bilbao. Fue gobernador civil de Gipuzkoa entre 1987 y 1991, una época muy dura marcada por las actuaciones de ETA y de los GAL. Él siempre ha negado su relación con el terrorismo de Estado. En esta entrevista lo condena, pero siempre ha vivido con la sombra de ser considerado por la sociedad sospechoso. "Son los jueces los que dicen que no he tenido nada que ver". José Ramón Goñi Tirapu asegura que fue un mazazo saber que su hijo pertenecía a ETA. Y hace 21 años que no han tenido contacto.
¿Por qué este libro?
Por muchas cosas. Es una carta de amor a mi hijo, es un grito de ven ya; es mucha esperanza. Es también el momento en el que hay que empezar a remangarse y tirar del carro todos en la misma dirección.
Se titula 'Mi hijo era de ETA', utiliza el pasado, ¿era o es de ETA?
No lo puedo asegurar. Digo que era porque hubo declaraciones en su día que decían claramente que era así. Hoy no lo puedo asegurar. No puedo culpabilizar a mi hijo si no estoy seguro, sé que está en Francia. No le he vuelto a ver en 21 años.
Al leer el libro he percibido cierto resentimiento, cierto odio…
Es un libro de amor, no hay una punta de odio.
¿Resentimiento?
La historia, la sangre, los asesinatos… están recientes. Es dejar atrás lo peor que ha ocurrido en esta sociedad durante 44 años, con una media aproximadamente de un asesinato cada quince días. Es una sociedad que no puede aguantar más.
En esos 44 años también hay muchas sombras en las actuaciones del Estado, de la Guardia Civil, de la Policía…
Cierto. También ha habido torturas. Esta sociedad tiene que empezar a mirar al futuro. Jamás el odio solucionaría el problema tan grave que ha ocurrido aquí.
Entonces, ¿lo olvidamos todo?
Eso es imposible, no hay goma de borrar para la historia.
¿Dónde quedan los episodios de terrorismo de Estado?
Se lo concedo, pero no son solo los terrorismos de Estado lo que ha habido en este país. Por eso hay que construir entre todos, mirando al futuro, no mirando al pasado.
Según Patxi López recordar la guerra sucia (los GAL) es "azuzar los fantasmas del pasado".
No soy Patxi López. Todos tenemos que evolucionar mucho para empezar a construir. Seguramente, si hubiera estado en política, nunca hubiera escrito este libro.
Hablemos de los GAL.
No sé nada, no estuve allí. Acabó un año antes de que yo fuera gobernador civil de Gipuzkoa.
Siendo gobernador civil de Gipuzkoa es difícil de creer que no supiera nada.
Se lo aseguro, no sé nada. Como siempre he dicho, fue antes de que llegara yo.
García Goena fue asesinado en julio de 1987, usted ya estaba en el cargo.
¿Sabe usted realmente lo que ocurrió? Me puede creer o no, yo no sé lo que ocurrió.
A usted se le ha relacionado con los GAL.
En algunos medios de comunicación se me relaciona con los GAL. Todos los crímenes de los GAL aún no han sido descubiertos, pero tenga usted en cuenta, no solamente no he tenido nada que ver con los GAL, son los jueces los que dicen que no he tenido nada que ver. Todas mis declaraciones públicas siempre han sido en contra de los GAL. Lo he dicho siempre: ha sido nefasto para Euskadi, pero los GAL, el Batallón Vasco Español, la Triple A… Todos los asesinatos que han provocado han sido una verdadera desgracia para este país y para la lucha antiterrorista, también lo han sido las torturas. Los jueces han dicho que hay torturas, eso es inaceptable; pero cuarenta y cuatro años de asesinatos por parte de ETA también han sido inaceptables.
Estamos hablando de terrorismo de Estado en un Estado que se supone democrático.
De acuerdo, actuar con barbarie para eliminar la barbarie es la peor de las soluciones que puede existir en un país. Los policías que participaron han sido castigados por la sociedad y por los jueces también, eso es la democracia.
Le recuerdo que el general Rodríguez Galindo estaba en Intxaurrondo cuando usted era gobernador de Gipuzkoa. 75 años de condena por los GAL y está en la calle.
Hable usted con los jueces, ellos sabrán. No puedo decir nada más.
¿Qué ocurriría si a su hijo le detuvieran?
Ahí está una de mis grandes contradicciones. Seguramente, usted es madre y lo entenderá, yo tengo un amor muy grande hacia mi hijo; pero tengo también unas convicciones muy fuertes…
¿Las convicciones personales por encima del amor de padre?
Claro. Yo tengo por mi hijo un amor terrible y si veo a mi hijo en peligro soy capaz de dar mi vida por él. Pero no voy a prostituirme internamente y rechazar todo lo que pienso y siento en mi interior y apostar por lo que intuyo que piensa mi hijo; eso jamás.
Este libro…
Perdone que le interrumpa, el periodista que quiera hurgar en el libro puede hacerlo perfectamente, pero es un libro escrito con toda la sinceridad que yo soy capaz. No un libro de odio como usted ha dicho.
¿Por qué ha decidido publicarlo en este momento?
Porque ha terminado ETA. No he podido escribirlo antes, llevo siete años intentándolo.
Imagínese que hubiera sabido dónde se encontraba su hijo, ¿le habría denunciado?
No sé lo que hubiera hecho. Hubiera tenido esa doble contradicción que sigo teniendo ahora. Intenté estar con él cuando me enteré y no pude hacerlo, no vino donde mí o no le llegó el mensaje.
¿Para qué quería quedar con él?
En ese momento, le hubiera dicho: entrégate, es lo mejor para ti. Sabía que no tenía las manos manchadas de sangre y durante veinte años he estado leyendo los periódicos todos los días para ver si aparecía su nombre en algún asesinato. Le hubiera tratado de convencer, no le hubiera entregado a la Policía.
Acusa al entorno en el que vivía su hijo de ser responsable de su vinculación con ETA.
Yo no le he inducido. Mi familia nunca respiró nacionalismo, ni violencia ni nada de eso. En algún sitio ocurrió, si hubiera vivido en Madrid, esté usted segura que mi hijo nunca hubiera pertenecido a ETA, eso seguro. Vivía en Irun y allí había problemas en la calle, ambiente abertzale… Si en mi familia no ha mamado esta leche, ¿dónde lo ha hecho? Ha sido la calle, ha sido el ambiente envenenado donde ha vivido parte de esta sociedad. Ese odio al que usted hacía referencia hay que limpiarlo de todos los rincones.
Muchos vivimos en Euskadi y no hemos acabado en ETA.
Mi hijo no es el único que está en ETA. Quinientas familias tienen hijos en la cárcel.
¿Qué opina de la legalización de Sortu?
Creo que las normas que tenemos en la sociedad y las del Tribunal Constitucional hay que aceptarlas y ya está.