El PNV quiere tener voz en Europa porque cree en el proyecto europeo. Ese es el mantra que repiten una y otra vez desde el partido jeltzale sin que hasta ahora hayan tenido éxito con los sucesivos gobiernos españoles, más allá de la entrada a medias en el Ecofin pactada con el socialista Zapatero, que supone que las diputaciones puedan participar en los grupos de trabajo y no en el pleno. Con este compromiso europeísta, la Ejecutiva nacional jeltzale ha puesto sobre la mesa una declaración que no solo pide tener voz en Bruselas, sino que apuesta también por la cohesión social, ser más próximos a la ciudadanía y poner en marcha decisiones “atrevidas” para mantener la justicia social, porque los partidos antieuropeístas están aprovechando el caldo de cultivo de la elevada inflación para extender el miedo y el descrédito del proyecto comunitario.

El PNV plantea forjar alianzas regionales, ampliando Europa hacia el este, y prestando atención a América Latina y el Caribe, una apuesta que comparte el presidente Sánchez. Ahí se entienden. A partir de ahí, el PNV plantea otras cuestiones que no contemplan los partidos mayoritarios. Por ejemplo, no renuncia al derecho a decidir, ya que sigue “echando en falta una Directiva de Claridad para la resolución de conflictos de las identidades nacionales dentro de los estados de la Unión Europea”, es decir, una directiva similar a la Ley de Claridad de Canadá con Quebec para pactar las condiciones de un referéndum y la negociación posterior al mismo.

Destaca igualmente su apuesta por “una mayor coherencia fiscal a nivel europeo con el objeto de evitar el dumping fiscal y la competencia entre haciendas de los estados miembro”, es decir, evitar una carrera de impuestos a la baja para las empresas. Además, pide un pacto de migración y asilo que integre en los procesos de “decisión y ejecución a las autoridades locales y regionales”, que son las que proporcionan los servicios públicos básicos.

El PNV defiende negociar la directiva sobre las empresas y el medio ambiente, prohibir la importación de productos de trabajos forzosos, avanzar en los modelos de participación de los trabajadores en el capital de las empresas, o considerar la Europa Social como un pilar clave garantizando las prestaciones.

Propone reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos, reformar el mercado eléctrico y rebajar los precios, prevenir los fenómenos meteorológicos y una mejor gestión del agua con normativas europeas para racionalizarla, así como poner en marcha alianzas regionales como la que ha dado lugar al corredor vasco del hidrógeno.