"Han sido los tres días más al límite de mi vida"
Alex Txikon se recupera con sus compañeros tras el intento fallido de hacer cumbre abriendo una vía en la cara norte del Kangchenjunga
bilbao - Alex Txikon ya descansa en el campamento base de la cara norte del Kangchenjunga. Todavía con el miedo en el cuerpo tras tres días de tensión y máximo peligro, el montañero lemoarra repone fuerzas. En la alta montaña no se triunfa al alcanzar las cumbres, sino al llegar de vuelta de una pieza tras una expedición. Y Txikon supo dar media vuelta cuando la montaña exigió una apuesta a ciegas para poder llegar a su cima. Al mediodía de ayer llegó al campamento base junto a Adam Bielecki, Dima Dmitri Sinev, Srtem Braun y Denis Urubko, el único que consiguió alcanzar la cumbre de 8.586 metros. Tan duros fueron los momentos vividos en el intento por inaugurar una nueva ruta por la cara norte de la tercera montaña más alta del planeta, que Txikon no tiene reparos en confesar que ha vivido "los tres días más al límite de mi vida".
El lunes todos los miembros de la expedición descendieron hasta el campamento 1. Allí se reunieron con Urubko, después de que este alcanzara la cumbre en solitario. Con las fuerzas al mínimo, decidieron esperar hasta ayer por la mañana para proseguir con el descenso al campamento base. "Hemos madrugado muchísimo y hemos llegado antes de mediodía al campo base", explicó el propio Alex Txikon. "No os podéis imaginar lo al límite que hemos estado. Han sido los tres días más al límite de mi vida. He llegado muy cansado, pero también muy, pero que muy, contento de lo que hemos hecho. Ahora me empiezo a sentir vivo de nuevo".
Sin embargo, el intento fallido parece haberse cobrado un precio en el andamiaje del montañero vizcaino: "Me duele mucho el pie izquierdo. Ahora me toca mirarme lo que tengo". Txikon escribía estas impresiones en su blog nada más llegar al campamento, donde relató, en forma de diario, todo lo vivido durante la última semana. Y en esas líneas dejó claro que antes de inspeccionar los daños de su cuerpo tenía una tarea más urgente: "Será la segunda cosa que haga recién llegado al campamento base. No os vais a creer cuál es la primera. No es ni beber agua, ni una Coca-Cola, ni coger la comida a pesar de llevar tres días sin comer. Es curioso, pero desde las 5.00 de la mañana hay una canción que me está dando vueltas en la cabeza. Una canción que en los momentos de flaqueza me ha hecho apretar los dientes y seguir adelante y llegar hasta el campo base: Oreka del grupo Berri Txarrak. Y así ha sido. Y ahora sí, ahora toca mirarme el pie izquierdo".