"HOY más que ningún otro día, la libertad tiene ritmo y letra de rap. Cuando la justicia prevalece, la libertad sale reforzada “. Con estas palabras Carles Puigdemont fue el primero en felicitar al cantante Josep Miquel Arenas, Valtònyc, después de que el Tribunal de Apelación de Gante diera otro varapalo a la Justicia española al dictaminar su rechazo a la extradición del rapero mallorquín, a quien el Estado reclamó tras ser condenado por amenazas, enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona. Después de tres años de procedimientos legales, un desvío al Tribunal de Justicia de la Unión Europea y al Tribunal Constitucional belga, el Tribunal de Apelaciones resolvió en su favor para gozo de su equipo de abogados encabezado por Simon Bekaert y que integra Carlos Boye. “Un buen día para la música y la libertad de expresión”, aseguraron, mientras su representado mostraba su satisfacción con un gesto de rabia contenida ante la embajada española, y censuraba al Gobierno español “supuestamente más progresista de toda la historia” por no derogar el delito de injurias a la Corona.

La negativa de los magistrados belgas a entregarle abarca los tres delitos por los que fue condenado porque entiende que no son ofensas penales, y es que pese a que Fiscalía dilate el asunto acudiendo al Tribunal de Casación, solo se estudiarían cuestiones formales producidas durante el proceso judicial sin entrar en el fondo. Su extradición tras exiliarse en junio de 2018 ya fue rechazada en primera instancia. Saltó entonces a la segunda, un proceso que se demoró más de un año y donde el juez de Gante elevó al Constitucional belga el caso de los ataques al monarca en las letras de varias de sus canciones. El magistrado se aferró a la ley belga de 1847 que protege la figura del monarca, pero el alto tribunal la declaró inconstitucional al considerar que colisiona con la libertad de expresión, “no satisface una necesidad social urgente y es desproporcionada con el objetivo de proteger la reputación de la persona del rey”. De hecho, toda esta situación puede acabar impulsando cambios legales en el ordenamiento jurídico de Bélgica, y demuestra que los estándares europeos se rigen por unas normativas diferentes a las españolas.

“Si España es un Estado fascista y está en el siglo XVIII es porque le interesa” ya que, según el rapero, “el Tribunal Europeo de Derechos Humanos tiene sentencias que demuestran que esta ley de injurias no respeta ni concuerda con el siglo XXI”. Valtònyc recordó a los 18 raperos condenados a prisión, uno de ellos hace más de 200 días. “Me siento con impotencia de no poder hacer nada y sentir que un Estado miembro europeo no respeta un derecho fundamental, la libertad de expresión”, destacó Valtònyc, pidiendo la libertad de Pablo Hàsel y deseoso de trabajar con organizaciones como Derechos Humanos: “Primero te ignoran, después se ríen, luego te atacan y finalmente, ganas”.

‘Recado’ a Ómnium

Ahora bien, tumbada la euroorden que le reclamaba por una condena de tres años y medio de cárcel, lanzó un dardo a Òmnium Cultural, a quien emplazó a “movilizarse” en lugar de “dedicarse a hacer campañas de marketing y tuits”. “Los necesitamos y están muy apagados. Los he necesitado mucho y creo que no han estado. Menos tuits y más estar en la lucha de verdad. Les pido que se pongan en contacto conmigo de una vez, que hagamos una reunión y que intentemos sacar a Hàsel de la cárcel y movilizar a la gente”. Desde la entidad soberanista precisaron que hace un mes su presidente, el amnistiado Jordi Cuixart, se reunió con Valtònyc durante el viaje que hizo a Bélgica y que también colaboraron con él en la campaña contra la represión.

La consellera de Derechos Sociales de la Generalitat, Violant Cervera, celebró una “nueva victoria de los tribunales europeos ante la Justicia española”. “La Europa de los valores democráticos y de la libertad es incompatible con el España de la represión”, zanjó. “La lucha en el exilio es un altavoz contra la represión del Estado”, aseveró la diputada de la CUP Eulàlia Reguant. El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, criticó la existencia de “delitos medievales” en el Código Penal español y las sentencias “ideológicas” de ciertos jueces que “abochornan como país y deterioran gravemente la imagen internacional de España”. Valtònyc, aunque sus letras no sean del agrado de alguien y se muevan en el terreno de lo irrespetuoso, podrá seguir entonando perlas como “mi puta lengua envenena la fuente de la que bebéis, si contagia la rabia resurgida del 36”, de su canción Valtonyc y Marchena, que se levanten los caídos.