EN la NFL, el apodo Mr. Irrelevant, el señor irrelevante, se aplica al jugador que cada año es seleccionado en el último lugar de su gigantesco draft. La razón es que la mayoría de esos jugadores tienen, en el mejor de los casos, carreras anónimas, pues muchos de ellos no llegan ni siquiera a debutar o son cortados incluso antes de que arranquen los entrenamientos. Desde 1976, alrededor de su figura se viene desarrollando toda una liturgia que incluye la Irrelevant Week en Newport Beach (California), en la que el agraciado, junto a su familia, es agasajado con todo tipo de actividades (torneos de golf, cenas con discursos, premios…), algunas de ellas de su propia elección. Muchos de los ganadores optan por jornadas de diversión en Disneyworld, piden conocer a sus ídolos deportivos y se dice que uno quiso asistir a una discoteca de lujo acompañado por Paris Hilton. Brock Purdy, Mr. Irrelevant en 2022, optó por un parque de atracciones mucho más modesto, Knotts Berry Farm, donde jugó a fútbol americano con sus mascotas, y sus actividades preferidas consistieron en hacer surf, participar en regatas de remo y perfeccionar su técnica a la hora de elaborar pizzas.

En su draft, 261 jugadores fueron seleccionados antes que él, ocho de ellos en su misma posición, la de quarterback, la más importante sobre el terreno de juego y la que centra casi todas las miradas, pero Purdy es de todo menos irrelevante. De hecho, menos de dos años después es una estrella de la NFL, uno de los factores que han hecho posible que los San Francisco 49ers disputen el próximo domingo la Super Bowl en el Allegiant Stadium de Las Vegas ante los Kansas City Chiefs del extraordinario Patrick Mahomes, el mejor quarterback de su generación y aspirante a entrar en rankings más históricos pues a sus 28 años acumula ya dos títulos y afronta su cuarta final en las últimas cinco campañas.

La historia de Purdy es digna de guion de Hollywood porque en absoluto estaba destinado a lucir vitola de gran estrella. Nacido en Queen Creek (Arizona) hace 24 años, pasó cuatro cursos notables en la NCAA con los Iowa State Cyclones, pero los ojeadores no le auguraban nivel para la NFL. Sacaban a la palestra su escaso nivel atlético y ponían muy en duda la capacidad de su brazo para ser efectivo en el ecosistema profesional, tanto en cuanto a fuerza como a variedad de lanzamientos. Por aquel entonces, 2022, San Francisco buscaba un tercer quarterback y decidió invertir en él la última selección de la séptima ronda del draft. Kyle Shanahan, técnico de los 49ers, iba a darle la titularidad al joven Trey Lance, seleccionado con el número tres en el draft anterior tras un traspaso costosísimo para la franquicia, con Jimmy Garoppolo como suplente. Purdy ni siquiera iba a figurar entre los jugadores disponibles los días de partido. Pero Lance se lesionó en el segundo choque de la temporada y el novato ascendió un peldaño. Tras un par de apariciones esporádicas en el campo, Garoppolo se lesionó también en la 13ª semana de competición y todas las cabezas se giraron hacia Purdy. Salió con el partido en curso y lanzó dos pases de touchdown y una intercepción y acumuló 210 yardas aéreas. La siguiente semana, en su primer choque como titular, batió a los Tampa Bay Buccaneers del mítico Tom Brady con una gran actuación personal y sus padres en la grada. Habían comprado las entradas con muchísima antelación con la única intención de ver en acción al mejor jugador de la historia. Por aquel entonces, las posibilidades de que su hijo figurara sobre el verde eran prácticamente inexistentes.

Purdy ganó sus cinco partidos como titular en el cierre de la temporada regular de 2022, firmando varios récords de precocidad en la NFL, y en los play-offs llevó a los suyos hasta la final de conferencia, donde acabó retirándose lesionado y los 49ers perdieron contra Philadelphia. Tras completar su recuperación, fue nombrado titular para el curso 2023 y su rendimiento ha sido magnífico: 4.280 yardas aéreas, 31 pases de touchdown y solo once intercepciones. Seleccionado para la Pro Bowl y líder de la NFL en rating de pase y yardas ganadas por lanzamiento, en las eliminatorias por el título sufrió tanto contra Green Bay como frente a Detroit, pero en ambas citas dio un paso al frente en el último cuarto para ser decisivo en las victorias.

Purdy es una joya para los 49ers, que buscan su sexta coronación en una Super Bowl tras una sequía que dura desde 1995, no solo por sus prestaciones en el juego sino también por su bajo sueldo, lo que les permite reforzarse con estrellas en otras posiciones. En una NFL en la que los quarterbacks acumulan contratos estratosféricos –Mahomes firmó en 2020 por diez temporadas y 450 millones de dólares mientras que Joe Burrow, de los Cincinnati Bengals, ganará 275 en cinco cursos–, Purdy firmó en su día por 3,7 millones por cuatro ejercicios. Ni siquiera figura entre los 45 jugadores que más dinero ganan en San Francisco y más de 70 QBs de la liga, compuesta por 32 franquicias, superan los 870.000 dólares que ingresará por este curso. De hecho, su suplente, Sam Darnold, quintuplica esa cifra pues se ha embolsado 4,5 millones. En un giro de los acontecimientos que ni el más optimista podía esperar, Mr. Irrelevant 2022, que aún comparte apartamento con un compañero de equipo, puede ascender al Olimpo 49er junto a los míticos Joe Montana y Steve Young.