bilbao - Rafa Nadal quiere seguir el camino de otra leyenda y, como Roger Federer, también se coló en los cuartos de final del Abierto de Australia, la primera vez que alcanza esa ronda en un Grand Slam desde Roland Garros en 2015. El tenista de Manacor superó la dura resistencia que ahora mismo supone Gael Monfils, número 6 del mundo, para demostrar que mental y físicamente ha recuperado su mejor tono.
A él y a Federer el parón del final de la temporada pasada, obligado por sus lesiones, les ha venido de maravilla para recuperar la frescura en su juego y ahora ambos aspiran a volver a una final de Grand Slam, aunque les quedan un par de pasos complicados. Mats Wilander debe ser de los pocos que no desean otro duelo entre Rafa Nadal y Roger Federer. El sueco, ahora comentarista, prefiere ver “caras nuevas”, pero el ambiente que se está creando en el Melbourne Park le contradice.
Nadal dominó a Monfils con autoridad en los dos primeros sets. Su golpe de derecha, profundo y pesado, arrinconó al galo, que se encontró 6-3 y 6-3 abajo. El parisino, no le quedaba otra, empezó a arriesgar, con saques y derechas furibundas, y eso le llevó a anotarse el tercer set (4-6) y ponerse con 4-2 a favor en el cuarto. Ese momento mostró a este recuperado Nadal, que el año pasado habría sido un mar de dudas, pero ayer respondió con determinación a la precipitación de Monfils para apuntarse cuatro juegos seguidos y cerrar el duelo, que acabó con sensaciones positivas. “Significa mucho porque empiezo la temporada jugando cuartos de final de un Grand Slam de nuevo, y especialmente en pista dura”, comentó el balear, al que le aguarda la próxima madrugada el mayor desafío ahora mismo en el circuito, ese Milos Raonic que cada vez está más cerca de ganar un Grand Slam.
El canadiense, tercer cabeza de serie, superó a Roberto Bautista en cuatro sets para firmar sus terceros cuartos de final seguidos en Australia y refrendar su favoritismo, ahora que Murray y Djokovic están fuera. Raonic firmó ante el castellonense 75 golpes ganadores, con 33 saques directos incluidos, una circunstancia que tiene bien presente Nadal. “Espero estar listo, necesito estar muy concentrado con mi saque y jugar agresivo. Si no lo soy, estoy muerto”, dijo con el recuerdo aún presente de su derrota ante el de Montreal hace un par de semanas en Brisbane: “Me fui quince minutos mentalmente y acabé en casa”.
Por esa parte del cuadro, el otro duelo de cuartos de final medirá al belga David Goffin, que avanza sin hacer ruido y eliminó al austriaco Dominik Thiem, y a Grigor Dimitrov. El búlgaro está en gran forma y acabó en cuatro sets con el cuento de hadas que ha sido el paso de Denis Istomin por el Abierto de Australia.
18 años después Para sueño, el de Mirjana Lucic-Baroni. La croata de 34 años superó a la estadounidense Jennifer Brady y se clasificó para los cuartos de final de un Grand Slam por primera vez desde 1999. Además, Lucic-Baroni no había ganado un partido en Melbourne desde 1998 cuando se estrenó con 15 años. Su rival será Karolina Pliskova, que avanza con mucha autoridad en el torneo, rumbo a una semifinal ante Serena Williams.
La de Florida, que será de nuevo número 1 del mundo si gana el Abierto de Australia, estuvo irregular ante Barbora Strycova, aunque solventó la papeleta en dos sets y se medirá en cuartos a Johanna Konta. La británica nacida en Sídney vive un momento dulce y aún no ha perdido un set, lo mismo que Serena, lo que anuncia un duelo equilibrado. “Es una de las pocas jugadoras que todavía están en acción y con las que yo crecí y que me hicieron querer ser una profesional del tenis. Es un gran honor y estoy deseando salir a la pista contra ella. Voy a apreciar cada minutos que esté ahí fuera”, comentó Konta, que hace un año fue semifinalista en Australia.