Duración 35:12 minutos; 6:20 de juego real.
Saques 8 de Xala (tantos 2, 4, 8, 12, 13, 14, 15 y 18).
Pelotazos Se cruzaron 137 pelotazos a buena.
Tantos en juego 2 de Gonzalez por 8 de Xala.
Errores 5 de Gonzalez por 3 de Xala.
Marcador 0-8, 1-8, 1-10, 2-10, 2-15, 3-15, 3-19, 5-19 y 5-22.
Incidencias Muy floja entrada en el Astelena de Eibar. De salida se cantaron posturas de 100 a 80 favorables a Xala. Ejercieron de botilleros Ramuntxo Muxika (con Gonzalez) y Aitor Zubieta (con Xala).
eibar. "No estaba para jugar y si físicamente estás mal, en el Manomanista no hay nada que hacer", mascullaba resignado Sèbastien Gonzalez tras la tunda que le propinó Xala, varios cuerpos por encima del azkaindarra, que ofreció su peor versión, de aspecto tullido. Se aproximó Gonzalez a las mejillas de la nada por su herrumbre física, focalizada en el gemelo derecho, que le pinzó la mente a tal punto que Sèbastien estuvo más pendiente del parpadeo de las luces de emergencia que centelleaban desde las tripas del ojeroso y laminado músculo que de Xala, "pensaba más en la pierna que en el partido y así no se puede", se sinceró Gonzalez, zarandeado sin piedad, de punta a punta, por Yves en una modalidad que lo expone todo de manera cruenta a modo de las autopsias, que no dejan recoveco por descubrir. "Necesito un mes de reposo para recuperarme. Pedí a la empresa no jugar pero me dijeron que no había sustitutos. Sin embargo, a Aimar le sustituirá Begino. No entiendo nada. El Manomanista es el campeonato que más entrenamiento requiere y yo no puedo prepararme de la manera que hay que hacerlo, así que...". Xala también está pendiente del apartado físico, -"todavía me falta algo de preparación", apuntó-, pero con lo que tiene, la dinámica del Parejas, su efecto tractor a la vez que terapéutico, le alcanzó para vencer a Gonzalez, ausente del pulso. No estuvo Sèbastien ni en cuerpo ni en alma.
Requiere la lucha individual de todos lo sentidos, de la máxima atención, de vigor físico, de convencimiento, de golpe, de táctica, de estupendas piernas y mejores pulmones, de visión periférica... y nada de eso colgó del armazón marchito del azkaindarra, contrariado del todo, enojado consigo mismo, sometido desde todos los flancos por el lekuindarra, que se movió con indudable solvencia por las coordenadas de la eficacia desde el arranque. No necesitó Xala de un ejercicio extraordinario, no se lo requirió su rival, apocado, extraviado, vencido el corazón por la carne. Jamás fue capaz Gonzalez de asomarse al nudo gordiano del duelo, sin aristas para Yves, que jugó desde la butaca por la escasa resistencia de Gonzalez, que incluso cuando pudo alzar mínimamente el vuelo en lances aislados, -el dominio de Xala era incontestable- se estrelló de mala manera. No le funcionó ni la vista a Sèbastien, que falló en los tres cálculos que realizó con la mirada: en dos saques, en los que se adelantó y que dejó pasar creyendo que serían falta, y en la apertura final de Xala al ancho, que botó un palmo antes de la línea de contracancha mientras Gonzalez miraba con la solemnidad de un chamán el vuelo de la pelota tratando de empujarla al arcén. Evidentemente no lo logró y fue el azkaindarra el que se quedó fuera de foco, apagado, a la espera de mejores días, de algo de luz, engullida ayer en el Astelena de Eibar, incrédulo antes las prestaciones de Sèbastien, por lo más similar a un agujero negro.
xala, al galope Para cuando el delantero de Azkaine pestañeó y miró de frente al partido, Xala le había despellejado con un parcial desquiciante: 10-1. No conseguía Gonzalez, atrincherado en la volea, lo único que no se le derrumbó del todo, acercarse ni por un instante al lekuindarra, bien posicionado, con el golpe fresco y las piernas ágiles. Sin necesidad de arabescos ni excesos virtuosos, centrado en el asunto, -Zubieta, su botillero, siempre animoso, hablador, "a veces pensaba que quería salir a jugar", dijo Xala con ironía, no dejó que se desenchufara- se postuló a un triunfo comodísimo. Mandaba Yves en el peloteo, un mal presagio para Gonzalez, un pegador. Encajó el azkaindarra la friolera de ocho saques, algunos de ellos muy plácidos. Demasiados contratiempos como para sobreponerse al fulgurante Xala, que dejó a Sèbastien vacío, en cuerpo y alma.