Más allá de los dardos que puedan soltar barones como Emiliano García-Page, que ve la amnistía a los encausados por el procés como “un elefante en la habitación”, Pedro Sánchez confía en que el Comité Federal del PSOE sea hoy un puente de plata hacia el respaldo a sus negociaciones para la investidura que será certificado con una consulta a la militancia, en la que se preguntará no solo por el acuerdo programático con Sumar sino también por las alianzas con ERC, Junts, PNV, EH Bildu y BNG. El líder socialista, que expondrá ante los suyos su posición sobre el escenario abierto y convencido de que será refrendada, sigue derrochando optimismo. “En esta ocasión vamos a incorporar si la militancia avala que logremos acuerdos parlamentarios con el resto de formaciones políticas que nos permitan lograr la mayoría parlamentaria para la investidura”, explicó ayer Sánchez. Tanto la fecha de la consulta como la pregunta concreta que se formulará a las bases se aprobarán en la presente jornada, y todo apunta, evidentemente, a que se pasará por alto la interpelación sobre la ley de amnistía.

El presidente del Ejecutivo en funciones justificó que no se entre en más detalle o se lleven a cabo más consultas sobre acuerdos concretos porque en este momento está inmerso en el proceso de negociación con las citadas fuerzas políticas. “Si hago todo esto me tendría que ir al 27 de noviembre” , apuntó en referencia a la fecha límite que tiene para conseguir una mayoría. Pasado ese día se disolverían las Cortes y se convocarían nuevas elecciones generales. De hecho, el reloj ha arrancado ya su cuenta atrás. Solo Bildu ha dado muy explícitamente su respaldo y el resto prefiere esperar a la evolución de los acontecimientos.

ERC y Junts frenan la euforia

Catalunya rebaja su dosis de positivismo sobre una investidura inminente. Entre las voces que frenan esa euforia están las del Govern y ERC, que no perciben avances en cuestiones como el traspaso de Cercanías o la mejora de la financiación, bastante molestos con el ministerio de María Jesús Montero, y demandado que esa ley de amnistía incluya que el 1-O no fue delito. “No vamos bien”, advirtió Pere Aragonès, encabezando un enfado que trasladó cara a cara en Barcelona la noche del jueves a uno de los negociadores socialistas, el ministro Félix Bolaños. Los recordatorios que Carles Puigdemont lanza, como el último en el que recalca que Catalunya es una nación y su independencia es la única manera de seguir siéndolo, no contribuyen a facilitar la labor pedagógica que los socialistas preparan para explicar el consenso con Junts.

Sánchez no ha explicado aún su postura sobre la amnistía ni tampoco sobre otras exigencias del independentismo como reconocer la nación catalana, fijar la figura del mediador o devolver el supuesto déficit fiscal del Estado con Catalunya. Sobre las críticas internas como las del presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page, el líder del PSOE precisó que “el partido va a hablar”, puesto que es una organización democrática. “No voy a decir que seamos la más democrática del sistema político español, pero casi”, puntualizó, admitiendo que “hay debate” tanto dentro como fuera de los órganos pero que es algo que no supone problemas pese al pronunciamiento de su vieja guardia, abanderada por Felipe González.

El 10 y 11 de noviembre se celebra en Málaga el Congreso de los socialistas europeos al que acudirá Sánchez y al que le gustaría llegar reelegido, pero para ello tendrían que precipitarse los acontecimientos, y lo que resaltan en su partido es que lo importante es el resultado, no lo que se tarde en lograrlo. Apurar los plazos supondría generar una tensión que consideran innecesaria con una votación en el último minuto, un escenario al sí que están mucho más acostumbrados los catalanes.

La presencia de Podemos en el futuro ejecutivo, deja la cuestión en manos de Díaz

Ante la exigencia morada. Pedro Sánchez fue cuestionado ayer sobre si en el hipotético Gobierno de coalición habrá ministros de Podemos, partido que quedó incluido en la plataforma liderada por Yolanda Díaz, pero que está marcando una línea propia demandando su presencia en ese gabinete. El líder socialista no quiso entrar en detalles y ni siquiera mencionó directamente a la formación que encabeza Ione Belarra. Por el contrario, se detuvo en señalar que no es quien para responder a una pregunta sobre “la integración de Sumar en el Consejo de Ministros”, sin aportar más detalles, dejando la pelota en el tejado de la líder de Sumar, que acostumbra a tirar balones fuera cuando se le insinúa por esta cuestión.