donostia. Últimamente no se le veía pasear por el centro de Donostia, ni departir tranquilamente con sus amigos por las calles de la Parte Vieja. Tras aguantar "con sosiego" una larga enfermedad, Luis Mari Bandrés Unanue (Pasaia, 1944) falleció la noche del miércoles, a los 65 años de edad. La muerte de esta carismática figura, que dejó su huella en universos tan diversos como la cultura, el euskera, la ciencia y la política, ha causado una honda conmoción entre sus allegados y amigos, así como entre quienes lo tuvieron como compañero de viaje en todas las disciplinas que cultivó en su vida.
"Luis Mari era un hombre elegante, sabio y multidisciplinar". El presidente del Gipuzko Buru Batzar, Joseba Egibar, definió ayer de esta forma a Bandrés. No en vano, desarrolló su trayectoria política en las filas de la formación jeltzale, en cuya representación desempeñó los cargos de consejero de Cultura y Turismo del Gobierno vasco (1985), parlamentario vasco y diputado foral de Servicios Sociales (1995-1999) y de Cultura (1999-2003), entre otros. Sin olvidar la labor realizada en la estructura interna del PNV, tanto en el EBB como, más recientemente, en el GBB. "Su aportación a la política era como una ventana abierta a la innovación, continuamente pensando en mejorar", destacó Egibar.
"euskotarra" Lore Leanizbarrutia, senadora del PNV por Gipuzkoa, asumió la dirección foral para la Normalización del Euskera durante los años en los que Bandrés fue diputado de Cultura. "Era un político atípico. Fue militante de la cultura y del euskera antes de llegar al campo de la gestión", recuerda la senadora, quien define a Bandrés como "euskotarra". "Amaba por encima de todo el euskera", subraya. En este sentido, destaca que el entonces diputado trabajó para que la lengua vasca estuviese presente "en todos los ámbitos" de la sociedad. "Siempre estaba dispuesto a innovar, como demuestra la apuesta que hizo por crear videojuegos y juguetes en euskera", explica.
De hecho, la labor a favor de la lengua y la cultura vasca fue una línea constante en su vida. Obtuvo el título de ingeniero en 1970 y se doctoró en 1976. Para entonces ya había trabajado como profesor en distintas instituciones académicas y en la adecuación de la lengua vasca para su uso en la ciencia y la técnica. Esta última inquietud lo llevó a convertirse en uno de los fundadores y primer presidente de Elhuyar. Instituciones como UEU, la UNED, la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, Aranzadi, UZEI, la Asociación de Txistularis, Eusko Ikaskuntza y el movimiento cultural Ez dok amairu fueron testigos de su impronta y su compromiso.
Leanizbarrutia menciona el trabajo "de hormiguita" que tuvo que hacer Bandrés para compaginar todas esas vertientes y desarrollar su erudición. "Pero no hablaba desde un pedestal. Era llano, humilde, muy cercano a la gente de la calle y al pueblo", comenta. Y califica como "una gran pérdida" su muerte.
En la UPV, donde desempeñó la mayor parte de su labor docente, también se sintió el fallecimiento del ingeniero donostiarra. Catedrático de Ingeniería Eléctrica desde 1991, su trayectoria fue "brillante" en palabras de su amigo y colega Ricardo Echepare: "fue un hombre de gran mérito" en su vertiente científica.
Quienes lo conocieron subrayan de él su "buen humor". Plazagizon, txistulari, sensible, religioso, trabajador, txiste kontalari y gran conversador son otros adjetivos que usan para alabar sus cualidades personales. La parroquia de Santa María de Donostia acoge hoy el funeral en su honor.