Duración 42 minutos; 14:24 de juego real.
Saques 1 y 1 falta de Irujo por 1 de Berasaluze VIII.
Pelotazos Se cruzaron un total de 283 pelotazos a buena.
Tantos en juego 5 de Irujo, 12 de Berasaluze VIII y 3 de Zubieta.
Errores 1 de Irujo, 2 de Berasaluze VIII, 5 de Beloki y 4 de Zubieta.
Marcador 0-2, 1-2, 1-3, 3-3, 4-4, 6-4, 6-6, 7-6, 9-6, 9-7, 9-9, 9-12, 10-13, 12-13, 12-14, 12-15, 12-19, 13-19 y 13-22.
Incidencias Muy buena entrada en el Izarraitz de Azpeitia.
bilbao. "Lo que has conseguido está ahí, está muy bien, pero nada más. Lo que cuentas es el presente y el futuro. Lo otro es pasado". Corresponde la reflexión a Juan Martínez de Irujo después de entronizarse, imperial, por cuarta vez en el libro dorado del Manomanista. Adosado al delantero de Ibero competía otro tótem de la especialidad, Rubén Beloki, cuatro txapelas lucen en su dilatada y exquisita biografía. Dos mitos para una pareja de ocho coronas, imperial, insuficiente, empero, para soportar el inigualable despliegue y derroche de Aitor Zubieta, inalcanzable en la noche azpeitiarra del Izarraitz, una velada iluminada por el foco de una estrella incandescente asistida por Pablo Berasaluze, otro manista genial cuando se trata de la prestidigitación y las distancias cortas. El delantero de Berriz, extremadamente afilado en el frente de ataque, se catapultó con osadía y acierto desde las brazadas de Zubieta, colosal una vez más en la trastienda. El de Etxarri-Aranatz es un gigante que juega a pelota.
La expansión de Aitor, su crecimiento resulta geométrico, es magnífico, bestial, y no se le intuyen límites porque ha serenado su juego y ha ganado en consistencia. No existe en la actualidad un zaguero capaz de medirse en impacto y jerarquía a Zubieta, capaz de gobernar cualquier situación porque su pegada pertenece a otra dimensión. Genera unos destrozos difíciles de cuantificar por la ingente cantidad de escombros y daños colaterales que ocasiona tanto con la derecha como con la zurda. A estas alturas es complicado discernir cuál es la mano buena. No necesita más que un simple pestañeó el etxarriarra para imponerse. Así que si su delantero muestra una versión más o menos aceptable, es imposible discutir a Zubieta, cuyo radio de acción es cada vez más amplio. Lo evidenció nuevamente en la noche del sábado en Azpeitia.
A su irrebatible actuación se le sumó la no menos brillante participación de Pablo, que no hizo prisioneros. Siendo cierto que remató en posiciones ventajosas, -"jugar con Aitor hace que tengas muy buenas opciones", se sinceró- no lo es menos que su efectividad resultó abrumadora. No dio puntada sin hilo el berriztarra, que se elevó varios cuerpos sobre Martínez de Irujo, con la derecha más recuperada, en cuanto el duelo se aproximó al frontis. El delantero de Ibero y Beloki ofrecieron su perfil más fotogénico en el primer tramo (9-9, 12-13) cuando Zubieta aún trataba de calibrar la artillería de sus brazos. Las dudas iniciales de Aitor dieron algo de resuello a Beloki, siempre a la espalda de Zubieta, que abre huecos de tuneladora.
el martilleo de zubieta Una vez adquirida la temperatura al duelo, el zaguero de Etxarri-Aranatz martilleó sin clemencia a Beloki, varios metros alejado del apellido impreso en la zamarra de Aitor, que, obstinado en el derrumbe, cuando no sacudía con la diestra, lanzaba un directo con la zurda. A Beloki no le quedaba otra que refugiarse en la trinchera y apelar al espíritu numantino y a su currículum de leyenda. Sucedió que eso no le alcanzaba para sobreponerse al forzudo Zubieta. Así que sus envíos, destensados por la distancia que debían recorrer, los rebañaba la muñeca ágil, artística y firme de Pablo, magistral en la concreción. La tarea de desgaste de Aitor derrocó a Beloki, sufriente, y desactivó a Juan, cuyo peso en el partido fue decayendo, una vez atravesado el entreacto. Mientras tanto Berasaluze VIII y Zubieta despegaron con celeridad hacia el triunfo una vez que Aitor impulsó con enorme energía a Pablo del modo que lo hacen los gigantes. Zubieta es uno de ellos.