Mítica frase de mis tiempos. Los padres iban al colegio y los profesores les despachaban con esa frase y la coletilla del “aunque debe esforzarse un poco más”. Eran otros tiempos, ahora para entender los profesores a los niños y niñas, los padres a los profesores y cada uno a los suyos, ya tenemos bastante. Todo ha cambiado mucho, pero esta reflexión inicial, no, vale sin problema para evaluar el comportamiento del equipo rojiblanco en estas primeras nueve jornadas de liga.
Rivales y calidad aparte, debemos llegar a una conclusión que considero irrebatible. El grupo ha experimentado una mejoría clara en acierto de cara a la portería rival, salvo un partido puntual, y eso se traduce en puntos, pero, sobre todo, en tranquilidad a la hora de defender un resultado. Esos partidos ajustados por no ver puerta se pueden decantar en una acción individual, un balón parado y felizmente si tú marcas, ese margen de riesgo se minimiza. En esas está el equipo y por eso el míster cada vez que puede lo recuerda.
En realidad, este Athletic no es muy distinto al de otras temporadas. Es verdad que el crecimiento de Oihan Sancet y Nico Williams, acompañados por el liderazgo de Iñaki, que se sale, y la aportación en el centro del campo con mayor regularidad de Vesga y la irrupción de Ruiz de Galarreta parece haber dado más argumentos para que creamos un poco más en las posibilidades. Es verdad que es pronto, ahora las baterías están cargadas y gran parte del éxito está ahí. Nadie corre más que el Athletic y pocos a esa intensidad. Es una auténtica pasada.
Siempre hablamos de lo que pasa de medio campo para adelante. La parte de atrás se lleva los palos cuando se pierde o se cometen fallos. Quiero destacar de los de la parcela defensiva al portero. Unai Simón lleva cinco porterías a cero y gran parte de culpa, por no decir toda, la tiene él. Su sobriedad y regularidad bajo el arco han permitido al equipo no recibir goles en momentos puntuales gracias a sus impresionantes intervenciones. Es un seguro de vida.
Volviendo al partido del Almería y ante la ausencia del centro del campo titular por las lesiones, se volvió a demostrar que hay futbolistas muy válidos para suplir esas bajas y dar un rendimiento más que correcto. Sin ir más lejos, Dani García, un auténtico trabajador del fútbol, tuvo su premio al lograr su primer gol con la elástica rojiblanca. Aquí es donde y, sin que medie lesión, Valverde debe poner más atención. Insisto, la temporada pasada el final de liga fue calamitoso en lo físico.
Quizá el del viernes no sea el mejor choque para analizar si este Athletic ha aprendido la lección o simplemente sigue estudiando. El nivel de los andaluces fue paupérrimo, lo peor que he visto en tiempo en Primera. Sorprende ver en un campo un equipo con tan escaso potencial y tan agarrotado, con unas dosis de falta de confianza tan grandes. Solo hubo un momento de duda en el arranque de la segunda parte, quizá demasiados minutos para lo que era el rival, pero el segundo gol dejó el partido sentenciado.
Los leones se van al parón con 17 puntos después de un arranque de campeonato bastante más complejo que el del curso pasado. Estamos todos con el freno de mano echado, porque no queremos ilusionarnos demasiado pronto. Razones nos están dando, pero como dicen los profesionales habrá que esperar a que haya pasado un tercio de la liga para analizar el rendimiento de este segundo año de Valverde en su tercera etapa. En lo que coincidimos todos es que se progresa adecuadamente.
El parón va a permitir recuperar a todos los jugadores tocados y deseamos que los que van con las selecciones no tengan ningún percance. Me sorprende, por cierto, aquellos que se enfadan con las convocatorias de nuestros futbolistas, no lo entiendo. Guste o no, cuantos más vayan querrá decir que el nivel individual y grupal del grupo es bueno y si eso pasa es que la clasificación y la dinámica también lo son. Esto es fútbol, un deporte, y así lo debemos ver y vivir. A descansar unos días y a por el siguiente reto.