DE momento, el club ha anunciado el alta de Gorka Guruzeta y la baja de Jokin Ezkieta. Informaciones que confirman la apertura de la pretemporada, que más allá del hecho de que ayer mismo Lezama acogiese una doble sesión de trabajo hay movimiento en los despachos, donde queda mucha tela que cortar, algo habitual por estas fechas. Los citados no son sin embargo los únicos nombres propios que están en el candelero, pues ha aflorado la existencia de otras dos despedidas. Adioses que ya se habrían consumado de Iñigo Córdoba y de Ander Capa, si bien en realidad este último está fuera del Athletic desde el 30 de junio, cuando vencía su contrato.

Lo que ha trascendido de Córdoba y de Capa carece de la confirmación de Ibaigane, pero en el caso del primero de ellos puede darse por bueno dado que ayer lunes no estuvo en el grupo de jugadores que se entrenó delante de la afición. Al parecer, el Athletic ha preferido desprenderse del extremo zurdo porque no quería prorrogar el vínculo pactado que les hubiese unido hasta 2025 y porque Valverde estimaba que era una pieza prescindible en su proyecto, lo cual facilitaba la decisión.

Al técnico le han puesto un catálogo tan extenso de alternativas para la demarcación que Córdoba ocupó en el casi centenar de partidos que posee vestido de rojiblanco, que por algún lado había que empezar a reducir la nómina. Al margen de Muniain, que sin ser extremo es quien más veces ha jugado en dicha posición, están Morcillo, Serrano, Iñigo Vicente y, por qué no, cualquiera de los hermanos Williams y Berenguer, además del meritorio Luis Bilbao.

Lo dicho, había que aligerar y Córdoba partía con bastantes boletos. De poco le ha valido despuntar en la liga holandesa; reinventarse y firmar un registro importante como rematador, faceta en la que nunca había sobresalido, lo que habla bien de su capacidad de superación o afán por progresar. Pero a un futbolista trabajador como él, esa docena de goles con otra camiseta no le ha servido para lograr un hueco en una plantilla donde marcar es la asignatura que suspenden la práctica totalidad de las piezas ofensivas.

En cambio, Guruzeta ha obtenido el billete de vuelta precisamente por los trece goles que aportó al Amorebieta. Mira por dónde, el argumento para que su suerte haya cristalizado en un acuerdo para dos años es justo el que no ha tenido ese efecto con Córdoba, sino el opuesto. Su condición de ariete, sitúa al donostiarra como competidor directo de Villalibre. Ello no significa que vayan a repartirse entre ambos la cuota de participación en el puesto y, menos aún, la responsabilidad de culminar el fútbol del conjunto. Lo que vaya a articular Valverde para superar el déficit de puntería es todavía un misterio que, la verdad, concita una enorme y comprensible expectación: cómo ubicará al equipo sobre el terreno, qué vías escogerá para potenciar la pegada, cuál será la apuesta en el plano táctico y en el estilo, en qué elementos depositará su confianza al principio. En fin, son muchas las razones que inducen a catalogar como una prueba la incorporación de Guruzeta, operación que no entraña ni riesgo ni coste excesivos. Es un poco como la baja de Ezkieta, concretada por pura lógica. El chaval no pintaba nada en el primer equipo y era de cajón que después de vivir en la sombra una temporada entera buscaría una salida y que el club no le pondría pegas, solo faltaría.

Y sobre lo de Capa, un apunte. Hay fuentes que sostienen que el tema no está cerrado, es decir, que aún sería viable su inclusión en la plantilla porque las conversaciones no se habrían agotado. Pues, incluso de confirmarse tal posibilidad, nos hallaríamos ante el paradigma de una negociación abocada al fracaso. Desde el arranque del tira y afloja, y es preciso remontarse a 2020 o quizá antes, la parte del jugador ha demostrado que lo de estudiar los pasos a dar y medir sus consecuencias no figura entre sus especialidades. La última prueba, hace unas horas: la filtración de que se niegan en redondo a aceptar la oferta del club porque es muy inferior a la que esperaban recibir, nada que ver con la que les habrían prometido.