Jon Rahm salvó una situación delicada en el Farmers Insurance y podrá jugar el fin de semana después de una reacción excelente en el último tercio de su vuelta de ayer jueves en Torrey Pines para pasar el corte. El golf es un deporte complejo, no se puede estar siempre brillante y ni siquiera jugar en su campo favorito, en un entorno en la costa de California que recuerda a su Barrika natal y en el que ha ganado dos veces y ha sido una vez segundo y otra tercero, le libró de pasar apuros en un inicio de año en que su juego fluía. Pero, al final, no solo encontró la inspiración y la precisión que le acompañan desde la primera semana de 2023, sino que llega al fin de semana con todas las posibilidades abiertas en la cita de San Diego.

El actual número 3 del mundo empezó por el hoyo 10 la segunda jornada, disputada en unas condiciones complicadas por un viento que no dejó de azotar y subió en cuatro la media de golpes, con dos birdies consecutivos que elevaron sus opciones en el torneo. Primero hizo birdie tras tirar para eagle y luego embocó con un chip desde fuera de green para un arranque inmejorable. Pero a partir de ahí le tocó sufrir en el campo. Un bogey en el 12 y otro en el 18 le devolvieron al par en el día y a uno bajo par en el acumulado, lo que le dejaba a un par de golpes de un corte que se movía entre el -1 y el -2.

La tónica cambió desde el arranque de la segunda mitad del recorrido cuando Rahm empezó a precisar sus golpes desde el tee y a dejar la bola más cerca de las banderas. El conocimiento del campo le llevó a no desesperarse porque su momento tenía que llegar. Ocurrió en el hoyo 5, un par 5, en el que un soberbio segundo golpe le dejó la bola a apenas un par de metros del agujero y se anotó un eagle que le metió en el corte y le permitió dejar atrás a más de veinte jugadores. El barrikoztarra encontró en el toque a tiempo y en el hoyo 6 firmó otro birdie que le disparó hasta el top 30 provisional y a una zona de seguridad. Incluso alcanzó a su compañero de partido Justin Thomas, que unos hoyos antes le había llegado a sacar siete golpes de ventaja.

Con el acelerador a fondo, Jon Rahm se transformó de nuevo en una máquina de jugar al golf y siguió descontando golpes. En el 7, un par 4, un monumental golpe desde el tee le dejó otro putt de eagle que no era sencillo. Sin embargo, su envío tocó el hoyo y se salió. Fue otro birdie para ingresar entre los veinte primeros, una situación impensable solo un par de horas antes. El líder de la FedEx Cup no frenó y en el 8, un par 3, logró otro birdie que suponía un recorte de cinco golpes en cuatro hoyos.

Quedaba la traca final del par 5 del hoyo 9, pero Rahm no pudo ir recto a la bandera y acabó con el par gracias a precisar un chip comprometido desde el rough que protegía el green. Después de todo, el balance de la segunda jornada fue de 67 golpes, cinco bajo par, que al cierre de esta edición era la mejor vuelta del día y le llevó a la Casa Club con -4, a solo tres golpes de segundo puesto porque el líder destacado y sorprendente era Sam Ryder con doce bajo par. “Estoy contento de haberme dado opciones de nuevo. Quería recuperar, sobre todo porque jugaba en el Campo Norte, que es más sencillo. Estaba jugando bien, pero los putts no entraban. En el 5, cogí la confianza que necesitaba”, explicó tras su ronda.