La crispación y el cruce de acusaciones marcan el arranque de la precampaña electoral en el Estado español, un maratón que tiene su primera estación el próximo 28 de mayo, con la celebración de autonómicas y municipales, y con meta final en las generales de finales de año. Los grandes partidos han alzado hoy el telón con sus líderes al frente y discursos trufados de reproches y contenido ideológico, mientras en la CAV –donde solo habrá comicios locales y a Juntas Generales– y en Nafarroa el diapasón suena con los biorritmos menos alterados, más allá de casos puntuales, y con las distintas fuerzas más centradas en propuestas cercanas al electorado. También en Catalunya, donde las alcaldías volverán a medir el pulso entre las fuerzas soberanistas al calor de las reformas penales y pendientes de sus posibles consecuencias, a sabiendas de que todo lo que acontezca servirá de maná para las formaciones constitucionalistas.

El primer desembarco ha llevado a Pedro Sánchez y a Alberto Núñez Feijóo hasta Sevilla y Zaragoza, respectivamente, donde nuevamente han aprovechado para echarse los trastos a la cabeza. El líder del PSOE, al calor de la polémica por las medidas antiabortistas puestas en marcha en Castilla y León, ha advertido de la “coalición del miedo” que representan PP y Vox. El presidente popular, por su parte, ha conminado al electorado a ser consciente de que “cualquier voto a los candidatos del sanchismo” supone “apuntalar” al actual presidente del Gobierno, para quien “la derecha ha tomado el camino de la ultraderecha”. El jefe del Ejecutivo español ha reivindicado su agenda social y económica que “ha mantenido el país a flote, aumentado el empleo, conquistando derechos y primando la convivencia frente a la confrontación”. “Lo demás es ruido y marear la perdiz”, ha despachado Sánchez, que ante el año electoral ya patente, ha lanzado varias interrogantes a la ciudadanía: “Hay que cuestionarse qué tipo de país queremos. ¿Uno en el que se suba el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o en el que se congele como pasó en el pasado? ¿Uno dónde se revaloricen las pensiones conforme al IPC o que suban un 0,25 como ocurrió en el pasado? ¿O uno donde prime la convivencia o prime la confrontación territorial como ocurrió en el pasado?”. “El 28- M habrá dos alternativas: la de los socialistas, centrados en dignificar las condiciones laborales, salarios y pensiones, y la otra, la de una minoría de poderosos que solamente defienden sus intereses y solo ofrecen a la mayoría social de este país el sálvese quien pueda”, ha expresado.

Simultáneamente, Feijóo, arropado por sus candidatos autonómicos y los mandatarios de Andalucía, Castilla y León y Galicia, que no se examinarán en las urnas, ha aventurado que dejará de ser candidato “muy pronto para convertirme en presidente de los españoles”, y ha señalado que los “insultos” y “ataques” que recibe evidencian que el “sanchismo cada día está más nervioso”, citando como ejemplo el documento interno del PSOE en el que se alienta su relevo por Isabel Díaz Ayuso tras las municipales de mayo. A su juicio, Sánchez ha “cruzado una nueva frontera” al asegurar que “todos los que no están a favor de sus decisiones son de ultraderecha”. “Esto es verdaderamente sorprendente. Si todos los que no apoyan todas sus decisiones son de ultraderecha, Sánchez tiene varios ministros de ultraderecha y muchas personas en su partido de ultraderecha –en referencia a los barones–. Y el Sánchez de 2019 sería un ultraderechista extremo a los ojos de Sánchez de 2022”, ha exclamado. De lo que ha evitado hablar el presidente del PP es de lo acontecido en tierras castellano-leonesas, cuyo mandatario de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha tenido que salir a negar que los cambios en el protocolo para las embarazadas tengan propósito antiabortista, como se ha establecido por exigencia de Vox. Al jefe de la oposición le ha ensombrecido, cómo no, Ayuso con su alegato sobre la “dictadura de la izquierda”. “Hay un proyecto calculado para imponer una república”, por ejemplo la de los “Países Catalanes” o “poner Navarra y el País Vasco a manos de unos totalitarios”, ha soltado la lideresa, que de paso ha censurado movimientos sociales como el “15-M, Nunca Mais y el No a la Guerra”. “Los candidatos del PSOE se avergüenzan de Sánchez y reniegan de él porque tienen miedo a una frase: Que te vote Txapote”, ha culminado, para rematar: “Del socialismo, se sale”.

Guerra fría entre Podemos y Yolanda Díaz

Pero el líder socialista no solo libra una riña con la derecha. Sus propios socios de Gobierno le han buscado hoy mismo las cosquillas. La ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Unidas Podemos, Ione Belarra, ha tildado a la parte socialista del Ejecutivo de “conservadora”. “Y no digo conservadora en un sentido peyorativo sino literal del término, una fuerza que quiere hacer ligeros retoques, que no le importa hacer pequeños cambios pero que no quiere transformar de raíz el sistema económico”, ha tratado de precisar en un acto en Madrid, donde los morados han presentado un plan de renta garantizada de entre 700 y 1.400 euros. “Estamos en un año muy importante, puramente electoral, y seguro que en todo este tiempo nos van a volver a decir que no se pueden hacer las cosas”, ha aseverado, antes de arengar a los votantes a la izquierda del PSOE para conseguir “gobernar con más fuerza”.

Quien ha saltado al ruedo también ha sido la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, que aún no ha hecho oficial su candidatura para las generales, y para quien Ayuso es quien se encuentra marcando las directrices de Feijóo. En un encuentro en Barcelona ante 2.000 personas, y ante el actual contexto de incremento de los precios, la líder de la plataforma Sumar ha criticado que “no es decente que mientras la gente tiene salarios de 1.000 euros y no puede llenar la cesta de la compra, haya empresarios que se estén forrando“, al tiempo que ha loado la importancia de la reforma laboral y de la subida del salario mínimo para mejorar la vida de los ciudadanos. Díaz y Podemos vienen protagonizando una guerra fría ante la negativa de la ministra de Trabajo de negociar una fórmula para incardinar a Sumar en los diferentes partidos del espectro político a la izquierda del PSOE. La voluntad de ambos es de unidad, aunque el partido morado no quiere diluirse en el proyecto de Díaz e insiste en la fórmula de una coalición en la que la formación de Belarra actuaría de nave nodriza. Pero la líder de esta plataforma rehúsa hablar de contingencias orgánicas ni electorales, y desoye los cantos de impaciencia de Podemos. A su vez, el máximo dirigente de IU, Alberto Garzón, se ha mojado sobre la controversia proponiendo la puesta en marcha de una mesa de partidos con representación de todas las organizaciones que quieran participar en Sumar y primarias “proporcionales, con censo específico y por circunscripciones” para diseñar las candidaturas. Dada su presencia en Catalunya, Yolanda Díaz ha subrayado su posición favorable al derecho a decidir que avalan los comunes.

Pullas de Arrimadas a Bal en Ciudadanos

De un espectro emergente a otro en vías de extinción. En su última intervención como presidenta naranja en la sexta Asamblea de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que seguirá llevando el control de sus filas desde la sombra, se ha dedicado a lanzar un discurso de despedida con varias pullas a Edmundo Bal, como si faltara alguna duda sobre el guerracivilismo interno en su formación. “No se puede combatir el cainismo en España matando a Abel todas las semanas. Normalmente, quienes se creen los más importantes son los más prescindibles”, le ha espetado ante su propia cara, aunque evitando mencionar expresamente a quien fue en su día su mano derecha. La refundación de C’s se intuye una quimera que solo busca saber quién cerrará la puerta antes de echarse en los brazos del PP. “No vamos a remontar esta crisis peleándonos, fustigándonos y echando la culpa a los otros, a los demás, a cualquier excusa”, ha añadido, para acto seguido volver a la carga.

Otro clima en la CAV y Nafarroa

En la CAV y en Nafarroa no corren tantos ríos de tinta ni se ha alzado el telón electoral de forma tan brusca, a excepción de las reacciones de rigor en torno al vetusto caso De Miguel. El PNV confía en que esa atmósfera tan beligerante no alcance a Euskadi y la campaña, cuando toque, pueda servir para poner encima de la mesa las propuestas respectivas sobre cómo encarar la definitiva reconstrucción tras la pandemia y la consecuencias de la guerra de Ucrania. En territorio navarro el horizonte se presenta muy abierto entre el PSN, un Bildu al alza, las notables expectativas de Geroa Bai y con UPN materializando su divorcio del PP. La presidenta foral, María Chivite, ha atacado a quienes quieren liderar el Ejecutivo navarro con “oscuros pactos en los despachos”, emplazando al candidato regionalista a que “no sueñe con algo así“ y animando a Javier Esparza a buscar acuerdos.

La partida solo ha empezado.