bilbao. Iñaki Azkuna y Tommy Robredo se fundieron en un abrazo, el tenista de Girona ya se sentía campeón del Masters Tenis de Bilbao, pero faltaba algo, lo que hace única a la cita bilbaina. La txapela, esa que honra al vencedor y le hace sentir, por unos momentos, especial, diferente al resto. Un símbolo que reconoce los méritos del vencedor. Ayer, en la final del torneo de la capital vizcaina, se enfrentaron dos jugadores que ya saben lo que es ganar al máximo nivel y estar dentro de los 15 mejores del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). Aunque ahora no esté pasando por su mejor momento en lo que a resultados se refiere, Tommy Robredo, que ocupa la posición número 50, venció con solvencia a Nicolás Almagro, que está en el decimoquinto puesto de la clasificación.

Los dos saltaron al Bilbao Arena con muchas ganas. Buena prueba de ello fue la igualdad que imperó en el primer set, donde la solidez con el servicio fue la tónica del encuentro, y los dos pudieron llevarse sus saques con relativa facilidad. Sin embargo, en el séptimo juego de la primera manga las cosas cambiaron y el tenista de Girona pudo romper el servicio de su rival. No se vino abajo en ningún momento el murciano. Era su segunda final consecutiva en el Masters Tenis de Bilbao y no quería volver a perderla, como ya hiciera el año pasado frente a Ferrero. Por ello, sacó la casta que le caracteriza y le devolvió la ruptura en el siguiente juego.

Todo volvía a estar igualado. La calidad de juego iba en aumento y eso se trasladó al público, que se volcó en apoyar a los dos contendientes. Una vez pasadas las dos rupturas de saque, el choque volvió a igualarse y, así, se llegó al tie-break, donde el juego continuó por el mismo compás. Nadie dominaba y, aunque parecía que el primer set iba a ser para el tenista de Murcia, finalmente Robredo pudo remontar la pequeña ventaja que adquirió su rival y se llevó la primera manga por 7-6 y un tanteo de 8-6 en el tie-break.

se pierde la igualdad En una final disputada al mejor de tres sets, conseguir ganar la primera manga da mucha seguridad. Consciente de ello y, de que debería aprovechar cualquier oportunidad para sellar el partido de la manera más rápida posible, el tenista de Girona volvió a la cancha muy motivado y con las ideas muy claras. Almagro, por su parte, no estuvo todo lo cómodo que le gustaría en el inicio de la segunda manga y eso le pasó mucha factura. Fueron los peores momentos del encuentro para el murciano, que no podía hacer nada para frenar a su rival y veía cómo poco a poco iba perdiendo las opciones de poder luchar por conseguir la victoria. No se encontraba cómodo Nico al resto, y lo notó también con su saque.

Después de desperdiciar una ventaja de 0-30 en el tercer juego del segundo set, molesto quizás por las decisiones de los jueces -que estuvieron bastante dubitativos durante todo el encuentro-, el murciano se fue del partido y cedió su saque en el tercer juego. No estaba pasando por su mejor momento el número 15 del mundo, que estaba siendo incapaz de superar la buena defensa de su adversario. Después de ese momento de impasse y, sin querer perderle la cara al partido, trató de reaccionar, pero le fue en vano. Robredo siguió muy seguro con su saque, sin cometer demasiados errores y pudo hacerse con la victoria en dos mangas.

robredo, justo vencedor Al término del partido, el tenista murciano reconoció que Robredo había sido justo vencedor de la final y añadió que se le está atragantando ganar en el torneo, después de perder por segundo año consecutivo en la final de Bilbao. Tommy, por su parte, admitió estar "muy contento" por lograr la txapela y destacó que la clave había estado en ganar el primer set, lo que le había dado mucha seguridad y le ayudó a jugar más tranquilo.