Hay quien sigue las estadísticas minuto a minuto de cara a definir el panorama económico y elabora amplios informes técnicos, otros ponen el termómetro a pie de calle, en las terrazas de los bares y llegan a la misma conclusión: Desde luego Euskadi no vive un momento de crisis, pero tampoco parece que la incertidumbre, una sombra con la que hemos aprendido a vivir, afecte en exceso a las familias. Se acaba de contrastar con el dato del segundo trimestre de comercio minorista que elabora Eustat, en Bizkaia han crecido sobre todo las ventas de artículos de segunda necesidad –ropa, electrodomésticos...–. En un análisis sin ninguna base científica, se diría que, en general, los vizcainos cubren sin problemas el capítulo de la alimentación y que tras meses de tensión por la que está cayendo en el ámbito geopolítico, incluyendo en este caso los conflictos bélicos a las puertas de Europa y la guerra de Trump, están dedicando más recursos a esas compras aplazables. Volviendo al tema de la hostelería, a estas alturas del año es casi imposible reservar un mesa en Aste Nagusia, pero es que tampoco hay sitio en estas semanas previas en algunos establecimientos por la inercia natural del verano. Con todo, cualquier lectura está condenada a caer en la falta de precisión de la generalidad, porque hay vizcainos que siguen aplazando compras y ni se plantean salir a comer fuera.