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (Lofca) para que se establezca una “cláusula de excepción de Catalunya que reconozca la singularidad en la que se organiza el sistema institucional de la Generalitat”. Ello facilitaria la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Catalunya a la administración autonómica.

Por su parte, es también de sobra conocido que la receta por la que apuesta el PSOE es otra, la de ensanchar y desarrollar el Estatut de 2006, respetando de paso a las instituciones del autogobierno y a la singularidad institucional, cultural y lingüística de esa comunidad.

Sea como fuere, Junts per Catalunya sigue manteniendo inalterable su aviso de romper con Pedro Sánchez –y así hacer descarrilar la legislatura socialista– si este no acepta las demandas que se le van planteando en el camino. Los siete votos de los neoconvergentes de Puigdemont en el Congreso de los Diputados siguen valiendo su peso en oro para la supervivencia política del presidente español.