El último ingrediente
España busca ante la República Checa y en Barcelona, cuna de su primer éxito, su cuarta "ensaladera"
bilbao. Cuando los ecos del público enfervorecido de Mar del Plata resonaban en su cabeza, cuando retumbaban los coros de "Verdasco tiene miedo", Fernando se motivaba. Emilio Sánchez Vicario juntaba las palmas de sus manos y salpicaba los nervios apartándose el pelo de cara. Verdasco se secaba el sudor, el banquillo español, encogido de emoción, le daba ánimos y poco después, el madrileño, enchufado, mandaba la bola donde Acasuso no pudo llegar. Entonces estrelló sus rodillas en el suelo, donde estampó sus puños con fuerza hasta revolverse, ser engullido por sus compañeros y perderse entre la marea roja. España conquistaba la Copa Davis en el territorio hostil de Argentina. Ahora, desde hoy y hasta el domingo, en Barcelona, el equipo capitaneado por Albert Costa busca su cuarta ensaladera, esta vez ante la República Checa, que intentará obtener el segundo trofeo de su historia, ya que su único título se remonta a 1980 cuando la entonces Checoslovaquia venció a Italia en Praga.
España ha aprendido las técnicas para conquistar esta competición, que cierra el curso. En este siglo la ha ganado tres veces -si vence de nuevo este fin de semana será el mejor equipo del milenio y se convertirá en la primera selección que revalida el título desde que Suecia lo hiciera en 1998-. El primer éxito llegó en 2000, en el mismo escenario de este año, el Palau Sant Jordi, que retrotrae a la melancolía de la primera final mágica, la que dio el triunfo a los españoles ante Australia, la que Albert Costa, ahora capitán, jugó junto a Joan Balcells, Alex Corretja, y el joven Juan Carlos Ferrero, que se enfundó la capa de héroe y que esta vez, nueve años después, ejerce el papel secundario de quinto hombre. Quien se apunta al guión estelar es David Ferrer. El alicantino se cuelga el número 2 y disputará los partidos de individuales, al igual que Rafa Nadal. Mientras que Fernando Verdasco, el segundo mejor tenista español por el ranking ATP (noveno) formará pareja con Feliciano López para el duelo de dobles, aunque Albert Costa podría recurrir al madrileño -que la pasada semana se lesionó la rodilla derecha en la Copa Masters y no está al cien por cien- para disputar el último punto si lo estima necesario. "David Ferrer ha hecho una preparación muy buena. Era el hombre perfecto. Y Fernando Verdasco tiene otro rol. Va a jugar el dobles y también tiene la posibilidad de jugar en el tercer día", aclaró el capitán del equipo estatal, que destacó que tenía bien claro desde hace días que el de Xàtiva jugaría como segundo de a bordo. El sorteo celebrado ayer deparó que sea Nadal quien abra el fuego ante Tomas Berdych, el número 2 checo, el jugador promesa que a sus 24 años no termina de madurar. Después, será el turno de Ferrer ante Stepanek, número 12 del mundo que contradice su aspecto seco con su carácter afable. Mañana será el turno del encuentro de dobles, el punto fuerte de los checos, Verdasco y Feliciano López se medirán a Jan Hayek y Lukas Dlouhy, el dúo que puede cambiar hasta una hora antes del partido en función de los resultados, sobre todo si Stepanek y Berdych deben mantener viva la final o cerrarla. "Creo que van a cambiar, estoy casi seguro", aseveró Costa, que sabe que Stepanek y Berdych no han perdido un solo choque jugando juntos. Si el domingo todavía está el título en juego, Nadal se enfrentará a Stepanek y Berdych hará lo propio en teoría frente a Ferrer.
la última sonrisa de nadal En su año más convulso, no por los resultados, aceptables, sino por el reconcomer de las lesiones, Rafa Nadal espera terminar la temporada ganando la Copa Davis, esa gloria que el año pasado le dio la espalda cuando su rodilla derecha le impidió jugar la final. El mallorquín, además, puede cerrar su particular círculo: empezó 2009 triunfando, con una marcha celestial entonada desde la pasada campaña, el Abierto de Australia y puede acabar sonriendo de nuevo. Es su terreno, es la tierra batida, es su oportunidad. "La única cosa que le importa es ganar. Mi motivación está en ello", proclama. Y los números de España le acompañan: lleva 17 eliminatorias como local sin perder y 19 sin conocer la derrota sobre arcilla.