Érase una joven política a quien la codicia llevó a falsear su currículum. Manifestó poseer un doble grado en Derecho y Ciencias Jurídicas, añadió un Grado en Estudios Ingleses e imaginó ser licenciada en Derecho por la Universidad Central de Missouri y profesora de Ciencias Políticas. Por modestia, no sumó un doctorado honoris causa por Harvard. Hasta que un mal día se descubrió el engaño y Noelia Núñez fue obligada a dimitir como diputada del Congreso, concejala en Fuenlabrada y vicesecretaria de Movilización y Reto Digital del PP. A su caída en desgracia añadió una penúltima mentira: “Ha sido un error”, a sabiendas de la intencionalidad de sus trolas. ¿Cuál será el destino de esta impostora? En efecto, su porvenir es la tele, consuelo de los afligidos, consolatrix afflictorum, según las letanías lauretanas para pequeños pecadores. Ya la tenemos en Cuatro como tertuliana de En boca de todos, que dirige Nacho Abad, cronista de sucesos. Podría haberla fichado Iker Jiménez para que contase el misterio de su currículum fantasma y su experiencia como la chica de la curva de la calle Génova. Antes de su derrumbe ya la veíamos en laSexta Xplica dando a diestro, que no a siniestro, contra las maldades de la izquierda. ¿Y qué va a hacer Noelia en la tele? Ser objeto de mofa y dar risa y pena a la vez, pues siempre será la tramposa del currículum, al igual que Andy Byron será eternamente el tío de los cuernos cazado por la kiss-cam en un concierto de Coldplay. Que sepa que en la tele a los tertulianos les pagan una mierda y que quien acude a reivindicarse (Mario Conde lo intentó en un canal ultra) fracasa sin remedio. Sálvese, señora, del contagio de su mentora y mentirosa Ayuso y no caiga en la tentación de regresar a la política.