dISCULPE, ¿es usted el hijo del Hubertus que participó en los Juegos Olímpicos de Sarajevo en 1984?". A Von Hohenlohe la pregunta se la hizo otro esquiador en una competición en 2008. Sonrió, como acostumbra a hacer siempre que está rodeado de gente, y respondió: "No señor, soy yo". El despiste de aquel incauto estaba totalmente justificado. Hubertus von Hohenlohe, o Hubertus Rudolph von Fürstenberg-von Hohenlohe-Langerburg, como reza su pasaporte, rompe todos los récords de longevidad en lo que a deportistas de élite se refiere. Hoy participará en el slalom de Sochi con 55 años. Siendo el deportista más viejo de la villa olímpica no extraña que la gente piense que se trata de algún descendiente de aquel exótico esquiador mexicano que debutaba en unos Juegos en 1984.

Hubertus se ha convertido en uno de los nombres propios de los Juegos de Sochi y no precisamente por sus prestaciones deportivas. Participar representando a un país como México, en el que la tradición por los deportes de invierno se reduce a los anuncios navideños de Coca-Cola, y contar con ADN de la realeza son méritos suficientes para que pueda explotar su don de gentes y sus encantos. Hubertus desciende de la familia principesca Hohenlohe, un antiguo condado y después principado de Alemania. Su padre era el príncipe Alfonso de Hohenlohe-Langerburg y su madre una princesa italo-alemana sobrina de Gianni Agnelli, el magnate de la Fiat. Se crió hasta los 10 años en México para después mudarse con su familia a España y Austria. Siempre envuelto por la más alta sociedad, se permitió estudiar en centros de Vorarlberg y Graz. En Austria creció su pasión por el esquí y en 1981 debutó en la Copa del Mundo. Desde entonces no ha abandonado las competiciones de élite, aunque su relación con los Juegos Olímpicos ha sido algo curiosa. Consciente de que su nivel deportivo no le permitiría clasificarse para estas citas, Hubertus no dudó en competir bajo la bandera mexicana. Esto le permitió debutar en los Juegos de Sarajevo y repetir en Calgary, Albertville y Lillehammer. Pero en los siguientes tres Juegos Olímpicos no consiguió clasificarse. Reapareció en Vancouver con 51 años, siendo ya el participante más veterano. Los de Sochi son sus sextos Juegos.

En Rusia, además, no ha pasado desapercibido, puesto que fue el artífice del calendario austríaco en el que la esquiadora libanesa Jackie Chamoun posó ligera de ropa, con el siguiente revuelo de las autoridades del Líbano.

"una pista empinada" Si Hubertus cumple con su promesa, en el slalom de hoy participará vestido con un mono decorado de mariachi. Seguramente sea su despedida de los aros olímpicos, algo que no le preocupa, puesto que siempre le quedará su carrera como cantante pop en Austria.

Cuestionado estos días por sus objetivos en el slalom, Von Hohenlohe no parecía muy ambicioso: "El primer objetivo es bajar, llegar a meta, porque veo la pista muy empinada, muy difícil. Creo que habrá mucha gente que se saldrá. Ya cuando esté arriba voy a querer ir rápido, pero no se sabe. Siempre cambia media hora antes el feeling. El hecho de estar ahí es una gran cosa".

Un golpe sufrido en la clasificatoria del slalom gigante le tiene algo tocado en la rodilla, pero él es optimista: "Ya me siento mejor. Creo que puedo quedar entre los cincuenta primeros clasificados".