Madrid - El inglés Lewis Hamilton (Mercedes) reforzó su liderato al frente del Mundial de Fórmula 1 tras ganar ayer en Hockenheim el Gran Premio de Alemania, donde su compañero y rival Nico Rosberg, que falló en la salida, no pasó de un cuarto puesto que le deja a 19 puntos de su antagonista. Hamilton, de 31 años, logró su 49ª victoria en Fórmula 1, la sexta del año, al ganar en la pista germana por delante de los dos pilotos de Red Bull, el australiano Daniel Ricciardo y el holandés Max Verstappen, segundo y tercero, respectivamente, que desbancaron a Ferrari del segundo puesto del Mundial de constructores, que lidera asimismo con claridad Mercedes. Con este triunfo, el campeón británico se sitúa a solo dos triunfos de la segunda marca histórica en la categoría reina del automovilismo que detenta, con 51, el francés Alain Prost, cuatro veces campeón del mundo. Lejos aún, no obstante, está el estratosférico récord de 91 éxitos del heptacampeón alemán Michael Schumacher, cuyo hijo Mick fue espectador de lujo este domingo en el paddock de Hockenheim.

Hamilton le ha dado la vuelta a la tortilla. Tras ir 43 puntos por detrás de Rosberg después de las cuatro primeras carreras del año, que se anotó el hijo del mítico Keke -campeón del mundo en 1982 para Williams y Finlandia-; el inglés, que tomó el liderato hace una semana en Hungría, ha ganado seis de las últimas siete carreras. Y, con todo merecimiento, podrá dar rienda suelta a todas sus excentricidades en el periodo vacacional de un Mundial que no se reanudará hasta el último fin de semana de agosto en Spa (Bélgica).

Hamilton, que salía segundo, superó en la recta de salida a Rosberg, rebasado asimismo por los dos Red Bull y que en ese momento comenzó a hacerse el harakiri en una carrera en la que todos fueron a tres paradas, con predominio del compuesto superblando, combinado de forma preceptiva con el blando, menos usado. Si la salida del inglés fue buena, de espectacular habría que tildar la de Verstappen, que rebasó por el exterior de la primera curva a su compañero Ricciardo, cuya estrategia acabó funcionando mejor y le llevó al segundo puesto de un podio en el que festejó su Gran Premio número cien bebiendo champán desde la bota de la que previamente se había despojado.

Para colmo de males, tras su segunda parada -en la 28ª de las 67 vueltas que se dieron a la pista germana-, al haber perdido plaza respecto a Verstappen, que había entrado en boxes un giro después, Rosberg superó al holandés en la horquilla. Pero lo hizo de forma antirreglamentaria, sacándolo casi de pista, motivo por el que fue sancionado con cinco segundos, que cumplió en la tercera entrada en garajes y en la que se despidió incluso de soñar siquiera con el podio. Nico se disparó en un pie. Y Hamilton le asestó otro golpe psicológico justo antes de unas vacaciones en las que el inglés podrá soñar con el póquer: el de títulos.

Por detrás, Ferrari, que el miércoles había anunciado la marcha de James Allison, hasta entonces su director técnico, confirmó su mal momento. Y el alemán Sebastian Vettel, que encabezó entre 2010 y 2013 el cuatrienio glorioso de Red Bull, se tuvo que conformar, cerca de su Heppenheim natal, con ser quinto, por delante de su colega finés Kimi Raikkonen

Por su parte, en espera de ver si en 2017 McLaren da definitivamente el salto cualitativo que le haga recobrar las posibilidades de luchar por un tercer título, Fernando Alonso, que rodó casi siempre en los puntos, cedió la décima plaza a falta de un par de vueltas al mexicano Sergio Pérez (Force India) y la undécima a Esteban Gutiérrez (Haas) en el último giro. Mientras, Carlos Sainz le saca dos puestos (es décimo) y seis puntos en un Mundial en el que cada vez se ve peor al Toro Rosso, que en esta ocasión solo le permitió acabar 14º. El hijo del doble campeón mundial de rallys fue muy directo y calificó de “desastre” la jornada.