Bilbao - A pesar de su agilidad y su coste notablemente inferior a la vía judicial, el Tribunal Vasco de Arbitraje Deportivo es un gran desconocido en el ámbito deportivo.
¿Qué es?
-Es un órgano que se constituye en el seno de la Unión de Federaciones Vascas. Es el sistema mediante el cual personas naturales o jurídicas pueden someter, previo convenio, a la decisión de uno o varios árbitros cuestiones litigiosas que puedan surgir en materia deportiva. Este procedimiento acaba con un laudo que es directamente ejecutable y además puede ser utilizado como excepción en vía judicial.
¿Quiénes forman este Tribunal?
-Estamos tres personas: Emilio Usun, Luis Víctor de Lecea y yo, que soy la presidenta. Y luego están los árbitros.
¿Quién puede acudir a este Tribunal y cuál es su mecánica?
-A este Tribunal puede acudir cualquier club, federación, entidad deportiva o deportista para denunciar todo aquello que tenga relación con justicia deportiva.
¿Puede acudir al Tribunal solo una de las partes del conflicto?
-El procedimiento comienza con la interposición de una demanda de arbitraje. Esa demanda se traslada a la otra parte para que sepa que es demandada si nosotros consideramos que está debidamente formada y que es una cuestión susceptible de arbitraje. Esta parte tiene derecho a decir todo lo que considere oportuno. En ocasiones se puede considerar que no es una materia de arbitraje.
Una vez admitida la demanda, ustedes nombran un árbitro.
-Eso es. Siempre que las dos partes no han acordado la designación de un árbitro, nosotros procedemos a designarlo a partir de una lista que tenemos colgada en nuestra página web. Ahí todos los años se renuevan y se incorporan nuevos árbitros. A estos árbitros siempre les pedimos conocimientos en derecho deportivo para que puedan emitir resoluciones con visos de tener un carácter puramente jurídico. Hay que tener en cuenta que estos laudos sustituyen a sentencias. Es decir, en caso de no estar de acuerdo, se iría a la jurisdicción ordinaria pero como si fuera a todos los efectos ya una sentencia. Por eso la fundamentación de la resolución tiene que tener un cierto peso de carácter jurídico, independientemente de que le dotemos de la agilidad, la celeridad y de no estar procedimentado como si fuera a un juzgado al uso.
¿Qué ventajas tiene acudir a este Tribunal de Arbitraje?
-La celeridad y el coste. En primer lugar, para nosotros todos los días del año son hábiles. Se nos puede interponer una demanda de arbitraje el 7 de agosto, como ya ha ocurrido, con lo cual no se paraliza. El plazo máximo desde que se interpone la demanda hasta la resolución del laudo es de seis meses. Y el coste es mínimo en comparación con lo que supone ir a la justicia ordinaria.
¿Las partes suelen acatar el laudo?
-Sí. El laudo es una sentencia y en caso de no ejecutarse, se pedirá su ejecución. Pero vincula exactamente igual que una sentencia. Aquí lo que se logra es una flexibilidad, una cercanía con el árbitro. Hay un canal de comunicación que tal vez no encuentres en un juzgado, en el que todo está muy burocratizado. Cada vez se acude más al arbitraje sobre todo porque la ley de tasas impuesta por el Ministerio actualmente es muy dura y por cómo están saturados los juzgados.
¿Qué nivel de satisfacción hay entre las personas que acudido a este Tribunal?
-La gente queda conforme y cumple los laudos. El gran problema de esta capacidad de resolución de conflictos es que no es muy conocida. Es una pena. Nuestro mayor prescriptor son los propios abogados. Los abogados de deportistas y de federaciones ven en esto una resolución más económica y más rápida, por lo que ellos son los que nos recomiendan. Si el letrado es el que recomienda que se opte por esta vía y sistemáticamente se siguen poniendo más demandas, entiendo que el grado de satisfacción de esos clientes es óptimo. Si no, no volverían. Aprovecho para pedir a la gente que se ponga en contacto con nosotros. Estamos encantados de explicar a quien sea cómo funciona, para qué sirve. Es una pena que a los clubes y deportistas no les llegue la información sobre este tribunal.