El poco riguroso cumplimiento de los acuerdos firmados por parte de Pedro Sánchez lo va a obligar a realizar gestos inmediatos, contantes y sonantes y antes de su investidura, para recuperar la confianza de sus socios y ganarse sus votos en ese trámite. Y las demandas de sus aliados, además, se centran en el modelo territorial, un problema no resuelto que se confirma que va a condicionar esta legislatura. 

El presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, ha confirmado este martes en Onda Vasca que pondrá sobre la mesa del socialista, en primer lugar, los “incumplimientos” del anterior pacto de investidura para que los resuelva ahora y los resuelva “rápido”. El adelanto de las elecciones generales dejó en el tintero cuestiones como la transferencia de trenes de Cercanías o el litoral, además de una serie de inversiones pendientes que el PNV quiere cerrar de inmediato porque la experiencia demuestra que, una vez superadas las votaciones, el Gobierno español deja de moverse o lo hace con lentitud porque no siente la presión. Pero también será “inevitable” abordar el encaje nacional de Euskadi. “Eso, sí o sí, va a estar en la mesa de las negociaciones”, recalcó.

Hasta ahí llegó la concreción de Ortuzar en un momento en que las conversaciones no han ido más allá del “tanteo”, porque en sentido estricto Sánchez todavía no ha recibido el encargo del rey español, y el turno por ahora le corresponde al popular Alberto Núñez Feijóo, quien tiene de plazo hasta los días 26 y 27 de septiembre para intentar una investidura que es imposible. Después le tocará a Sánchez, y los partidos y el propio PSOE podrán moverse con mayor libertad.

Pero Ortuzar no evitó responder cuando se le preguntó con qué propuestas se va a presentar el PNV, unas propuestas que en cierto modo ya había adelantado el viernes en Zarautz cuando habló del reconocimiento de la nación vasca. Este martes ha recordado que la pasada legislatura tuvo “luces y sombras” y varios incumplimientos, lo que obliga al PNV a empezar por ahí para que Sánchez lo encarrile de inmediato ahora que no hay pandemia ni desafíos que le impidan liberar manos para atender esas demandas. Y añadió que las elecciones del 23 de julio han dejado un mapa político en el Estado con una especie de “bloque progresista que puede mirar al futuro con ganas de reformar, abrir la mente, con voluntades políticas para cambiar cosas y desatar nudos gordianos”. “Creo que hay que aprovechar esa oportunidad”, dijo.

Cuando se le preguntó si se va a hablar de la reforma territorial, fue más explícito: “Es inevitable. En este momento crítico, no tiene mucho sentido que los partidos que se dicen progresistas dependan de partidos nacionalistas vascos y catalanes y no quieran hablar de la cuestión vasca y catalana. Otra cosa es que cada uno vayamos con nuestra visión, pero hay que abrir el melón del modelo territorial del Estado y, sobre todo, no llamemos a las cosas con eufemismos, hay que abordar el encaje nacional de Euskadi y Catalunya, y en su caso Galicia si quiere. Eso sí o sí va a estar en la mesa de negociaciones”, zanjó. Admitió que no será una solución para toda la vida porque las soluciones suelen ser graduales, pero reclamó un “avance sustancial” para que una generación de vascos pueda quedar satisfecha con el reconocimiento del hecho nacional, la identidad y los derechos políticos y sociales.

Ni el 100% de Junts y el PNV, ni el 1% que quiere el PSOE

Ortuzar se posicionó públicamente el mismo día en el que Carles Puigdemont, desde Junts, hacía también su propio planteamiento, que comienza con la exigencia inmediata de la amnistía, antes de la investidura, y otras demandas como el reconocimiento del conflicto que dejan margen para la negociación con Sánchez. Se da la circunstancia de que, antes de hacerse públicas estas exigencias, Ortuzar había deslizado ya de manera críptica que Junts trataría de combinar el procés con demandas de fondo sobre el conflicto. PNV y Junts han mantenido su interlocución estos años y la presentación de la Ley de Vivienda estatal reforzó su vínculo. Ortuzar cree que el punto de encuentro con el PSOE probablemente no será “el 100% de lo que pide el PNV o el 100% de lo que pueda pedir Junts, ni será el 1% de lo que le gustaría dar al PSOE”. “Habrá que llegar a un punto de equilibrio en el que todos estemos satisfechos. Si eso lo conseguimos, yo creo que va a ser un beneficio para todo el Estado, no solo para Euskadi y Catalunya, sino para la estabilidad y la viabilidad de un Estado que ahora pasa por apuros”, sostuvo.

Por otro lado, coincidió con el lehendakari en que ELA y LAB están anunciando “huelgas preventivas” y en que esta dinámica beneficia a Bildu. Aseguró que el PNV y el Gobierno vasco ofrecen diálogo y piden darle una oportunidad ante de anunciar conflicto.