Camino de ida y vuelta
La final del Cuatro y Medio, con Urruti e Irujo como máximos protagonistas, se celebra hoy en el Bizkaia de Bilbao
Bilbao - El dinero, siempre observa Juan Martínez de Irujo, no gana los partidos ni los rompe. A él, de físico potente y pelotazo largo, le dan igual las matemáticas. Los números son fríos y siempre cuentan con la duda razonable que ejerce la ley de la gravedad en las esferas de cuero: imprevisibles. Indomables. Aun así, el de Ibero es una máquina de romper calculadoras. Asumida su incomodidad en el Cuatro y Medio, pelotari de potencia y apreturas en la jaula, acumula con la de hoy (18.00 horas, ETB-1) ocho finales y tres cetros. Pero, en total, en una carrera tremendamente fructífera, asume el papel de hambriento devorador de mitos, alcanza el cartón 22 en asaltos al título -ocho del Manomanista, seis del Parejas y otros ocho del Cuatro y Medio- y posee trece triunfos oficiales -cinco del Manomanista, cinco del Parejas y tres del Cuatro y Medio-. “Sarna con gusto no pica”, que dice Patxi Eugi, su botillero. En campeonatos, puede convertirse en el pelotari más laureado en activo, al encontrarse en igualdad con Aimar Olaizola en trece txapelas.
Con el retrovisor en la cartera, a Martínez de Irujo se le desbordan las loas ya con 34 años recién cumplidos y doce temporadas como profesional. Caminos de ida y de vuelta, pero al delantero de Ibero está ya de retorno, por experiencia, siendo uno de los grandes. No obstante, tanto físicamente como técnicamente, el pelotari navarro no admite tachaduras en su historial: continúa en vena. Aun así, el verano le ha pasado factura al inicio del otoño y a su aterrizaje en el Cuatro y Medio. Su botillero, Eugi, puede ser la siguiente víctima en el historial de la distancia de su pupilo. “A ver si me pasa esta vez en txapelas, será bueno que lo haga. Ahí está el palmarés de cada uno, pero Juan todavía tiene camino por delante”, analiza el de Agoitz, quien afirma que “es normal que Juan se encuentre encorsetado, porque en el mano a mano puedes dar un pelotazo y marcar distancias contra pelotaris de menos golpe. Aquí hay que estar y estar”. Advierte el exmanista profesional que “veo la final al cincuenta por ciento. Juan no ha hecho un gran campeonato, pero su mejor partido ha sido en la semifinal. Ahora está en un buen momento” y agrega que “debo reconocer que Urruti es de los pelotaris que más me gustan. Pero no de ahora, desde hace cuatro o cinco años. Le veía en el mano a mano muy bien, con actitud y buenos movimientos, y ha tenido una gran evolución en parejas. Lo que le faltaba era hacerse físicamente”.
Si Irujo está en la vuelta, Mikel Urrutikoetxea se encuentra en el andén de ida de la élite del profesionalismo. Instalado por méritos propios entre los mejores del ránking manista, por su versatilidad en las diversas modalidades, atrevimiento y camaleónico arrojo, así como por unas cualidades extraordinarias y un alma de obrero en cuerpo de artista; al actual campeón del Manomanista, no le aprietan las presiones. El vizcaino es otro manista al que le gusta pescar en altura, más centrado en las pugnas en todo el frontón que en la línea que separa el bien y el mal entre el cuadro cuatro y el cinco. En eso se parecen Mikel y Juan. Son explosivos en el golpe. No obstante, la facilidad en la extensión de la pelota con el tiempo vencido del vizcaino, cuestión de serie, es todo un ariete aunque se encuentre en fase defensiva. Que se lo digan a Oinatz Bengoetxea, quien asumió desesperado que “así es imposible”.
Tiene 26 años el zaratamoztarra y un futuro brillante por delante; pero, la cuestión es que las baldosas amarillas del destino vienen colocadas por él mismo, por el trabajo. Suya ha sido la forja, a base de horas de gimnasio, batallas en el Olaburu de Iurreta y charlas con sus compañeros de fatigas, entre ellos los pilares de su andamiaje: Pablo Berasaluze y Josetxu Areitio. El delantero de Berriz, un fijo en las quinielas de los acotados hasta que tuvo que renunciar a la disputa por diversas lesiones, confiesa que “Juan ha jugado muchas finales y los dos están en un buen momento. Cualquiera de los dos puede llevarse la txapela”. Lo ve al cincuenta por ciento. A medias. El precedente del frontón de Bilbao, en el que el vizcaino ganó a Irujo con un triunfo meritorio, masticado a contracorriente, dice Pablo que no vale. “El precedente no sirve de nada. Es un día especial. Es una final. Hay nervios. En cuartos de final le ganó, pero esto empieza de cero”, argumenta el berriztarra, quien apostilla que “Mikel está mejor que entonces. En el choque contra Juan fue en el que más dubitativo estuvo, pero sacó el partido adelante. Aquella victoria le vino bien para creer en sí mismo”.
Y tanto. Levantó un 2-10 y un 9-16 con genio y potencia. Le sacó lustre el delantero a la volea con la diestra, metiéndole a Irujo en pared, buscando la defensa baja de zurda y la posterior entrega. Ahí cimentó Urrutikoetxea su primer golpe al campeonato. Fue un zarpazo. Un mordisco. Supo a gloria, porque la pelota, que le sale a 4G de la mano, le revolucionó una especialidad de la que ya es campeón en Segunda y en la que cuajó tardes de gloria en Primera. Le faltó, no obstante, en las últimas ediciones un poco de tiempo para prepararse, otra de las bases de su buen rendimiento en esta ocasión. Lo especial que es Mikel ayuda: “Siempre le he visto condiciones para jugar en todas las especialidades. Tenía que entrenar e inculcarle muchas cosas. Hoy en día, el Cuatro y Medio se juega rapidísimo. Si no te amoldas, apenas tienes nada que hacer. Ellos, por velocidad de piernas o fuerza, te pueden ganar”, dice Pablo.
Su consejero desde la silla admite que le ha visto entrenar y que “se le ve con confianza, se le ve bien y con ganas”. “Está tranquilo. Cuando hablo con él, comenta que apenas piensa en el partido. Es lo que tiene que hacer. El día de la final es cuando hay que sacar ese nervio”, argumenta Berasaluze II. Aun así, sabe que Irujo es “un pelotari muy complicado”, con gran pasado en el acotado. “Como en la eliminatoria contra Oinatz Bengoetxea, a Mikel se le ve agresivo, valiente y muy atento por lo que puede hacer el contrario. Si juega así, tiene muchas opciones de tener el partido en la mano”, finaliza el berriztarra.
El dinero, la revancha, el círculo El círculo del campeonato para los dos pelotaris se cierra hoy, tal y como empezó, en la misma cancha en la que comenzaron su Cuatro y Medio en octubre. Revela Eugi que “Juan estaba muy justo físicamente, venía de unos Sanmateos y un final de verano muy duro y no pudo prepararse como le hubiera gustado. Ahí acuso el tema físico. Asimismo, hay que reconocer que la segunda parte de Urrutikoetxea fue de quitarse el sombrero. Hizo seis o siete remates perfectos, inapelables, y fue justo vencedor”.
Aun así, con el pasado a favor de Mikel Urrutikoetxea, la vuelta de ese envite vuelve a tener a Juan Martínez de Irujo con la confianza de la cátedra, que no “vale para nada”. Aun así, las circunstancias cambiarán. El despegue del delantero de Zaratamo, finalista por vez primera en la jaula, se verá testado por un pelotari curtido en la materia y con aroma añejo. Dicen que la experiencia es un grado, pero también el descaro.