Jon Rahm dejó pasar la oportunidad de acercarse a los puestos de cabeza en The Memorial Tournamement en un día de movimiento en el que el dígito del liderato cayó dos golpes y hubo varios cambios en la identidad del ocupante del primer puesto provisional. Muirfield Village sigue estando fiero y poniendo en apuros a todos los jugadores, tanto que el propio Jack Nicklaus, el dueño del torneo y del campo, ha reconocido que está siendo cruel en algunos hoyoss. El de Barrika no fue una excepción a estos problemas en una vuelta en la que le abandonaron los puntos fuertes de su juego y apenas pudo procurarse buenas oportunidades de birdie y algunas de las que tuvo las desaprovechó. Cerró el día con 74 golpes y en el vigesimotercer puesto, empatado con otros diez jugadores.
Como le ocurrió en las dos jornadas anteriores, hizo bogey en el hoyo 1 en el que ya tuvo que jugar una bola provisional porque su impacto de salida se fue muy a la izquierda. Esta vez no pudo darle la vuelta a la ronda porque sus golpes estuvieron muy desajustados. En el hoyo 4, cometió otro bogey que confirmó las malas sensaciones que le acompañaron durante los 18 hoyos de una de sus peores vueltas del año, más que nada porque apenas hubo momentos que rescatar.
Sus estadísticas ayer fueron demoledoras. Solo pudo coger cinco de las catorce calles y nueve de los dieciocho greenes en regulación. Así que tuvo que emplearse en la mayoría del recorrido en labores de recuperación sin más aspiraciones que acumular pares. El solitario birdie llegó en el hoyo 7, el único par 5 al que pudo robarle ayer algún golpe. De hecho, en el 11, otro hoyo largo, firmó el tercer bogey tras mandar la bola al agua. Un par de errores en putts muy cortos elevaron su frustración y eso que en el tramo final dejó un par de magníficos golpes largos desde las trampas de arena. Pero sus números con el putt ayer lo dicen todo: solo un jugador estuvo ayer peor que Rahm en los greenes, donde el barrikoztarra perdió casi cuatro golpes sobre la media del campo. Es algo excepcional para mal ya que su promedio en la presente temporada de algo más de cinco birdies por vuelta es el mejor en los últimos 40 años en el PGA Tour.
Lo mejor de todo es que quizás al barrikoztarra aún le queda en su bolsa una vuelta brillante en Muirfield Village este año y si la saca hoy no es descartable que pueda aspirar al triunfo. Por ejemplo, Keegan Bradley hizo ayer siete golpes bajo par y eso le permitió escalar más de 50 posiciones. Pese a todo, Jon Rahm no perdió golpes respecto al liderato por el que pasaron Justin Suh, Hideki Matsuyama, que dilapidó una ventaja de tres goles, y Mark Hubbard, para acabar compartido en -6 por David Lipsky, un jugador sin victorias en el circuito. Rory McIlroy y Si Woo Kim. Con 31 jugadores en cuatro golpes, el torneo está muy abierto y puede pasar de todo, incluso que Rahm pueda darse una segunda oportunidad. Ayer tuvo un accidente, pero puede ser solo de chapa y pintura. Y, además, hoy jugará con Scottie Scheffler. Los números 1 y 2 del mundo, discretos hasta ahora en The Memorial, pueden aliarse en busca de una remontada que no es imposible.