ASISTÍ hace un mes en el Senado a la presentación de la Fundación Mario Onaindia. Tomaron la palabra Lertxundi, Pradera, Fusi, Iglesias y Rojo. Cerró el acto su viuda. Fusi e Iglesias tuvieron el mal gusto de descalificarnos. Son historiadores muy parecidos. Socialista uno y del PP la otra. Cuando terminó le dije a una socialista allí presente: "Me dan ganas de ir al Vaticano a promover la beatificación de Mario Onaindia, aunque quiero que sepas una cosa. Yo nunca, ni nadie de mi partido, participó en una reunión donde se decidió quitar la vida a un ser humano. Y Mario Onaindia, sí. O sea, que menos clases de ética".
Algo así me pasa con Ramón Jáuregui. Siempre me ha parecido un hipócrita político. Delegado del Gobierno en la época del GAL, nunca, aparentemente, se enteró de que en su territorio, además de ETA, había policías y socialistas que mataban personas. Nunca. Pero, eso sí, siempre ha sido un ariete contra el PNV al que ha acusado un millón de veces de ser ambiguo contra la violencia. Vicelehendakari con Ardanza, se fue a Madrid y se hizo un político español de cuerpo entero. Jamás defendió en aquel foro lo vasco. Su actuación en la última campaña fue vergonzosa. Pero nos sigue dando consejos y sigue analizando la situación vasca como si tuviera un brillantísimo historial de servicios a este país. Y nada más ajeno a la realidad.
Después de decir que "Ajuria Enea ha dejado de ser la gasolina de la hoguera identitaria del país" hizo unas declaraciones al periodista Reviriego en El Correo Español (6-12-09), el día en el que Patxi López se iba a Madrid a celebrar la gasolina identitaria española de los vascos en el 31 aniversario de la Constitución. Preguntado sobre si el PNV va ayudar a la gobernabilidad de Euzkadi "por ser el partido, más votado", Jáuregui le contestó: "No, no va a ayudar. El PNV pretende que el Gobierno de Patxi López sea un paréntesis. Su estrategia busca el desgaste del lehendakari, principalmente. Sin atribuírselo directamente al PNV, en el telón de fondo de las críticas se observan dos elementos despreciables. No querer admitir que el hijo de un obrero presida el Gobierno vasco y la intolerancia nacionalista a que un socialista viva en Ajuria Enea".
Desmontemos esta afirmación con datos, ya que lo único que demuestra esta descalificación es que además de ser un enfermizo anti-PNV es un insólito resentido social.
Es público y notorio que el padre de Juan José Ibarretxe es un trabajador de Llodio y que su hijo culminó una brillante carrera en Ciencias Económicas en Sarriko a base de codos y del sacrificio de su aitas. Ibarretxe siempre se ha jactado además de las lecciones que dan el caserío y hasta los bueyes a la política.
El aita de José Antonio Ardanza era un obrero cualificado. Moldeador de forja trabajó en la Cerrajería de Elorrio como fundidor. Su hijo estudió en la Universidad de Deusto derecho y se comprometió con la resistencia vasca bajo el franquismo.
El padre de Carlos Garaikoetxea nació en el seno de una familia de emigrantes del campo a la ciudad y eran de condición humilde. Trabajó en una ferretería. Carlos Garaikoetxea estudió en la Comercial de Deusto y completó su formación en Londres lavando platos.
El aita de Jesús María de Leizaola era litógrafo. Murió joven, a los 33 años. Procedía del caserío Barazar. Su hijo Jesús María estudió derecho y reivindicó ante Alfonso XIII en Gernika la Universidad Vasca. Por esta iniciativa, pancarta incluida, le detuvieron y le llevaron andando de Gernika a Amorebieta esposado. Y lo primero que hizo cuando fue nombrado Consejero de Justicia y Cultura fue crear la Universidad Vasca que comenzó a funcionar en el hospital de Basurto en 1936.
El abuelo del lehendakari Aguirre llegó de Bergara a Bilbao y fundó una fábrica de chocolates, Chobil (Chocolates Bilbaínos). Su hijo Teodoro estudió la carrera de abogado y fue el pasante del padre de D. Manuel de Irujo, como abogado defensor de Sabino Arana. Cuando José Antonio de Aguirre tenía 16 años, falleció su aita y él, como hermano mayor, se convierte en el jefe de la familia. Estudió derecho en Deusto y fue presidente de Acción Católica, teniendo una gran militancia social. Manuel de Irujo, en una biografía de nuestro primer lehendakari, decía que "José Antonio puso en práctica las normas sociales social-cristianas que mantenía desde la presidencia de las Juventudes Católicas: el salario familiar, la asistencia facultativa gratuita, las vacaciones pagadas, la participación de los trabajadores en los beneficios de la empresa. Aquella labor le imprimió carácter, pues se anticipó en varios lustros a medidas similares aplicadas con posterioridad".
Bien. Pues ya sabemos de dónde procedían familiarmente los lehendakaris nacionalistas. De familias humildes que creyeron en sus hijos, apostaron por ellos con gran sacrificio y éstos respondieron a esas expectativas estudiando y teniendo siempre un gran perfil social. ¿Y con que nos encontramos ante el actual lehendakari del que Jáuregui dice que no le tragamos por ser hijo de un obrero?
Pues con un chico de Portugalete, hijo de Eduardo Lalo López Albisu, que si bien había sido obrero pasó a ser secretario general de la UGT y diputado por Bizkaia en 1977 con lo que pudo darle a su hijo la carrera que éste quisiera, pero con una notable diferencia respecto a los lehendakaris nacionalistas. Que éstos respetaron a sus padres y estudiaron y Patxi López nunca terminó la carrera, en el primer año aprobó una sola asignatura y eso de estudiar a este hombre le resbaló. Fue a la Universidad, pero la Universidad no fue a él.
Desmontada, pues, la impresentable demagogia de Jáuregui y de su increíble resentimiento, vayamos a la segunda afirmación. "No querer admitir que un socialista viva en Ajuria-Enea". Lo que personalmente no admito ni admitiré es que en la estatua de Uribitarte en Bilbao ponga que Ramón Rubial fue lehendakari de los vascos, porque no es verdad. Es una usurpación de nombramiento. Rubial fue presidente del Consejo General Vasco. El lehendakari era D. Jesús María de Leizaola, que estaba en el exilio en París. Como lo fue Garaikoetxea hasta ser elegido lehendakari en marzo de 1980. Las cosas claras y el chocolate espeso. Es comprensible, pues, que no hayan querido recordar el pasado 15 de diciembre el treinta aniversario del regreso de Leizaola del exilio.
Lo que no admitimos no es que un socialista sea lehendakari, sino que se pasara una campaña electoral diciendo que jamás pactaría con el PP para anunciar la misma noche electoral lo contrario. Pero hay algo de rintintin de acomplejado en la argumentación de Jáuregui dando a entender que ellos, como son socialistas, son los únicos representantes de los trabajadores. Desde luego, lo menos representativo de un trabajador es el oyente musical Sr. López porque si algo es el PNV es un partido interclasista de amplia base trabajadora. Y me acuerdo en este momento de cómo Luis Arredondo, burukide del BBB del 36, nos remachaba éste argumento y nos pedía que no admitiéramos lo contrario.
Para que no haya ninguna duda veamos los resultados del PNV y del PSE en la Margen Izquierda y Zona Minera con un dato irrefutable: el número de concejales jelkides es superior al de los del partido socialista, salvo en Barakaldo. ¿Y por qué gobiernan? Pues porque los muy obreristas pactan con el PP y nos arrebatan los ayuntamientos. En Abanto-Zierbena, nueve concejales del PNV frente a tres socialistas. En Muskiz, seis frente a tres. En Ortuella, seis frente a cinco. En Portugalete (tierra de López), nueve frente a siete. En Santurtzi, once frente a siete. En Sestao, empatamos a ocho. En Zierbena, cinco contra ninguno y en Trapagaran, seis frente a siete. En total, 65 concejales del PNV frente a 51 del PSE. ¿A que no es esa la imagen que tiene usted de la Margen Izquierda y Zona Minera donde parece que los únicos que existen y son los reyes del mambo son los socialistas? Y, en Barakaldo, hay que recordar que Sagastagoitia fue el primer alcalde nacionalista en 1979 y el año que viene lo será Amaya del Campo, activa concejal del PNV.
Menos lobos, pues, Sr. Jáuregui. Y vaya al siquiatra. Menos resentimiento social. Menos mentiras y más respeto al PNV, un partido de amplia base trabajadora, con valores y con historia. Usted, Sr. Jáuregui, trabaje más por los arrantzales vascos, trabajadores del mar, ya que ha hecho muy poco por ellos y ande menos por las alfombras de Estrasburgo. Y dígale a su compañero que, por lo menos, acabe la carrera. Que en eso no puede ayudarle el PP.