Siento defraudarles, pero el titular no se refiere al partido. Uno, porque la duda ofende. Del Athletic forever. Dos, porque basta con atisbar en los caretos ceño o sonrisa para adivinar con qué afición se desgañitó ayer. Eso, en el supuesto de que puedan fruncir el entrecejo y esbozar algo con sus labios. Lo digo porque hay quien se pasa con el bótox y se le queda cara de que la declaración de la renta no le da ni a pagar ni a devolver y de ahí no les sacas ni un amago de mueca, así pase su equipo a cuartos de la Europa League. También hay quien se engancha tanto al ácido hialurónico que por instinto de supervivencia hay que hacerles la cobra cuando pretenden besarte con sus morritos de Frankfurt, no vayan a hacerte el efecto ventosa y te envasen al vacío. No exagero, hay exconcursantes de reality que parecen Transformers. Si sus padres no las siguen en las redes, puede que vayan un domingo a comer y al abrirles la puerta les pregunten: ¿Y tú de quién eres? Es lo que tiene que les regalen los retoques a cambio de mostrar el proceso en sus redes, imágenes en la camilla incluidas. De ahí a retransmitir una gastroscopia hay un paso. El problema viene cuando no los regalan y hay gente dispuesta a hacer negocio a costa de la salud de otros, como la mujer detenida esta semana en Bilbao por hacer tratamientos estéticos sin titulación médica y en un piso turístico. Eso es rizar el rizo. Solo le faltaba tener un alijo de Toseína en la trastienda para estar en el top ten.
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