IÑIGO Agirre Kerejeta, de Elorrio, fue persona clave en la salida del PNV de la clandestinidad. Fuimos elegidos en febrero de 1977 para el Bizkai Buru Batzar presidido por Juan de Ajuriaguerra. Llevó a cabo la defensa de una de las ponencias que se aprobaron en aquella magna Asamblea de Iruña, la de Cultura que abarcaba euskera, medios de comunicación y todo lo que la palabra cultura encierra. Fue elegido en junio de 1977, diputado al Congreso, estuvo en toda la discusión constitucional y estatutaria, incluso en el 23 F y volvió a Euzkadi para ser miembro del Parlamento Vasco. Era el cerebro de la puesta en marcha de la primera televisión vasca ya que Radio Euzkadi había funcionado en Bilbao, Barcelona, Bayona y Venezuela, y, desde la calle Marqués del Puerto, ahormó un grupo que fue la génesis de la actual EITB. Yo fui el primer presidente de la Comisión Parlamentaria de medios y el primer presidente del Consejo de Administración de EITB. Lo digo para que el comentario fácil de los que desechan opiniones distintas a las suyas no nos descalifique automáticamente como es costumbre. No creo que por sistema los veteranos hayan de meter sus narices en lo que hacen los demás si esos sucesores no crean que el mundo empieza con ellos y desconozcan absolutamente lo que en su día costó montar un medio tan poderoso. Iñaki Agirregomezkorta escribió el año pasado un libro esencial que no tuvo en la dirección de EITB, ni de su Consejo, el menor aprecio y eso que ahí está toda esa historia. Lo mismo ha ocurrido con Alberto Elosegui, recientemente fallecido y alma de trece años de la Radio Euzkadi venezolana sacada adelante con sablazos, muchas horas entregadas y mucho patriotismo. Quien no vea esto y nos descalifique por poner el dedo en la llaga, se equivoca. Y desconoce la inmensa fuerza que tienen los jubilados que no esperan nada de nadie, salvo su pensión.

Iñigo me acaba de escribir lo siguiente: ”Iñaki, estoy hasta las narices de ETB y la información sobre la difunta inglesa. Escribe por favor algo sobre esos informativos de ETB”. Dice ETB y no Radio Euskadi, que es otra cosa. Hay otro enfoque más periodístico, neutral y equilibrado.

Salvar al rey

Efectivamente. Enviar a África Baeta, Olatz Simón, dos grandes profesionales, junto a Ane Roteta, corresponsal en Londres, para cubrir vestidas de luto semejante despliegue en favor del concepto monárquico del poder es un despropósito. La culpa no es de ellas sino de quien las ha enviado confundiendo algo fundamental en ETB y es que no se trata de una televisión privada sino de un Ente Público de los vascos para los vascos. ETB no debería ser Telemadrid. Si, ya sé que la audiencia a semejante espectáculo fantástico de protocolo, uniformes, personalidades, respeto, organización, viaje a Escocia, Gales, Irlanda del Norte, algo imposible en España y con una Abadía de Westminster mañana lunes llena hasta rebosar de jefes de estado es un espectáculo único y digno de reseñar, pero no de manera tan inadecuada en la televisión vasca. Y si se me dice que eso hay que hacerlo, respondo que también con Ramontxu Kamblong, Mikel de Viana, Alberto Elosegui y tantos y tantas personalidades a las que ETB no ha dedicado un solo segundo. El mérito de Isabel II ha sido estar ahí, llevar con honor sus sombreros, no ensuciar su representación y hacerlo por espacio de 70 años. Es todo. Casi nada. Algo que Juan Carlos nunca hizo. Nunca. Ni arbitró, ni moderó nada y su hijo Felipe, en relación con Catalunya, tuvo una lamentable conducta de rey castellano. Lo que tiene mérito además de la organización de todos los actos es haberlo hecho con excelente profesionalidad y milimétrica precisión, así como conseguir que esa adoración a la reina pase a formar parte de los valores morales británicos en igualdad a los valores religiosos, sin olvidar que ha sido jefa de la Iglesia anglicana. La parafernalia que acaba mañana es una consecuencia natural de su cultura isleña. La liturgia ritual programada alrededor de la institución, de la forma en la que los anglosajones han sabido dar valor simbólico y cohesionador a su sociedad es digno de admirar pero sin perder de vista que la monarquía, la reina y veremos si Carlos III, es un instrumento del poder que han ido creando y fortaleciendo como un elemento fundamental y determinante de la identidad británica bajo la representación de un monarca que además es cabeza de la Commonwealth. Hágase un programa especial, pero no informativos exógenos mientras no hay un solo programa sobre libros, cultura en general y solo esporádicos de historia. No todo debe ser cocina y deporte. Ese no fue el espíritu de aquel Ente que aprobamos en el Parlamento Vasco en 1982, los miembros de otra generación, que les guste o no, estamos en esa infra historia. Sabíamos entonces que había que recuperar el euskera, informar con absoluta objetividad, entretener y recuperar la historia silenciada por una feroz dictadura.

Es como la información sobre las elecciones en Colombia y el referéndum en Chile rechazado en un 62% y con una información más propia de La Tuerka. ¿De qué sirve que el Gobierno Vasco celebre el día de la Diáspora para pasar casi desapercibido en Donibane Garazi el 8 de septiembre, como día de los vascos en el exterior y su importancia si cuando se informa sobre lo que ocurre en Colombia y en Chile se ignora a las Delegaciones del Gobierno Vasco en estos países, a los Centros Vascos y a los vascos que allí viven votan y opinan y en el caso de Chile a las invitaciones de los presidentes Allende, Lagos, Aylwin, Frei, Bachelet a los lehendakaris a su toma de posesión porque lo vasco se encuentra en cada esquina?. Ya lo dijo Unamuno exagerando, ”lo único que han hecho los vascos en su historia es la Compañía de Jesús y la República de Chile”.

Y repito que si ETB cumple cuarenta años, Radio Euzkadi no, a no ser que el adanismo perezoso haya encontrado acomodo en el núcleo duro del discurso institucional y se borre de nuestra historia reciente una dictadura que aventó a todas las instituciones vascas. Radio Euzkadi se creó en diciembre de 1936, pasó a Barcelona, Bayona y Venezuela. Un respeto mínimo institucional y a las personas que de forma altruista se volcaron sin medios en mantener la llama se debería imponer, aunque no sea lo más llamativo y agradecido. Pero es un deber de justicia y una obligación moral.

Salvar al Rey

La serie documental Salvar al Rey, de tres episodios, y que recomiendo, se estrenó el pasado viernes 9 de septiembre en HBO-Max. Es una visión sin tapujos de la cloaca que fue el ejercicio real de Juan Carlos de Borbón y de la protección a su figura para delinquir de los gobiernos, servicios secretos y medios de comunicación. Algo espantoso para cualquier demócrata con valores desnudando una situación que muchos conocían. Dentro de mis posibilidades, que fueron muy pocas, escribí por encargo de La Esfera de los Libros, que no publicó, el libro Una Monarquía protegida por la censura, que editó Akal tras censura de Zarzuela y que casi fue causa de un proceso, al que no me arrugué pues denuncié la suciedad que estaba viendo. Fui criticado pero ahí queda el testimonio cuando muchos callaban o cometían la inmensa falta de profesionalidad de ocultar la verdad, como el laureado Iñaki Gabilondo, del que no dudo de su categoría y profesionalidad en otras facetas, pero que, curiosamente, fue homenajeado recibiendo el premio EITB Saria en el FestVal de este año. La víspera, Javier Casqueiro, redactor estrella de El País, le señalaba como encubridor de forma clara, aunque quizás no con esa intención al escribir en una página completa donde bajo el título de “Los últimos secretos de Juan Carlos I” decía ”Este es uno de los extremos sobre hasta que extremos se protegió en los medios de comunicación la imagen del anterior monarca, como confiesan algunos periodistas relevantes de la Transición como Iñaki Gabilondo, Victoria Prego, Fernando Onega, Pedro J. Ramírez, Pilar Urbano….”.

No lo digo yo, lo escribe Casqueiro en el propio País. Es cierto, Iñaki Gabilondo ha sido uno de los grandes encubridores de las fechorías de Juan Carlos I que han sido muchas y constantes. ¿Se enteró y no dijo nada?. ¿No se enteró y debería haberse enterado?. Cualquier respuesta es grave, por lo que un periodista de la trayectoria democrática de Gabilondo y de su profesionalidad no debería haber sido premiado por EITB ni él haber aceptado un premio de esta entidad, con semejante baldón de silencio, y la dirección no habérselo otorgado a no ser que toda esta inmundicia de los Borbones no sea digna de una sanción social como se merece. Había decenas de magníficos profesionales, y lo digo con dolor, antes que el hijo de un respetable gudari, que por cierto, salvada su postura ética y profesionalidad contra los atentados de ETA, nunca nos ayudó en absolutamente nada como Grupo en Madrid y menos en hacerse eco de lo que estábamos diciendo sobre la cloaca real.

Josetxu Rodríguez, magnífico periodista de DEIA, procesado y multado junto a su compañero Ripa, nos escribía lo siguiente: ”Cuando se querellaron por segunda vez contra los que hacíamos en DEIA el suplemento de humor Caduca Hoy y nos acusaron de injurias al rey, llamé a El País para que rectificaran un dato erróneo de la información que habían publicado sobre el tema. La persona con la que hablé fue comprensiva con nosotros, pero no me prometió nada porque en lo referente a La Corona, ‘toda la dirección del periódico llevaba la cofia puesta’. Palabras textuales. Así estaba la cosa”.

Juan Carlos pudo hacer lo que hizo por el Pacto de Silencio existente en España y por la acción de los gobiernos populares y socialista. Él es el gran culpable pero hay otros muchos responsables a los que no creo hay que premiar mientras a Ripa y a Josetxu se les ignora como pioneros.

Es de lo que me quejo. Del adanismo de ciertos sectores, de la falta de curiosidad, de la nula educación hacia el pasado y de su indiferencia, de no tener clara la idea que EITB es un Ente Público de la sociedad vasca para vascos y no un medio privado compitiendo con cualquier marginalidad.

Los veteranos tenemos que respetar los nuevos tiempos pero sin perder la posibilidad de decir, como lo hizo Ortega y salvando las distancias, uno de los intelectuales que propició la llegada de la República en abril de 1931 aquella frase redonda con la que inició uno de sus discursos en diciembre de ese año. ”No es esto, no es esto”. ETB cumple cuarenta años y nosotros, PNV, PSE, EE fuimos sus parteros. HB no iba al Parlamento Vasco, por lo que no hicieron nada sino criticar el proyecto, como siempre. Cuarenta años después hay magníficos profesionales, magníficos programas pero hay muchísima gente que ha dejado de ver sus informativos, aunque se diga lo contrario, y hay acciones propias de un adanismo ofensivo para la historia del país que en este cuarenta aniversario de ETB, se debería rectificar. l

* Diputado y Senador de EAJ-PNV (1985-2015)