CONOCÍ personalmente a Joseba Goikoetxea y a Genaro García Andoain. Fueron dos jelkides afiliados en la organización de Matiko. Con Goikoetxea fui detenido el 1 de abril de 1976. Fue persona clave en la salida del PNV de la clandestinidad. De Genaro recuerdo cómo nos contaba que la extrema derecha le puso una escalera en la fachada de su casa para asaltarla. A los dos los asesinó ETA. A Joseba, delante de su hijo. Sí, los mató ETA a tiros. Y eso son palabras mayores y lo suficientemente graves para que Bildu lo despache diciendo frívolamente que no acepta la expresión ”matar fue injusto”. ¿Qué fue pues? Joseba y Genaro engrosan la lista de quince ertzainas que el domingo 2 de junio fueron honrados con la inauguración de la sala Hemen Gaude en el Museo de la Policía Vasca en Arkaute con quince txapelas y quince fotografías de cada uno de estos servidores públicos víctimas de ETA como Genaro y Joseba. El lehendakari dijo: “Sus asesinatos fueron una injusticia radical e injustificable”. En dicho acto estaban presentes todos los partidos salvo Bildu. Por no ir no fue ni EA, diluida su sigla, desgraciadamente, sin marcar perfil en nada, usada como florero, formando parte ya de Sortu. Típica maniobra de los partidos comunistas que utilizan compañeros de viaje, los usan y los tiran como un kleenex. Lo malo, tras esta reprobable ausencia en un acto cívico institucional de homenaje y respeto, es que Bildu se queje que haya partidos que huyen de ellos como de la peste. ¿No se dan cuenta que siguen manchando ocho años después de la desaparición de ETA? Como si fueran de Vox, han llegado a decir. Pero es que la dirección de Bildu no ha terminado de interiorizar un discurso moral, no solamente táctico siguiendo con sus matizaciones y con monsergas justificatorias sobre asesinatos que no tienen, ni tendrán, la menor explicación. Joseba y Genaro, y los otros trece ertzainas, no están con nosotros porque fueron eliminados por lo que Sortu y sus terminales mediáticas apoyaron durante décadas camuflados en una estrategia sin alma llamada MLNV. Desgraciadamente, su dirección, no su base, ni parte de sus elegidos, no termina de asumir que mientras no se lo tomen en serio, por más que utilicen máscaras de todo tipo, parte de la sociedad no les va a admitir nunca ni justificar semejante pasado. Dan a entender que la dejación de las armas tras semejante reguero de sangre fue solo algo táctico y totalmente vacío de contenido ético, avalando recibimientos y estando ausentes de homenajes como los de Arkaute. Y nos piden que miremos al futuro. Es lo mismo que siguen diciendo los franquistas, pidiéndonos que miremos a otra parte. Su actitud es mala para esta sociedad, que necesita en serio una reconciliación basada en valores, no asentada en retóricas vacías porque no terminan de asumir que los derechos humanos son universales. Carecen de discurso moral.

Lo estamos viendo en Nafarroa. El PSOE, con la boca pequeña, dice que con Bildu no quieren pactar nada cuando en condiciones normales esto estaría resuelto en dos patadas. Y lo acabamos de ver con su aparente compañero de baile, ERC, con quienes nos mintieron reiteradamente diciendo que iban a formar grupo parlamentario en Madrid. La realidad actual es que Bildu está en el Grupo Mixto porque a ERC le quema su relación con Bildu, respetando a sus diputados y senadores, que sufren las consecuencias de la debilidad moral de su dirección. Hipercor no se olvida. Y hay que repetirlo. Matar fue injusto. Fue una barbaridad. Aquellos quince ertzainas no están con nosotros porque ETA les aniquiló y el mundo de HB apoyó aquella inmoralidad. Que el tema vasco tiene otras violencias, otros excesos, otras torturas, otros GAL, ya lo sabemos y lo hemos sufrido y denunciado, pero esto no es razón para que no haya una brizna de responsabilidad en defensa de los derechos humanos, los de todos, no solo los suyos, ni solo los de los presos, en la dirección de Sortu.

Poco antes de las elecciones europeas del 28 de mayo, Bildu miraba al PNV por encima del hombro. La tradicional entente PNV-CIU no se había producido con JxCat y daban por hecho que ganaban de calle a Izaskun Bilbao y que el PNV no tendría asiento en Estrasburgo. Ese fue un mensaje al que se le añadía el notición de la formación de Grupo Parlamentario con ERC en el Congreso, lo que nos iba a dejar en huesos. El PNV iba a morder el polvo y su bicicleta estática dejaría de pedalear. Pues bien. Centrándonos solo en Euzkadi (lógicamente incluyendo a Nafarroa) y sin mirar a lo obtenido en España, la candidatura encabezaba por Izaskun Bilbao obtuvo 407.779 votos frente a la de Pernando Barrena, que logró 301.343, y no está nada mal. La bicicleta estática le ganó al Poulidor navarro y nada menos que con cien mil votos de diferencia. El nacionalismo goleador e imán fue el jelkide. Por eso ha resultado ingenuo, tierno, conmovedor, el afán de este mundo y su prensa en minimizar el subidón del PNV. Les quema, y aunque han tenido un buen resultado en líneas generales, no quieren reconocer que no han repuntado en ninguna de las capitales con ningún concejal añadido, salvo en Iruñea por el efecto Asirón y el juntero en Araba, que pierde en Bizkaia mientras en Gipuzkoa la vida para ellos sigue igual.

Ha sido patético escuchar a Arnaldo Otegi analizar el resultado diciendo que el PNV estaba “dopado” atrayendo a votantes reaccionarios, los llamados michelines. “El PNV disfraza de intereses generales los intereses particulares de las élites (...) A partir de ahora, cada uno lidera un bloque, hay un PNV que lidera un bloque conservador que no puede gobernar si no es con el Partido Socialista”, señaló. No sé si se daba cuenta de que estaba insultando a los votantes o pensaba que todo Neguri se había ido a vivir a Barakaldo o lo ocurrido en Bilbao y en Donosti, donde barrios tradicionales de trabajadores votaban al PNV, partido para Otegi peligrosamente reaccionario. Como en Gasteiz. Con esa retórica soviética y talibanesca de lanzallamas e integrando la plataforma Kapitalari Planto! realizaron una pegada de carteles simbólica en campaña ante Sabin Etxea para denunciar la “convivencia de los partidos políticos con la lógica de impunidad en favor del capital”. Mientras tres personas con capuchas de primates reproducían los gestos de la leyenda de los tres monos de la mitología china -no ver, no oir, no decir- varios portavoces expresaron sus lindezas, más en consonancia con Nicolás Maduro, al que apoyaron en una manifestación, que con gente seria que trabaja por su país. Afortunadamente, el ciudadano normal no les hizo el menor caso para parar esa ofensiva que dicen que tiene el capitalismo en Euzkadi. ¡Que Dios nos coja confesados si vuelven a gobernar como en Gipuzkoa y tratan los temas como lo hicieron con las basuras!

Debemos ser claros y contundentes en decirles que van mal, que no se hagan ilusiones y que ya han fracasado en este país apoyando el terror, riéndose del “estatuto vascongado”, gritando que no irían a Madrid ni a heredar, describiendo la gestión como algo subordinado a sus grandes metas desestabilizadoras. No van a lograr nada adecentando la fachada, cambiando de look, si no se toman de verdad en serio el socialismo de lo pequeño y la necesidades que también, cubiertas las principales, tiene el ciudadanos de vivir en pueblos y ciudades de postal; si no se sacuden esa retórica envenenada por el rencor porque siguen sin asumir, su dirección, un discurso ético. El mundo no camina hacia la degradación moral. Al contrario, a pesar de sus crueldades y de sus horrores, que el hombre no sabe evitar, el mundo va a más y a mejor. Está, por tanto, en la línea del progreso cultivar aquellos pensamientos, aquellos sentimientos y actitudes que nos eleven hacia niveles superiores de la sindéresis que son los únicos que pueden llevar a Euzkadi y al mundo a la reconciliación y a la convivencia. Por eso siempre ganará la fe en unos dirigentes éticos, la esperanza en una sociedad con valores y la claridad para denunciar a quienes siguen creyendo que Euzkadi es Cuba, Nicaragua o Venezuela, que no tiene nada que ver con la democracia y la convivencia.