L gran reto para el siglo XXI es el cambio climático de origen antropogénico, que, aunque desde mediados del siglo XX ha sido reconocido como tal, casi siempre ha sido olvidado. La cumbre climática de Glasgow (COP26) que tuvo lugar en la primera quincena de noviembre es un ejemplo más de ello, en que los resultados fueron muy pobres.

El VI Informe del Panel Intergubernamental de científicos sobre el cambio climático de Naciones Unidas (IPCC, según sus siglas en inglés), filtrado públicamente a primeros de agosto, entre otras muchas cuestiones, viene a decir que el tiempo se acaba en 2030, y, por lo tanto, estamos casi en una de las ultimas tentativas para hacer frente al cambio climático. Es también la gran oportunidad para abandonar el actual modo de vida y de consumo que llevamos, al menos en los países desarrollados, y apostar por otro modelo distinto al actual.

En lo que respecta a Euskadi, según el Inventario de gases de efecto invernadero que elabora la Sociedad Pública de Gestión Ambiental (Ihobe), dependiente del departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, en 1990 (año utilizado de referencia) Euskadi emitía 20,8 millones de toneladas de CO2 equivalente, ascendió hasta 25,5 millones en 2005, pero después se ha producido una evolución descendente hasta los 18,6 millones registrados en 2019. Por tanto, las emisiones han disminuido un 11% comparando con 1990. De todas formas, Euskadi está muy por encima de la Unión Europea, que ha disminuido un 23% las emisiones en 2019 con respecto a 1990.

En cuanto a los impactos del cambio climático en Euskadi y a las proyecciones climáticas, los estudios realizados por el departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, indican un aumento generalizado de las temperaturas para finales del presente siglo si no se hacen esfuerzos serios y decididos. Así, para el período 2071-2100, las estimaciones indican que pueden aumentar las temperaturas máximas entre 4 y 5 oC, y las mínimas entre 3 y 4 oC en las tres capitales vascas. Se incrementará el número de días en los que se superará los 35 oC en las tres capitales, que serán en torno a 10 días por año, y, por tanto, las olas de calor serán más largas y calurosas.

En relación con los recursos hídricos, los escenarios auguran una disminución en el aporte de agua en invierno y primavera de entre un 6 y 13%. Esta situación disminuirá la garantía de los sistemas de abastecimiento. Pero a su vez, se producirán precipitaciones muy intensas, lo que supondrá un aumento de las pérdidas económicas por inundación del 15% para 2050. En la cuenca del río Nerbioi, las precipitaciones máximas se incrementarán un 14% para el período 2001-2050, lo que aumentará su caudal pico y su zona inundable. Las áreas urbanas son las que presentan mayor vulnerabilidad ante las inundaciones.

Cuarenta municipios de la CAPV, en los que reside casi el 80% de la población, se verán afectados por eventos climáticos extremos: inundaciones, subida del nivel del mar y olas de calor. Ocho municipios pueden sufrir estos tres impactos: Bilbao, Donostia-San Sebastián, Getxo, Santurtzi, Erandio, Bermeo, Errenteria y Zarautz, que acogen al 34% de la población.

La subida del nivel del mar es otro de los impactos importantes del cambio climático en la costa vasca. El ascenso del nivel del mar máximo proyectado para la costa vasca es de 49 cm para finales de este siglo. Este ascenso aumentará el riesgo de inundación en zonas urbanas costeras y portuarias. Los acuíferos costeros, que en ocasiones sirven de abastecimiento de las poblaciones cercanas, podrían sufrir contaminación por agua salada. El área total afectada en Gipuzkoa por el ascenso del nivel medio del mar se estima en 110 hectáreas, y en 12 hectáreas en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Puertos como el de Ondarroa, Deba y Zumaia se encuentran a una altura de menos de 30 cm sobre la pleamar máxima prevista para finales de siglo. Por tanto, estos puertos serían fácilmente rebasables.

Las playas y arenales constituyen uno de los elementos más vulnerables al ascenso del nivel del mar, que provocará un retroceso del 25% al 40% de su anchura. Las playas de Zarautz y Gaztetape (Getaria) se verían muy afectadas para su uso turístico, ya que perderían su ya escasa superficie de arena seca durante la pleamar. Destaca el impacto en la playa de Laida (Reserva de Urdaibai), que puede alcanzar 47 metros de retroceso.

Actualmente está en elaboración la Ley de Transición Energética y Cambio Climático y está en marcha el proyecto Life Urban Klima 2050 (cofinanciado por la Comisión Europea y donde colabora una veintena de entidades vascas), considerado como la mayor acción climática de Euskadi para los próximos años.

Entre los objetivos del proyecto de Ley vasca de Transición Energética y Cambio Climático, está "el establecimiento del marco jurídico para conseguir la neutralidad en la emisión de gases de efecto invernadero en el horizonte 2050 y avanzar hacia un territorio más resiliente al clima, creando los mecanismos y órganos de coordinación interinstitucional en materia de cambio climático, así como promover la adaptación a los impactos del cambio climático, aprovechando el desarrollo tecnológico para el impulso de la industria vasca, de manera que los objetivos climáticos estén interrelacionados con la estrategia energética y la política industrial".

Sin duda, la citada ley es absolutamente necesaria, porque entre otras cuestiones permitirá conseguir que Euskadi reduzca tanto las emisiones de gases de efecto invernadero como la vulnerabilidad a los impactos del cambio climático. Aunque para ello, es importante que la ley esté en consonancia con los objetivos marcados por la Unión Europea, que suponen una reducción de las emisiones de gases de efectos invernadero para 2030 en relación con las de 1990, y alcanzar cero emisiones para 2050.

También es fundamental incorporar medidas de puesta en práctica del principio de que "quien contamina paga y quien más contamina más paga", que es lo que se conoce como fiscalidad verde, especialmente en automoción, el sector que genera más emisiones en la actualidad en Euskadi. Medidas que deberán estar acompañadas con sistemas de compensación a los sectores de población con menores ingresos, a profesionales del transporte y del sector primario, y a sectores de la población con deficitario sistema de transporte público o que vivan en zonas alejadas de los centros donde desarrollan su actividad y se ven obligados a hacer los desplazamientos en vehículos privados.

Concienciar a la sociedad de que estamos ante el gran reto del siglo XXI, significa que la educación ambiental debe impregnar a todos los sectores de la población. Para caminar todas y todos en la misma dirección, administraciones, empresas y ciudadanía debemos conocer en profundidad los riesgos y las oportunidades del cambio climático. * Experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente