No me cabe ninguna duda sobre este eléctrico titular, a raíz de lo que contestó en una entrevista en momentos en los que rescataba su película ET para actualizarla. Comentó el por qué hizo La Lista de Schindler y Salvar al Soldado Ryan. Su alegato sobre el conocimiento de la historia, dicho por alguien con tanta modernidad innovadora, merece ser conocido para quienes les gusta el cine pero adversan nuestra historia.

Contestó así Spielberg:

“Creo que como nación y como seres humanos, sólo podemos ser mejores personas aprendiendo de nuestros logros. El no querer mirar atrás y no querer aprender de las tragedias y éxitos del pasado es negarnos el conocimiento y el orgullo de saber cómo hemos llegado hasta lo que somos hoy. Nada de lo que somos hoy en día sería posible sin la labor de muchas generaciones de las que probablemente no sabemos nada. Por eso creo que la historia es fundamental. Siempre me fue bien en el colegio en historia. Era la única asignatura que se me daba bien. Sin historia no tenemos elementos ni entendimiento para enseñar a nuestros hijos a comportarse en este mundo. Por eso he intentado interesar a mis hijos en el mundo de la historia y por eso hago películas sobre ella, porque me interesa personalmente, porque la historia cuenta mejores historias que la ficción -la realidad siempre supera a la ficción- y porque sé cómo hacerlo. Dude usted de los que ignoran la historia. O son unos ignorantes peligrosos o tienen algo que ocultar”.

Merece ser leído dos veces. Por eso seguramente hubiera hecho un documental sobre el Aberri Eguna, el día de la Patria Vasca, organizado por primera vez en 1932 por el BBB presidido por Luis Arana Goiri para recordar el cincuentenario de cuando él con su hermano Sabino dejaron la Euskal Herria carlista y decidieron innovar políticamente con Euzkadi, su himno y su bandera. Una nación que tenía todos los componentes de un estado y un mensaje diáfano.”Euskotarren Aberria, Euzkadi da”.

Y comento lo de la bandera porque viene a cuento con la fotografía que ilustra este trabajo. Vemos en ella a Don Manuel de Irujo, con 87 años, y a Sabin Zubiri izando la ikurriña nada menos que en el tejado de la entonces Diputación Provincial de Vizcaya (Bizkaia) en la Gran Vía. Es una fotografía increíble. Se celebraba en el salón de plenos la Asamblea de Parlamentarios Vascos compuesta por diputados y senadores elegidos el 15 de junio. La presidía el navarro D. Manuel de Irujo y estaba compuesta por todos los parlamentarios electos, navarros incluidos, pero las Juntas Generales no se habían renovado y la ikurriña era la bandera asumida por todos pero no reconocida legalmente. ¿Y qué hicieron? Subirse al tejado de la Diputación e izarla. Nadie soñaba el 19 de junio de 1937, cuando las tropas de Franco arriaron y persiguieron todas las ikurriñas que algo así podía suceder. Y sucedió. Posteriormente posaron en el mismo techo, parlamentarios de todos los partidos, navarros incluidos. Allí estuvo D. Manuel de Irujo, la personalidad política más importante de Navarra del siglo XX y Goyo Monreal así como otros. Y es que a navarridad nadie podía darle clase a Don Manuel que decía en los mítines que era “navarro hasta las cachas”.

Comento esto porque ustedes verán que cada vez más se equipara en todos los actos la ikurriña, circunscrita a la CAV, con la bandera de la Comunidad navarra en evidente intento de quitarle a la ikurriña su representatividad nacional porque, respetándola muchísimo, se trata de consagrar esas dos comunidades, cuando la ikurriña, perseguida en Navarra, es la bandera nacional de los vascos. Se comenzó cambiando Euskal Herria por Euzkadi, su himno y ahora se sustituye a la ikurriña. Hay una estrategia por detrás que desconoce que un navarro de Lizarra, como Irujo, amando a su bandera navarra, consideraba que la ikurriña era la bandera de todos los vascos.

La antigualla del Concierto

El Concierto y el Convenio navarro son antiguallas, decían Pujol y Roca en la discusión constitucional. “Nada hay más odioso que la recaudación, que recaude Madrid”, comentaba Miquel Roca. Para completar estos exabruptos la semana pasada, dirigentes de ERC dijeron enfáticamente, cuarenta años después de rechazarlo, que el Concierto es insolidario cuando es solidario y especial y tiene un riesgo unilateral, data de 1878 y tiene mecanismos solidarios como la aportación que hacemos al Fondo de Compensación Interterritorial. Pagamos el 6,24% de las cargas no incluidas en el presupuesto del estado, un porcentaje superior al peso de nuestra población.

Ante semejante ataque quiero hacer hincapié en algo que se da por hecho, sin paternidad alguna, pues parece que la devolución del Concierto cayó del cielo o tras una reunión de gentes de Bildu con el gobierno central. Pues no. Fue el PNV con su movilización en la calle quien lo logró y sobre lo cual Spielberg hubiera hecho otra película. Y lo cuento, pues vale la pena recordarlo.

Aquel año de 1980 tenía que haber sido el de los grandes acuerdos pero sin embargo fue el de los grandes enfrentamientos, agravado todo ello, por la acción criminal de ETA que convirtió aquel año en el de mayor número de atentados y muertos. Casi cien. Un horror. Como para plantear nada ante unos militares que preparaban su golpe.

En el campo de la puesta en marcha de las Instituciones vascas no existía la menor cultura política. El neófito Parlamento Vasco, que construía su sede física en Vitoria, sesionaba provisionalmente en la sede de la Diputación de Bizkaia, siendo secuestrado en junio por los obreros de Nervacero, que no dejaron salir ni al Gobierno Vasco ni a ningún parlamentario hasta muy avanzada la madrugada, y, cuando al poco se organizó una gran manifestación en Bilbao en apoyo de las recién elegidas Instituciones vascas, un grupo de contramanifestantes de la extrema izquierda quisieron reventar aquella marcha, no lográndolo, pero de la patada que le dieron a un militante del PNV le ocasionaron una oclusión intestinal que le propició la muerte. Se llamaba Ramón Begoña. No hubiera estado nada mal que EITB al informar sobre lo ocurrido en el Parlamento navarro recientemente con el intento de los manifestantes agriaros, en lugar de irse al Capitolio estadounidense hubieran recordado esta historia, silenciada una vez más, pues se trataba de un parlamento en sesión directa, nada menos. A EITB le falta un buen servicio de documentación, que lo creamos en su día, cuando aprobamos el Ente.

Y fue en este clima tan enrarecido cuando Suárez decidió viajar a Euzkadi en diciembre de 1980. En protesta y por iniciativa del PNV, 108 ayuntamientos de Bizkaia y de Gipuzkoa paralizaron sus actividades municipales tras la aprobación de un decreto de alcaldía que decía lo siguiente:

“Ante la visita del jefe del Gobierno español a nuestro país, hecho que se produce sin resultados positivos en cuanto al desarrollo autonómico, en el aspecto concreto de los Conciertos Económicos, esta Alcaldía decreta: la suspensión de la vida corporativa durante la estancia del jefe del Gobierno español, en señal de protesta por la total ineficacia de esta visita, que por tiempo indefinido condena a esta corporación a permanecer en la caótica situación de tesorería y falta de medios económicos necesarios para desarrollar su gestión con la mínima eficacia”.

Veinte jóvenes de EGI detenidos

Pero no solo fueron los ayuntamientos sino asimismo las Diputaciones, mientras las organizaciones municipales del PNV enviaban a la Moncloa un telegrama con este texto: “Suárez, no vengas sin la devolución del Concierto para Bizkaia y Gipuzkoa”. El 9 de diciembre eran detenidos en la Gran Vía, de Bilbao cerca de veinte jóvenes del PNV cuando pegaban carteles en favor de un estatuto con contenido. Fueron puestos de cara a la pared y trasladados a la comisaria por la policía nacional. Pero ese día pasó algo más. Algo insólito, ya que el viaje se inscribía en la devolución de visita que por parte del gobierno central hacía aquel 9 de diciembre al nuevo gobierno vasco. Se pretendía llegar a una salida a los principales puntos de desencuentro puestos encima de la mesa y en concreto los referentes al Concierto Económico y a la puesta en marcha de la policía autónoma.

El segundo día de la estancia de Suárez, el Diputado General de Bizkaia, José María Makua, había organizado una recepción con almuerzo en el palacio de la Diputación. Estando Garaikoetxea en el Palacio de Ajuria Enea en Vitoria recibió una premiosa y angustiosa llamada de Marcelino Oreja, que era el Delegado del Gobierno con rango de ministro. Al principio, había sido llamado Gobernador General, hasta que la protesta hizo que quedara en Delegado del Gobierno.

“Lehendakari -le suspiró Marcelino- te llamo en una situación terrible que nunca antes me había tocado vivir... Digo mal, sólo algo tan horrible me sucedió con Gadafi en Libia... Estoy casi enfermo del disgusto... Estoy en la Diputación de Bizkaia y el anfitrión, el Diputado General, Sr. Makua, no aparece, mientras todos los invitados esperamos un tiempo interminable sin que dé señales de vida y ahora me confirma un diputado que no va a aparecer... ¡Por favor, no permitas este desaire y ayúdanos a resolver esta situación kafkiana!”.

Efectivamente, la situación era insólita. El Diputado General había recibido instrucciones del partido después de haber cursado las invitaciones, y decidió que un diputado le sustituyera y ejerciera de anfitrión. Como la situación era muy tensa e iba a tener consecuencias, Garaikoetxea decidió trasladarse a Bilbao y allí encontró a Suárez compartiendo un aperitivo interminable con un montón de invitados, sin el anfitrión y con Marcelino Oreja hecho un mar de nervios. Suárez encajó inteligentemente la situación y las cosas terminaron sin aparente revuelo. Y como Garaikoetxea había quedado intrigado con las palabras de Marcelino cuando aludió a la humillación que le deparó Gadafi, imaginando lo peor, le preguntó por el tipo de vejación a la que le había sometido, le explicó algo parecido a que en cierta ocasión los había mantenido esperando horas muertas en una jaima...

En resumen. Fue el PNV, ni HB ni el PSOE, quien puso pie en pared este asunto vital que ahora, los catalanes, con buen criterio pero cuarenta años después reivindican.

Y un hecho que se me quedó clavado. En una recepción, estaba yo hablando con Txiki Benegas y se nos acercó directamente Suárez y nos dijo. ”Os lo cuento para que lo contéis. Solo cuando estuve decidido a dimitir (lo hizo un mes después) abordé la devolución del Concierto”.

Como decía Spielberg, hay gentes que no les gusta se cuenten estas cosas porque “o son unos ignorantes peligrosos o tienen algo que ocultar”. Certero diagnóstico. Es verdad. El motor de todo, absolutamente de todo lo conseguido ha sido por el trabajo y la constancia de los hombres y mujeres del EAJ-PNV desde 1979 y hubiera sido todo muchísimo mejor si ETA no hubiera existido y si el PSE hubiera sido autonomista de verdad. Por eso es bueno contar estas historias que Steven Spielberg las hubiera llevado al cine o a documentales para ser dados a conocer y repetir en el ente público vasco y no estar tan colonizados informativamente por todo lo que pasa en Madrid por una parte y por todo el manto de silencio que arrojan sobre la historia a cuenta de que hay que mirar al futuro, algo que siempre ha hecho el PNV, pero desde esa historia que reivindica un cineasta galardonado.