bilbao
la Sociedad de Ciencias Aranzadi quiere impulsar una catalogación de chapas y placas de identificación de gudaris y milicianos que lucharon en la Guerra Civil con el Euzko Gudarostea. "Lo interesante sería catalogarlas todas para su debido conocimiento", expone el presidente de la entidad, el médico forense y docente de la UPV Francisco Etxeberria. Por ello, hace un llamamiento a través de DEIA a quien pueda aportar más datos sobre este tipo de insignia. "Lo que nos interesa es hacer un llamamiento a las familias. Hace dos días, con motivo de la recogida de un testimonio a la familia de un gudari, hemos conocido que esta conserva la chapa junto con papales y fotos", agradece.
De cuatro soldados vascos del Ejército de Euskadi consultados ayer por este diario al respecto, solo dos recuerdan haberla portado, el anarquista bilbaino Félix Padín, teniente y sargento de los batallones Isaac Puente y Durruti; y Manuel Sagastibeltza, del batallón Abellaneda del PNV. "La mía -confirma Padín- era la número 6.077", icono vivo, de casi 97 años, de la resistencia libertaria y residente en Miranda de Ebro. Sagastibeltza no recuerda el número, pero sí que los franquistas se la quitaron en el campo de concentración de San Juan de Mozarrifar (Zaragoza).
Los gudaris vizcainos José Moreno, del batallón San Andrés de STV, y Juan Azkarate, único gudari vivo en la actualidad de la Marina Auxiliar de Guerra, no guardan el recuerdo de haberla portado. En el libro Maizales bajo la lluvia (Alberdania, 2011), el enlace del Batallón Azaña-Vizcaya (IR) y fusilero del batallón Arana Goiri (PNV) llamado Ignacio Gaspar Álvarez, de Gallarta, sí dejo constancia al autor del trabajo, Aitor Azurki, haber portado una. Álvarez falleció en Eibar, donde residía poco tiempo atrás.
El procedimiento de identificación por chapas o placas cuenta con una tradición en los ejércitos. El Euzko Gudarostea, aunque es poco conocido por la ciudadanía, también las tuvo. Cada gudari o miliciano contaba con un número que se conoce por las hojas de reclutamiento y las nóminas de la época a través de listados que se conservan.
Hasta la actualidad, de aquel periodo bélico de finales de los años 30, de una u otra forma se conservan varias chapas conocidas que están en manos de diversas familias de soldados vascos; también las hay en la Fundación Sabino Arana, como aquellas localizadas por particulares y asociaciones que han prospectado en escenarios de batallas. Desde la Sociedad de Ciencias Aranzadi han hallado dos en sendas exhumaciones: en Anzuategi y Ganzabal.
El caso de Anzuategi (Elgeta) "es una moneda de las acuñadas por el Gobierno de Euskadi. Caso bien particular por el tipo de disco metálico empleado", valora Etxeberria. La del caso Ganzabal (Amorebieta-Etxano) apareció en un esqueleto de un gudari localizado fortuitamente. "Seguro que existen más y lo interesante sería catalogarlas todas para su debido conocimiento", incide el médico forense, quien explica que "naturalmente el ejército franquista también las tuvo". En fecha 8 de mayo de 2008, los técnicos de la sociedad emitieron un informe preliminar sobre la existencia de un enterramiento en una trinchera de la Guerra Civil en el monte Ganzabal, donde se habían identificados distintos objetos personales. En concreto, la chapa de identificación con su número corresponde a un soldado vasco del Batallón Dragones que Aranzadi prefiere mantener en el anonimato por deseo expreso de la familia del miliciano. El dato de ese número que portaba el fallecido está corroborado documentalmente con la información depositada en el Archivo Histórico Provincial de Bizkaia en el fondo Registro central de fallecidos en campaña, elaborado por el Gobierno vasco. Además de la chapa de identificación de latón que lleva el número 71.128, se localizaron otros elementos asociados al enterramiento.
En el caso de Elgeta, 9 junio de 2004, se trabajó en dos escenarios. En la fosa de Intxorta se recuperaron restos humanos dispersos pertenecientes a tres individuos que se encontraban en un refugio o casamata defendiendo la posición en un lugar de fuerte pendiente sobre la carretera de Elgeta a Kanpazar. "Se interpreta que una explosión provoca la muerte de las tres personas. Se han localizado fragmentos de metralla y restos de calzado (botas de cuero)", concluyeron.
la toma de elgeta En la proximidad del caserío Anzuategi se hallaron dos fosas que se correspondían a fusilamientos tras la toma de Elgeta por las tropas fascistas. En ambas fosas se recuperaron los restos de tres esqueletos completos. "Dos de ellos tienen un cinturón con placa-hebilla correspondiente al Ejército Vasco", daba registro Etxeberria. Este profesor de Medicina Forense de la UPV subraya la posibilidad de que en hogares vascos haya este tipo de discos de latón pero que se confundan con otros de parecidas características que se utilizaban en temas laborales. "Un ejemplo era el de mi padre, que en la fundición tenía su chapa y que servía a los jefes para saber si estaba trabajando o el turno que le tocaba. Se colgaban en una tablilla con clavos. Habrá casas en los que guarden chapas que creyendo que son de ese tipo, resulta que no? que son de algún familiar gudari. Por esa razón, pedimos que se pongan, por favor, en contacto con la Sociedad Aranzadi en el teléfono 943 46 61 42".
Desde esta agrupación han conocido diversos tipos de chapas o placas identificativas. "Las había circulares, pero también he visto rectangulares", diferencia Jimi Jiménez, técnico de Aranzadi. Algunos las llevaban colgadas al cuello, otros con unos remaches sobre un cuero en la muñeca a modo de pulsera, también ha aparecido alguna a modo de cadena, e, incluso, una chapa hecha con una moneda de dos pesetas de 1937 del Gobierno de Euzkadi. "La hecha con la moneda de 2 pesetas del Gobierno de Euzkadi, yo pensé que era un reloj, y al limpiarla apareció con un número de identificación sobre una tira de cuero", agrega Etxeberria.