El milagro sobre el hielo
Estados unidos y Rusia reviven hoy el mejor partido de hockey de la historia
creen en los milagros? ¡Sí!", sollozaba Al Michaels en la ABC cuando quedaban cinco segundos del que ha sido catalogado por la Federación Internacional de Hockey sobre Hielo como el mejor partido de la historia. Fue en los Juegos Olímpicos de Lake Placid en 1980 y en él la selección estadounidense se impuso contra todo pronóstico al combinado de la Unión Soviética. Hoy, en los Juegos de Sochi, Rusia y Estados Unidos reviven el duelo 34 años después.
Aquel choque en la liguilla por las medallas llegaba envuelto por las sombras de la Guerra Fría. El presidente Jimmy Carter había anunciado que Estados Unidos boicotearía los Juegos Olímpicos de Moscú por la participación soviética en la Guerra de Afganistán. En lo deportivo, la Unión Soviética era el gran favorito para llevarse el oro, tal y como había hecho en seis de los siete Juegos anteriores. En equipo estadounidense, en cambio, estaba formado totalmente por jugadores universitarios.
El pabellón de Lake Placid se llenó hasta la bandera y sus gradas se convirtieron en un hervidero yanqui con miles de banderas estadounidenses y continuos cantos patrióticos. En ese pulso psicológico, los soviéticos se negaron a retrasar cuatro horas la hora del partido y la ABC decidió retransmitir el encuentro en diferido para emitirlo en prime time. Hoy en día todavía hay muchos estadounidenses que aseguran que vieron el partido en directo. El entrenador de Estados Unidos, Herb Brooks, antes de saltar al hielo, leyó en el vestuario un juramento que era toda una declaración de intenciones: "Habéis nacido para jugar. Habéis nacido para estar aquí. Este es vuestro momento". Lo que sucedió después ha pasado a ser uno de los momentos más importantes del deporte norteamericano.
un vasco en la contienda Se dio la circunstancia de que solo dos semanas antes los dos equipos se habían medido en un amistoso en el Madison Square Garden en el que los soviéticos aplastaron a los anfitriones por 3-10. Viktor Tikhonov, el entrenador, diría después que aquella victoria "fue después un gran problema", puesto que sus jugadores infravaloraron al equipo americano.
La Unión Soviética contaba con un plantel lleno de estrellas. Entre ellos estaba Valeri Kharlamov, para muchos el mejor jugador de hockey de la historia e hijo de una vizcaina que huyó de la Guerra Civil a Rusia siendo niña. Kharlamov había sido ovacionado años atrás en Estados Unidos por sus excelentes habilidades, pero en este encuentro no pudo aportar demasiado. Poco más de un año después murió en accidente de coche.
Los soviéticos dominaron, pero cada gol que anotaban los americanos lo igualaban. Casi al final, Mike Eruzione superó al portero Tretiak, el mismo que el pasado día 7 encendió el pebetero en Sochi, y anotó el 4-3 que allanaba el camino hacia el oro.
Trece de aquellos americanos firmarían por una franquicia profesional de la NHL. Entre las excepciones estaba Eruzione, que se retiró a los 25: "Aquella victoria es a lo máximo que puede aspirar un deportista".