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¡Menudos campeones!

Centenares de niños pusieron toda su ilusión participando por primera vez en la Herri Krosa

¡Menudos campeones!Borja Guerrero

Mientras miles de atletas han dedicado la últimas semanas a entrenar,a poner a punto la mauinaria muscular y los pulmones para afrontar la Herri Krosa otros muchos que esperaban que llegase de una vez la mañana del domingo. Cuando uno sabe que va a correr por primera vez en una carrera de estas dimensiones es normal que duerma toda la semana con un gusanillo en las tripas. Es lo que les ha pasado estos días a cientos de niños que querían acompañar a sus aitetxus y amatxus en la Herri Krosa.

La lluvia no fue suficiente argumento para dejar a ala gente menuda en su casa, sin efundarse su camiseta con dorsal, así que la cola del pelotón se convirtió en algo parecido al patio de recreo de una ikastola. A medida que la carrera pasaba delante del público, en la retaguardia se acumulaban niños de todas las edades dispuestos a pelearse con el trzado bilbaino,

La herri Krosa es una carrera hecha a la de medida de todos. Muchos atletas optaron por recoger a sus retoños en algún punto intermedio del recirrido o en el último lilómetro de la prueba y poder así llegar a meta juntos. Otros, los más valientes, se atrevieron a afrontar todo el recorrido empujando los cochecitos de sus hijos e hijas. Hubo quien no se amilanó a pesar de tener que pasear a lo largo de diez kilómetros a sus mellizos. Ese fue el caso, por ejemplo de Philippe Govaert. Este flamencoafincado en Bizkaia desdehace años es un enamorado de laspruebas populares, tanto en bicicletacomo a pie, y ayer no dudó enpresentarse en la Gran Vía empujandodeCloe y Felipe, de 5 y 4 añosrespectivamente. Govaert llegabaa la meta satisfecho y feliz por laexperiencia: “Hemos hecho muybien el recorrido. Ha sido unapequeña pena la lluvia, pero por lodemás, todo ha sido fenomenal. Alfinal, es solo una horita de carreray se aguanta muy bien. La verdades que es como para repetir experiencia”.Eso sí, ya ha empezado alanzar un mensaje a sus hijos: “Yales he dicho que cuando sean unpoco más mayores les toca correra ellos”. Hasta entonces, los dos hermanos han decidido afrontar laHerri Krosa con filosofía: “Losniños han ido en el carrito comiendosus chuches”.

Eneko, de Bilbao, también quisoprobar suerte con los mellizosMartxel y Leiura, de tan solo 20meses. El aitatxu llegó a la metaencantado con al experiencia: “Hecorrido muchas veces la HerriKrosa, pero era la primera vez conellos. Ha sido una experiencia buenísima,preciosa”. ¿De dónde sacauno la idea de presentarse de esaguisa en la Herri Krosa? Eneko lotiene claro: hay que aleccionar alas nuevas generaciones cuantoantes. “Pensé que estos tenían queempezar a participar ya, desdebien temprano. El otro día, alhacer la inscripción, ya les dije alos de la organización que iba acorrer con dos bebés en el carro,pero quería hacer las tres inscripciones.Así que los dos han llevadosus camisetas”, explicaba trascruzar la meta. Parece que sushijos se tomaron de buen grado lainiciativa: “No han protestadonada. A mitad del recorrido se hanquedado fritos”. Por último, Enekoquiso destacar la colaboración detodos los compañeros de carrera:“Hay que decir que la gente se hacomportado genial, dejándonospasar con el carrito. Ha habidomuy buen ambiente. Ha sido precioso”.

Las caras de los más pequeños alcruzar la meta lo decían todo.Satisfacción, alegría... El sufrimiento,el cansancio y el esfuerzohabían merecido la pena. Además,para colmo, todos eran vencedores.Ellos fueron quienes más agradecieronel trofeo que la organizaciónles entregaba al terminar. Lamayoría se llevaban la medalla alcuello, un tesoro que seguro queconservarán dentro de un par dedécadas, cuando estén en la 46ª ediciónde la Herri Krosa dispuestosa codearse en la cabeza con losmás veloces.