Ziluaga: "Santi Brouard fue como mi segundo aita"
Ziluaga repasa una dilatada trayectoria dominada por un nexo común: la lucha por las libertades
BILBAO. Txomin Ziluaga (Erandio, 1939) no se ha perdido ni uno solo de los momentos álgidos de la izquierda abertzale. Estaba cuando en 1978 la UNED de Bergara acogió el nacimiento de Herri Batasuna, que reunió bajo sus siglas a ESB, LAIA, ANV y HASI, que funcionaban bajo la denominación de Mesa de Alsasua. Entre los dirigentes más conocidos; Jon Idigoras, Tasio Erkizia, Santi Brouard, Iñaki Esnaola, Iñaki Ruiz de Pinedo o Karmelo Landa. "Éramos muchos", señala. Por eso más que una labor personal o individual, Ziluaga quiere destacar que todo el proyecto de la izquierda abertzale ha sido una labor colectiva. "Gracias a personas como Periko Solabarria o Pablo Gorostiaga, que ahora está en prisión, Txillardegi o Castells... Todos nos hemos llevado muy bien. Aunque yo me he llevado bien con todo el mundo. Si te contara las risas que he hecho con gente del PP como Marco Tabar", revela.
Y eso que la vida de Txomin Ziluaga no ha sido fácil. Le detuvieron en 1969 y estuvo siete años y medio encarcelado. "Me metieron en prisión en Zamora por un delito que era por el que metían también a los curas y que se llamaba rebelión militar. ¿Quieres creer que todavía no sé lo que es? Estuve en la cárcel hasta que en el 76 me aplicaron la amnistía y a la calle", rememora.
Debido a sus devaneos antifascistas no había logrado completar sus estudios y por eso estuvo dos años trabajando en grúas de la construcción. "Luego me llamaron Santi Brouard y Karmelo Etxebarria y fueron ellos los que me liaron para volver al tema político". "Con Brouard estuve diez años, hasta que le mataron. Éramos muy amigos, en lo político y en lo personal. Santi era como mi segundo aita. Le tenía un cariño enorme", recuerda.
Ziluaga fue secretario general de HASI hasta 1987. Según recoge la prensa, a finales de ese año fue apartado de la dirección y, más tarde, expulsado por su discrepancia con el atentado de Hipercor. "Eso fue lo que dijeron los medios, sí", dice, sin querer entrar en detalles, aunque posteriormente precisa que otras ciento y pico personas también salieron. "Hubo gente que se dedicó a vender pollos, otros salieron a la mar, otros fuimos a la Uni y otros se quedaron en el paro", afirma.
Para entonces ya acumulaba un amplio recorrido. En 1986 había conseguido el acta de diputado en Madrid y anteriormente había sido diputado en Bizkaia y parlamentario en Gasteiz, donde tampoco compareció. "He estado muchas veces en el Parlamento Vasco pero no oficialmente". De la Cámara de Gasteiz saltó a Madrid. "Fuimos a recoger el acta, a mí me dieron para viajes en tren y en avión y los utilicé para hacer la campaña de las elecciones europeas del 87 que salieron muy bien porque conseguimos 367.000 votos. En el Estado nos llegaron a votar más de cien mil ciudadanos", se felicita.
A finales de los 80, Ziluaga volvía a la Uni a Madrid, "donde estaban de profesores los que habíamos estado en las manis de chavales. Me acogieron estupendamente, me ayudaron a finalizar los estudios y entre 1988 y 1989 completé todo. Hice el doctorado en la Complutense y acabé de profe de Ciencias Políticas".
De ahí pasó a la UNED de Gipuzkoa, de donde fue despedido. "Nos despidió la Diputación de Gipuzkoa y Magistratura dictó un despido improcedente. Eso me supuso un palo económico, pero luego preparé oposiciones para la Universidad y las saqué en 2001. Fíjate, acabé de funcionario y estuve dando clases hasta el año 2010". Ajeno a la renovación de dirigentes, Ziluaga ha permanecido siempre fiel a una idea, independientemente de las siglas. Porque también refrendó el nacimiento de Euskal Herritarrok, allá por 1998, "junto con Amuriza", recuerda. Y también estaba presente el pasado domingo cuando dirigentes de la izquierda abertzale hicieron pública su apuesta por volver al escenario que abrió hace siete años la Declaración de Anoeta.
Por eso, este vecino de Ibarrangelu no se termina de retirar. "La política no se puede dejar porque no es estar, es ser", explica. Así declara que le "parece muy bien que la izquierda abertzale vuelva al Congreso. Yo digo que palante, palante, lo tengo muy claro". Es cuando Ziluaga se descuelga con un breve discurso político: "El problema lo tenemos con los ricos, con las grandes fortunas, con la oligarquía... que no tienen ni pueblo, ni patria ni nada y solo tienen mercados con un lema que es forrarse, mientras los demás andamos a trancas y barrancas".
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