Su presencia en los últimos entrenamientos activó la expectativa de que Nico Williams regresara para el cruce con el Borussia Dortmund. Antes de que el Athletic comunicara la lista de jugadores que viajaron a Alemania se especulaba con el alta del extremo, que ingresó en la enfermería el 7 de septiembre a raíz de unas molestias durante un partido que disputaba con España.
La baja del Williams más joven ha coincidido con una malísima racha de resultados del equipo de Valverde. La tentación de asignar a esta realidad una conexión causa-efecto es muy poderosa. Sin embargo, el fútbol de élite es más complejo, la suerte de un conjunto no suele depender de que esté o falte una pieza concreta, por muy valiosa que se considere. Quizá tiempo atrás, en el esplendor de Messi, esta teoría tuviese un pase, pero el protagonista de la historia que nos ocupa habita en un escalón más modesto.
Aunque se trate de una ausencia importante, hoy la vuelta de NW no garantiza un marcador favorable. Menos todavía si se repara en la dificultad objetiva que entraña la cita. Un Athletic en dinámica positiva de juego y resultados hubiese acudido a competir en el ruidoso Signal Iduna Park, pero en el presente momento su margen de probabilidades de eludir la derrota es muy corto. Enfrente tendrá una máquina poderosa que no conoce la derrota este curso, encantada de lucir palmito en el continente, más aún delante de su gente.
Analizar las opciones de los rojiblancos de cara a este partido sin aludir a otras variables y circunstancias, al denominado contexto, equivale a tergiversar el tema. Para empezar, Valverde gestiona una plantilla que no carbura como le gustaría. En buena medida, por la confusión que afecta a unos cuantos habituales y por la indisponibilidad de varios jugadores con peso específico real. Además, se ha de apuntar que tres días después de pasar por Dortmund aguarda un encuentro de liga crucial, especialmente en la hipótesis de que el marcador no sonría.
La solución ante el Borussia no es NW, acaso tampoco frente al Mallorca, aunque seguramente el sábado sería más viable que el colectivo se beneficiase de su influencia. Arrastra tres semanas largas de rehabilitación y un par o tres sesiones de trabajo, lo cual significa que en plenitud no está, se mire como se mire. Le conviene reaparecer arropado, en casa, frente a un adversario más asequible.
Su descarte de ayer se veía venir, al igual que el de Berenguer. Hasta aquí se han expuesto razones fundamentadas que se cuecen, digamos, en el ámbito exclusivo del Athletic. Existe otro motivo, en absoluto menor, para decidir que Nico permanezca quietito, cuidándose, en Lezama: la amenaza de una nueva llamada de Luis de la Fuente. Está previsto que este viernes ofrezca su lista para enfrentarse a Georgia y Bulgaria, clasificatorios para el Mundial 2026. Si Valverde estima conveniente reclutar a Nico para recibir al Mallorca, mejor lo desvela el mismo día del partido.
A la anterior concentración con España, el rojiblanco y su amigo Lamine Yamal acudieron con molestias y sendos partes médicos. Volvieron a sus clubes sin estar aptos para ser alineados: Hansi Flick puso el grito en el cielo; el Athletic guardó silencio. En dos partidos sin enjundia, sendas goleadas de España, ambos participaron más de lo que la prudencia aconsejaría. Cabe que ellos mismos dieran facilidades para ello, pero tampoco en el seleccionador se observó la sensatez deseable. Es evidente que aquí cada uno va a lo suyo, de modo que el Athletic debe tomar nota de los precedentes y protegerse. Algo que no siempre ha hecho, por ejemplo: al final de la pasada campaña con el propio NW, que hoy sigue mermado a causa de su lesión de pubis, aunque lo llamen de otra manera.