Antes de los bulos ya existían las encuestas. ¿Dónde está Narciso Michavila, que vaticinó la mayoría absoluta del PP-Vox en las últimas elecciones generales? Escondido en algún rincón del mundo. Hay una demoscopia honesta, por supuesto; pero sus sondeos no suelen ser públicos y se manejan en organizaciones para afinar decisiones estratégicas.
La patronal de las teles privadas, UTECA, encargó no hace mucho una investigación que señalaba que siete de cada diez ciudadanos se informaban preferentemente en los noticiarios de televisión. Tengo mis dudas, porque apesta a propaganda. El problema está en un segundo dato, que apunta que casi la mitad de esa gente consume noticias exclusivamente por la tele. Si ese dato tuviera certeza, la influencia de los telediarios en los votos sería decisiva. ¿De verdad? También aquí tengo mis dudas.
Informativos en televisión
Lo cierto es que estos millones de personas constituyen un grupo vulnerable, por su bajo pluralismo y fragilidad informativa. Su libertad de criterio está expuesta a dogmatismos de todo signo. Son ciudadanos en riesgo de exclusión democrática, más allá de la pobreza. Los que se nutren solo de noticiarios de Antena 3, líderes absolutos desde hace más de cinco años, corren el riesgo de saturarse de ponzoña ultra.
Algunas cadenas, como Telecinco, compensan esa merma. Las emisoras públicas equilibran las privadas, las autonómicas contrarrestan las estatales y las locales completan la cercanía de las regionales; pero lo mentalmente sano es el surtido informativo que incluya periódicos, radios y, sobre todo, libros para tener una visión crítica de la realidad.
Aviso a navegantes de Antena 3 conducidos por Vicente Vallés: no habrá elecciones anticipadas en tanto la economía vaya bien.