A pesar de la tendencia del ser humano al olvido y a dar por supuesto que los momentos de placidez han estado siempre ahí, conceptos como paz, igualdad y derechos no son ni gratuitos ni permanentes. Euskadi ha conocido tanto “la dura experiencia de la violencia y el terrorismo” como el “compromiso activo por la paz y los derechos humanos”. Propiciar los momentos valle alejados de los picos de conflictividad requiere, por tanto, de dar un paso adelante, implicarse y comprometerse. Así, los derechos humanos “no son un bien otorgado y permanente” sino una conquista que “exige compromisos personales, institucionales y sociales”.

El fin de ETA hace 11 años marcó uno de esos puntos de inflexión gracias al compromiso personal de muchas personas, por mucho que el horizonte actual se haya oscurecido por la invasión rusa de Ucrania. Urkullu se pronunció en estos términos en el acto que conmemoró el 25 aniversario del Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe, en la Universidad de Deusto, donde recordó que “tras una larga y negra guerra y dictadura sufrimos durante medio siglo el golpe de la violencia y el terrorismo”.

“Hace una década –prosiguió–, el fin de la sinrazón del terrorismo nos ha permitido reconstruir un modelo de convivencia basado en la no violencia, en principios y valores éticos y democráticos y en la protección y garantía efectiva de los derechos humanos”. “Todos los derechos para todas las personas”, resumió el lehendakari, acompañado del rector de Deusto, José María Guibert, y del relator especial de la ONU, Felipe González Morales.

Tras expresar su agradecimiento y reconocimiento al Instituto Pedro Arrupe por ser un ejemplo de “compromiso valiente y decidido con la más justa de las causas, los derechos humanos”, Urkullu recordó la figura de René Cassin y la vocación global de esta institución. Destacó el acierto de la Universidad de Deusto a la hora de poner “la academia al servicio de valores humanistas”, así como por generar y transferir conocimiento para afrontar los retos de la convivencia, global y local. Unos retos que durante décadas se convirtieron en un auténtico desafío para los vascos, que también sufrieron “la dura e injusta experiencia de la violencia”, recordó.

De forma previa, el relator especial de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Felipe González Morales, analizó en una conferencia la situación actual de las personas migrantes a nivel internacional, que según él es complicada por los discursos “abiertamente xenófobos” que proliferan. Propuso por ello una serie de medidas como garantizar su acceso a la justicia, emprender procesos de regulación, impulsar vías regulares de migración, revertir las situaciones generadas por las devoluciones en caliente o analizar el impacto del cambio climático en las migraciones.

SEDE LA ONU

Esta intervención dio pie a Iñigo Urkullu a recordar que muchos vascos se vieron obligados en el pasado a emigrar por “razones económicas, sociales o políticas”, aunque Euskadi también ha sido una “tierra de acogida”. “Lo hemos vuelto a demostrar, incluida la Universidad de Deusto, con los programas de acogida a las personas que han llegado desde Ucrania”, dijo en referencia a los refugiados por la guerra de Putin.

“Esta experiencia histórica nos permite compartir hoy un compromiso: esta es una tierra con los mismos derechos, deberes y oportunidades para todas las personas que viven aquí, sin importar su cultura o el lugar donde hayan nacido o de donde provengan”, añadió. Por todo ello, destacó que Euskadi cuenta con un modelo propio de desarrollo humano sostenible y que quiere seguir siendo un país social de vanguardia, vocación que se expresa por ejemplo con el Pacto Social Vasco por la Migración.

El lehendakari recordó por último que Euskadi ha sido designada por Naciones Unidas sede del Secretariado Local 2030, elección que, a su juicio, reconoce su “contribución y compromiso con las personas y con el planeta” y cuya sede en Bilbao se inauguró el pasado lunes. “Este reconocimiento internacional es fruto de un trabajo compartido. La Universidad de Deusto y el Instituto Pedro Arrupe habéis sido instituciones pioneras en esta labor. Os seguimos necesitando para avanzar en una Euskadi comprometida con los derechos humanos y el desarrollo humano sostenible”, concluyó.