Síguenos en redes sociales:

Pero, señores obispos, ¿otra vez a las andadas?

Pero, señores obispos, ¿otra vez a las andadas?

EN estos últimos días nos han legado los obispos españoles, supongo que no todos estarán de acuerdo, por ejemplo el arzobispo de Tarragona, otra muestra de su improcedente incursión, partidista e interesada, en la política española: la necesidad de unas elecciones generales. Soy un cura de casi 90 años y tengo el convencimiento de que, por parte de la jerarquía eclesiástica, se me ha faltado al respeto en muchas, demasiadas ocasiones, o por el mutismo ante situaciones políticas y económicas que exigían una seria denuncia o por su incontinencia selectiva verbal. Es el caso de ahora.

No me voy a remontar a las barbaridades, escritas o verbales, desde el advenimiento de la II República, en 1931. La Carta Colectiva del Episcopado, de 1937, dirigida al Episcopado mundial, justificando el golpe de estado, y “olvidando” su propia ausencia pastoral y profética en los desmanes sociales con los trabajadores del campo, de la minería y de la industria es un ejemplo acabado de tergiversación de la historia. Luego, durante la Dictadura se plegaron a Franco, con algunas excepciones como, por ejemplo la del el Obispo de Solsona, futuro Cardenal Enrique y Tarancón, denunciando y condenando la especulación de los alimentos, el “estraperlo”. A Tarancón habría que añadir al obispo de Las Palmas, el vasco Pildain, gran defensor de la libertad sindicial ante el sindicato único. Tarancón, ya presidente de los obispos españoles, lideró a los más abiertos del episcopado, a pesar de los vientos reaccionarios del Vaticano, intentando adaptar la pastoral en España al Concilio Vaticano II. Contó con la crítica acerada del Nuncio y de las sectas eclesiales en el poder y muy mal recibido por Juan Pablo II.

Tras Tarancón, los cardenales de Madrid Suquia y Rouco nos han configurado un episcopado gris, con una teología apolillada. Los más “listos” con unas ansias incontenibles de cazar herejes, ¡pobre J.A. Pagola!, nunca han tenido, ni ayer ni hoy, las mismas ansias por conocer en profundidad lo que se enseña en las escuelas de negocios regentadas por instituciones de la Iglesia, como el IESE, ESADE, DEUSTO, formadores de nuestros dirigentes empresariales. Este episcopado abducido por su gran preocupación por la moral sexual, el problema de los trans, la sanación de la homosexualidad, los matrimonios de parejas del mismo sexo, etc da la impresión de que no tienen tiempo para abordar los grandes problema de moral social, en los que se debate la base fundamental de las relaciones humanas y el seguimiento de Jesús: el amor. En España, como en otros sitios, se defrauda mucho a Hacienda, me gustaría ver una carta colectiva, por ejemplo, denunciando los paraísos fiscales. En nuestro país, demasiados políticos son y han sido verdaderos “chorizos” y corruptos con el dinero público. Y ustedes ni mu. Tenemos todavía navegando por los mares a un Rey impresentable por sus desmanes de variado tipo. Ni una palabra. En 1975 y tras la Marcha Verde dimos una patada en el trasero a los saharauis y hace un par de años, España los ha dejado a la intemperie. Durante muchos años decíamos que eran compatriotas nuestros y sus representantes se sentaban en la Cortes Pero los fosfatos se acabaron, los esquilmamos y aquí paz y después gloria. Y ustedes mirando de perfil, o no saben nada del Sáhara. El papa Francisco ya dijo que España no conocía su propia historia. La fotografía del episcopado español refleja, a un conjunto de hombres ensimismados en la defensa de pretendidos derechos de la propia institución, obsesos muchos de ellos con el tema del orden natural y casi todos afincados en aspectos de la Teología que a pocos interesan. La Iglesia institución, que no Jesús, tiene el riesgo de dejar de ser un referente para mucha, demasiada gente.