El PNV teme también choques competenciales en cuestiones de sanidad y políticas sociales recogidas en el plan legislativo de Moncloa para este 2022.
—Yo lo veo con cierta normalidad, el Gobierno vasco tiene la obligación de velar por el cumplimiento y el desarrollo del autogobierno. Y lo lógico es que los foros que están constituidos para dirimir ese tipo de conflictividad sean aquellos en los que el Gobierno vasco diga lo que tiene que decir. Yo quiero poner en valor que desde que Sánchez es presidente la conflictividad se ha reducido de forma importante y creo que hay un clima de confianza para establecer las diferencias y discrepancias, y hay cauces ordenados para poder dirimirlas. Creo que pocas veces ha habido mayor complicidad por parte del Gobierno de España y mayor respeto y comprensión hacia el autogobierno vasco.
A pesar de ello, hay cuestiones enquistadas como puede ser el TAV. ¿Veremos las tres capitales vascas enlazadas con la alta velocidad pero sin conexión con la meseta?
—Ese riesgo lo hubiéramos tenido si no se hubiera aceptado la fórmula de las estaciones provisionales. Rechazando esta fórmula corríamos el riesgo de que el TAV llegara a las puertas de Vitoria y no estuviese terminada la conexión. Pero ahora mismo vamos a tener un acuerdo para que el avance de la infraestructura vaya en paralelo al tramo Burgos-Vitoria y eso permitirá que a finales de 2026 o inicios del 2027 pueda ponerse en marcha la alta velocidad, sabiendo que quedará por rematar el soterramiento definitivo en Bilbao y en Vitoria.
Volviendo al plano político, el PSE ha comenzado una nueva etapa con Eneko Andueza al frente. ¿Qué va a deparar su proyecto?
—Vamos a ver un fortalecimiento del proyecto, una renovación y una savia nueva para afrontar los retos que tenemos por delante como país en Euskadi, que son de enorme envergadura y tienen que ver con la globalización, con el cambio climático, con la lucha contra la pandemia, con la migración a gran escala... Todos esos cambios los sabe interpretar bien la socialdemocracia, que está de regreso en la agenda política.
¿Cuál debe ser la relación de los socialistas con la izquierda abertzale en este momento?
—Debe ser una relación como la que debe existir entre cualquier fuerza política democrática, pero sabiendo que la izquierda abertzale tiene un pasado. Un pasado del que poco a poco van renegando, en opinión de muchos de forma lenta e insuficiente, y a veces un poco exasperante. Mantenemos un nivel de exigencia ética y moral con un listón que en el PSE siempre ha sido alto.
¿Cómo valora el momento actual de la convivencia en Euskadi? ¿Es más lo que se ha avanzado o es más lo que todavía queda por recorrer?
—Yo soy optimista y veo la botella medio llena. Soy consciente de que hay sectores de la sociedad vasca, creo que minoritarios, en los que todavía anida un cierto odio e intransigencia, y seguimos viendo conatos y expresiones de intolerancia que no cabe sino denunciar. Pero en general creo que la sociedad vasca está leyendo la famosa página. Decíamos que había que pasar página pero leyéndola primero, y creo que se está leyendo.
¿Confía en que tics del pasado como los ‘ongietorri’ se vayan a terminar para siempre?
—Ese es el compromiso que ha asumido la izquierda abertzale y el colectivo de presos y esperamos que se cumpla. Todavía vemos algunos brotes que desmienten esos compromisos, pero tenemos claro como Gobierno de España que el nivel de exigencia debe mantenerse, y que solo la presión política, social e institucional va a conseguir que se sigan dando pasos. /
“Desde que Sánchez es presidente la conflictividad se ha reducido de una forma importante”
“Vamos a ver savia nueva y renovación en el PSE para afrontar los retos que Euskadi tiene por delante”
“La izquierda abertzale tiene un pasado del que va renegando, aunque de forma lenta e insuficiente”