Quién no ha dicho una pequeña mentirilla en una entrevista de trabajo? Pero de eso a inventarse un curriculum académico hay mucha diferencia. Las dimisiones siguen dándose en cadena en varios partidos, desde el PSOE a Vox, pasando por el PP por mentir sobre su formación académica. Entre ellos, Noelia Núñez, diputada del PP, que ha renunciado tras conocerse que había asegurado tener títulos universitarios que no poseía. La titulitis también acorrala al Gobierno valenciano de Carlos Mazón: al menos veinte altos cargos presumieron de títulos que no podían demostrar. Y mientras tanto, el presidente del PP, Alberto Nuñez Feijóo está de vacaciones, esas que él mismo dice que están sobrevaloradas. Pero ¿cómo es tan fácil mentir en España sobre el curriculum oficial? ¿Nadie comprueba nada? Al parecer, ni el Congreso de los Diputados ni otros organismos exigen probar las titulaciones: cada cargo público rellena sus propios datos y se publican tal cual, confiando en su principio de honestidad. Honestidad que, como se ha visto, deja mucho que desear a la vista de la costumbre que tienen muchos políticos de maquillar trayectorias para parecer más y mejor. Este verano ya tenemos entretenimiento, además de ir a la playa podemos comparar los curriculums de hace unos días con los actuales. Cualquier parecido es pura coincidencia. Internet no borra nada.