Era el boxeador del pueblo. El púgil que aglutinó la capacidad de ser un reflejo para todo aquel que persigue sueños. El tipo que quitó la ceguera e iluminó las ilusiones de quienes podrían encontrarse ante el abismo de renunciar a un modelo de vida. Era un Rocky Balboa de Otxarkoaga. Sabía perder, como demuestra su capacidad para levantarse y regresar fortalecido al ring. Pero también sabía ganar; lo hizo en 27 de sus 38 combates profesionales. Alcanzó cotas que él mismo consideraba insospechadas cuando vislumbraba sus futuros combates vestido con el calzón de la bandera mexicana mientras repartía bebidas para el sector de la hostelería: doble campeón de Europa, un título FIB Internacional y cuatro veces campeón de España del peso pluma. Su popularidad trascendió del barrio que le vio crecer y que el sábado quiso arroparle en su despedida, junto a familiares y amigos en La Casilla de Bilbao.

Andoni Gago colgó los guantes a sus 38 años, la noche del sábado al domingo, con un récord de 27-6-4, 7 KOs tras imponerse en su último baile al panameño Irving Berry (23-11-2, 10 KOs) a los puntos en un pleito pactado a seis asaltos. La velada rotulada como El adiós al Machito se cerró por lo tanto como el mejor homenaje para un boxeador que despertó el adormecido boxeo vizcaino y vasco para dar paso a una nueva época de gloria con una hornada de boxeadores que siguieron el camino desbrozado por Gago: Kerman Lejarraga, Jon Fernández o Jon Míguez, entre otros. 

Gago trascendió de los cuadriláteros por una capacidad de sacrificio nada común. A las cuatro de la mañana estaba corriendo como Rocky por las calles de Filadelfia para seguido comenzar una jornada laboral que se prolongaba hasta las cinco de la tarde, cuando regresaba al gimnasio a echar unas manos, para sacar esa pasión por la que no descansaba. Pero jamás se quejó de su rutina. Al contrario. Le hacía fuerte. Era un boxeador de barrio, curtido por el estilo latino, el de esos mexicanos que solo conciben el deporte del boxeo dando pasos hacia adelante, sin cuartel, dirigidos a por las distancias cortas, el júbilo del público. Por ello y por sus loables resultados puede estar orgulloso El Machito de Otxarkoaga, todo un ejemplo de humildad y perseverancia. Honor y gloria.

“Ahora, a recibir puñetazos de los chavales, que no son tan duros”, se despidió, confirmado que seguirá vinculado al Noble Arte, pero desde la perspectiva de la formación. Lo hizo, cómo no, con la camiseta del equipo de fútbol de Otxarkoaga ceñida y con una txapela con la fecha de su despedida grabada junto a un “Eskerrik asko”. Las gracias son del público por haber conocido al Andoni Gago boxeador merced a su espíritu de sacrificio, el que le llevó tan lejos.

Gago trata de golpear al panameño Irving Berry. Borja Guerrero

Naiara Olmedo, campeona de España

En esa misma noche se decidió además el Campeonato de España de Peso Pluma, cinturón que se ciño la también boxeadora de Otxarkoaga Naiara Olmedo (4-4-0,1 KO), que venció a la eldense Eva Cantos (9-14-1, 2 KOs). Olmedo venció por decisión unánime a los puntos después de ocho asaltos.