No habrá ni un día de tregua en la nueva legislatura navarra. Por si quedaba alguna duda, la derecha dejó claro ayer jueves que aprovechara cualquier resquicio político y parlamentario para obstaculizar la labor del nuevo Gobierno, que deberá andar con pies de plomo para evitar cualquier error que le pueda hacer patinar, como ha estado a punto de ocurrir con el pleno de investidura. La Mesa del Parlamento, órgano rector de la Cámara, decidió aplazar hasta el próximo lunes el pleno de investidura de María Chivite. La propuesta inicial, defendida por el presidente del Legislativo, Unai Hualde, y avalada por los servicios jurídicos de la Cámara, era celebrar el pleno mañana y pasado. El objetivo, había relatado Hualde, era acelerar los plazos ante la posibilidad de que por cualquier error hubiera que repetir todo el proceso de investidura. Y con la fecha límite, el 28 de agosto, a la vuelta de la esquina, se quería ganar margen de acción por si fuera necesario.

Pero para eso había que reducir de tres días a uno el plazo que marca el reglamento entre la convocatoria oficial del pleno, que se hizo ayer jueves, y la celebración del mismo. Algo que ya se plasmó en la investidura de Chivite en 2019 sin mayor problema, y que tenía el respaldo de la letrada mayor de la Cámara, Silvia Doménech, que en una nota-informe elaborada para la ocasión señala que “desde el punto de vista jurídico el Presidente se encuentra legitimado” para reducir los plazos “siempre que la convocatoria se realice con al menos 24 horas de antelación”. “Los plazos se han reducido muchas veces en este Parlamento, es algo absolutamente normal, está además sustentada en el reglamento”, defendió Hualde.

Filibusterismo

Pero la decisión no era compartida por los tres grupos de la derecha que, encabezados por UPN, habían advertido que la urgencia no estaba justificada. Para Javier Esparza, todo lo que no sea respetar el intervalo mínimo de tres días supondría una “vulneración” que pondría en riesgo la “legalidad” de la investidura. Así lo hizo saber en la Junta de Portavoces, donde contó con el apoyo de PP y de Vox.

La derecha ha encontrado además un resquicio con el que hacer valer su posición. El nuevo reglamento de la Cámara incorpora un punto nuevo (el 42.2) en el que se prevé que si cualquier partido “discrepa de la decisión tomada por la Mesa” podrá solicitar una “reconsideración”, lo que suspende su tramitación de forma automática hasta que se tome una resolución motivada “en el plazo máximo de cuatro días”. Un trámite ordinario que en la práctica implicaba la suspensión del proceso de investidura y, por lo tanto, su aplazamiento más allá incluso del plazo reglamentariamente establecido de tres días. Y que supone un precedente importante al que la oposición podrá recurrir cada vez que quiera obstaculizar algún trámite parlamentario.

Así que en estas circunstancias la mayoría parlamentaria que respalda la investidura optó por no forzar la máquina y respetar los tres días establecidos. Tampoco tenía mucho más sentido forzar un pleno en medio de un fin de semana de agosto después de dos meses y medio a vueltas con la negociación del Gobierno. Y que en la práctica suponía adelantar apenas dos días la investidura de la nueva presidenta. “La oposición de tres grupos (UPN, PP y Vox) nos ha hecho ver que por dos días vamos a mantener el plazo habitual, en el que ha habido una decisión unánime de la Junta de Portavoces, para evitar que se retrasen más las cosas por este rifirrafe”, admitió después Hualde.

Votación, el martes

La legislatura arranca por lo tanto con un primer encontronazo entre la mayoría de Gobierno y la oposición de derechas. Dos bloques que parecen definidos y que se volverán a ver en la investidura de la próxima semana. La votación definitiva será el martes y la toma de posesión el jueves. María Chivite saldrá reelegida con los votos a favor de PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, y la abstención de EH Bildu. Y todo ello en medio de una división política. Con la mayoría de Gobierno acusando de “obstruccionismo” a la oposición, y esta acusando de “tomar el pelo a la gente” a la mayoría de Gobierno. No hay tregua posible en Nafarroa.

EH Bildu

Abstención

Ratificada por las bases. La militancia de EH Bildu avaló abstenerse para facilitar la investidura de María Chivite en Nafarroa. El 82,7% de quienes participaron respaldó la posición de abstención, frente al 12,7% en contra.

Geroa Bai

Consejeros

En el próximo gobierno. Ana Ollo (vicepresidencia segunda y consejería de Relaciones Ciudadanas), Mikel Irujo (Industria, Transición Ecológica y Digital Empresarial), José Mari Aierdi (Desarrollo Rural y Medio Ambiente) y Fernando Domínguez (Salud) serán los consejeros de Geroa Bai en el Ejecutivo que presidirá la socialista María Chivite.