La central nuclear de Garoña, cerrada en 2017 tras 43 años de actividad, ha irrumpido de lleno en la campaña de las elecciones generales del próximo domingo. Por un lado, Pedro Sánchez ha autorizado el plan de desmantelamiento en plena campaña, para meterlo en la coctelera de anuncios a la caza del voto y de la remontada socialista y, por otro lado, la ultraderecha de Vox ha amenazado con volver a abrir una central nuclear en Garoña. Estas intenciones las espolea su vicepresidente en Castilla y León, Juan García-Gallardo, quien no termina de aclarar si es partidario de reabrir la central o de construir otra nueva, aunque ya ha dejado ver para la alarma de los colectivos ecologistas que hay algunos elementos de la vieja instalación que se pueden aprovechar. En este contexto, el PNV ha revelado este jueves que el cierre de Garoña lo pactó con el expresidente del Gobierno español, el popular Mariano Rajoy, en una reunión en La Moncloa, y ha avisado de que no permitirá a Vox que la reabra.

El PNV ha lanzado este mensaje en un mitin celebrado en Gasteiz. “Estuvimos de lleno en el cierre de Garoña. Jugando un papel clave. Nunca lo hemos contado, pero como ahora hay unos, los de Vox, que quieren volver a abrir Garoña, y otros, los socialistas por boca de la ministra Ribera, que se quieren poner medallas en esto, voy a desvelar que aquella decisión de agosto de 2017 se fraguó unos meses antes en una reunión en Moncloa con Mariano Rajoy”, dijo el presidente del EBB, Andoni Ortuzar. En aquella época, corría el rumor de que este asunto iba a estar sobre la mesa para aprobar los Presupuestos estatales de 2018. Era una especie de secreto a voces, aunque el PNV se limitó por aquel entonces a confirmar que la central estaba obsoleta y le parecía peligrosa, y deslizó de manera sibilina que esta cuestión no iba a ser ajena a la negociación que mantuviera con el presidente. Pero evitó vincularlo de manera muy categórica aunque a nivel periodístico se estableció una relación de causa y efecto.

¿Por qué? La razón la ha dado este jueves Ortuzar. “Fue un acuerdo costoso. Había implicaciones económicas, técnicas y políticas. Rajoy se encontraba con fuertes resistencias, empezando por su partido y algunas empresas energéticas, para tomar la decisión, y nos pidió discreción y calma. Lo ayudamos, incluso, a vencer algunos de los problemas, hablando con el sector energético. Y en una fecha buscada y rebuscada para que no se montara lío, muy al estilo Rajoy, un 1 de agosto de 2017, pasadas las 11.00 de la mañana, Rajoy me comunicó la decisión del cierre de Garoña”, relató Ortuzar, para añadir que el PNV mantuvo su “discreción, su perfil bajo, para que nadie pudiera esgrimir que era otra concesión a los insaciables vascos”.

Ortuzar matizó que no pretende arrogarse nada, sino que quiere trasladar que el PNV tomó nota de una lucha social y popular y quiso ser el vehículo para canalizar sus demandas en el Congreso. “Modelo PNV: conseguir en Madrid lo que se quiere aquí, en Euskadi”, resumió.

El presidente del EBB aprovechó este anuncio para desmentir nuevamente a la izquierda abertzale, que “quiere mezclar al PNV con Vox”. “Mientras Vox quiere abrir otra vez Garoña, el PNV fue quien consiguió cerrarla. Y, si el PNV sigue fuerte en Madrid, Garoña será pasado para siempre”, zanjó. Acusó a Bildu no solo de insultar, sino también de copiar al PNV reclamando ahora las transferencias o utilizando el concepto de la agenda vasca. “El original es el PNV”, sentenció.

Esteban exige a Sánchez que se posicione sobre la agenda vasca

El portavoz en el Congreso y candidato por Bizkaia, Aitor Esteban, por su parte, volvió a destacar la aportación del PNV en el transcurso de la historia en Madrid, empezando por la incorporación de los derechos históricos a la Constitución española, y terminando con los más de 600 millones arrancados para Euskadi en los Presupuestos en esta legislatura, frente a una izquierda abertzale que hasta hace poco despreciaba esta labor. Avisó de que el PNV no dará “cheques en blanco” y que, si el socialista Sánchez pide su voto, hablarán, pero tendrá que decir “qué piensa hacer respecto a Euskadi y la agenda vasca, tendrá que definirse y mojarse, tendrá que renunciar a atacar nuestro autogobierno”.

El lehendakari Urkullu, por su parte, puso el foco en el problema que afrontan los jóvenes por sus bajos salarios y avisó de que “no se puede dar por bueno que los jóvenes cobren poco durante sus primeros años en el mercado laboral”. Pidió dar pasos “firmes” para que todas las personas cuenten con un “buen salario”.