EL Informe sobre la Brecha de Emisiones de este año, publicado a finales del pasado mes de noviembre por el área de Medio Ambiente de la ONU, ha sido una llamada de atención para todos aquellos países que firmaron el Acuerdo de París. Si en 2016 las naciones se comprometieron a limitar el incremento de la temperatura global a 1,5-2 grados para 2030, este objetivo parece cada vez más inalcanzable: el citado estudio ha mostrado que en 2017 las emisiones de CO2 volvieron a crecer, tras tres años de estancamiento. En el caso concreto de España, la situación tampoco parece avanzar. Según los últimos datos disponibles del Avance del Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, que publica la Dirección General de Biodiversidad y Calidad Ambiental, se estima que las emisiones se incrementen en un 4,4%2.

Ante este panorama, que puede resultar en principio desalentador, no queda otra opción que seguir haciendo hincapié en la necesidad de buscar alternativas a los combustibles fósiles, fomentar el desarrollo sostenible y mejorar la eficiencia energética de edificios e instalaciones. Es cierto que se están haciendo esfuerzos por cambiar nuestra forma de consumir y gestionar los recursos, pero estas últimas cifras ponen de manifiesto que aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar los objetivos fijados por la Unión Europea de reducir nuestras emisiones en un 40% para 2030. Por esta razón, desarrollar soluciones duraderas para suministrar al mayor número de personas los recursos necesarios para el bienestar de las poblaciones, el atractivo de los territorios y el desempeño de las empresas, al mismo tiempo que respetan al medio ambiente, es más necesario que nunca.

Esta llamada a la acción fue uno de los focos principales de la COP24, celebrada el pasado mes de diciembre en la ciudad polaca de Katowice, en la que participaron multitud de países, empresas y ONG. También el Estado español y la Comunidad Autónoma del Paìs Vasco estuvieron presentes en la mayor cita contra el cambio climático, presentando su estrategia para una transición energética más justa. Tras varios días de reuniones, los cerca de 200 países que participaron en la cumbre consiguieron llegar a un acuerdo para aplicar los compromisos recogidos en el Acuerdo de París. Sin embargo, para que esto sea posible, nuevas ideas y modelos de desarrollo son ahora más necesarios que nunca. Frente a las tensiones crecientes que afectan a los recursos, nuestra responsabilidad colectiva es economizarlos y protegerlos. Consumir menos recursos, utilizarlos mejor y deteriorarlos menos implica que su disponibilidad para el futuro es mayor.

Por todo ello, fomentar modelos de crecimiento sostenibles es una labor que nos incumbe a todos, tanto a organismos públicos como privados, y son muchas las compañías, industrias e instituciones públicas que están apostando por hacer esa transformación para seguir creciendo de forma sostenible. Y este cambio es posible, en gran parte, gracias a la tecnología y a la innovación. Las nuevas tecnologías generan oportunidades para desarrollar nuevos servicios urbanos que mejoran el rendimiento operativo de las ciudades y ofrecen una mayor transparencia e interacción con los ciudadanos, reduciendo también el impacto medioambiental local. En Giroa-Veolia tenemos un ejemplo de la implementación de este tipo de soluciones innovadoras, el Hubgrade ubicado en el Parque Científico y Tecnológico de Bizkaia, un centro pionero de eficiencia energética diseñado para optimizar el consumo energético de las instalaciones mediante el control y el seguimiento continuo de los resultados, garantizando un ahorro energético y medio ambiental al reducir las emisiones de dióxido de carbono. El Hubgrade, además, cuenta con otras sedes en distintas ciudades, como Barcelona, Madrid y Ontinyent (Valencia), que funcionan como centros espejo operando de forma integrada pero independiente, pudiendo llevar a cabo mejoras en las más de 2.500 instalaciones repartidas por todo el territorio peninsular. De hecho, uno de los hospitales de referencia de la región ha conseguido una reducción de un 21% en sus emisiones de CO2 y un Ayuntamiento, un 25%.

Medidas y soluciones basadas en la innovación tecnológica, así como la búsqueda y la promoción de combustibles no fósiles, son algunos de los pasos que pueden ir explorándose para reducir la cantidad de emisiones a la atmósfera. Pero no son los únicos. La voluntad de todas las partes implicadas en hacer realidad este cambio -gobiernos, compañías e incluso la sociedad en su conjunto- es tanto o más importante para que la temperatura media no siga aumentando. Debemos cambiar radicalmente nuestra actitud frente a los recursos y trabajar en un nuevo modelo de desarrollo económico y social más eficaz, más equilibrado y más sostenible. Aunemos nuestros esfuerzos y capacidades para que las próximas generaciones puedan disfrutar de nuestro planeta tal y como lo conocemos ahora.

* Responsable de Hubgrade Veolia España