Casi nadie cree en la Navidad, pero los anuncios nos desmienten. Llegan antes de tiempo y culminan en verdaderas obras de arte para la reputación de las marcas. Cuatro son los anuncios destacables esta temporada: Suchard, Lotería, Campofrío y El Corte Inglés. El turrón de chocolate ha sorprendido con un precioso spot realizado en animación 3D y centrado en el poder de amor y resistencia de la familia, sintetizado en la metáfora “la vida es lo que pasa entre Navidad y Navidad”. Un éxito en las redes sociales con millones de seguidores, pues la publi no solo burbujea en la tele. Muchos dicen que la Lotería de Navidad ha bajado en el impacto de su anuncio, quizás porque es difícil superar la excelencia creativa ganada durante años. Acaso se ha diluido en tópicos madrileños y en la aflicción de su relato. Y puede que el lema “no hay mayor suerte que la de tenernos” no sea congruente en un país partido por la mitad y atrincherado en el rencor. Lo de Campofrío es la audacia publicitaria por elevación, superando el canon de sus productos y su imagen de marca. Con cierto oportunismo hace una sátira de la inteligencia artificial, el nuevo ogro mundial, para crear un espectáculo surrealista con personajes vivos y difuntos y las emociones que la tecnología (ya lo sabemos) jamás podrá crear. Y El Corte Inglés ha vuelto a maravillar. Tras despedir a los elfos, su recurso sigue siendo mágico, pero más innovador, con la invención de la Planta 2 ½, inspirada en Harry Potter y su famosa Estación 9 ¾, donde el joven mago y sus amigos tomaban el tren para ir a Hogwarts. La fábula sublima el vínculo entre un empleado cualquiera, con librea y bigote antiguo, y Félix, un niño de 10 años, en un torbellino de ilusiones. Todo va bien en la tele sin el repelente Santa Claus.