Ha tenido su miga el extraño choque entre el Gobierno vasco y EH Bildu en torno a los Presupuestos de la CAV. La mayoría de los ciudadanos no ha tenido éxito ni negociando con el frutero, pero entiende que se baja la persiana cuando una parte presenta la última oferta y la otra la rechaza. Todo ello sin entrar a valorar si es buena o mala la propuesta y dejando a un lado quien tiene la sartén bien cogida por el mango. Así que cuando el Gabinete de Pradales, que no necesita más apoyos que los que sostienen el Ejecutivo, da por cerrado el diálogo porque entiende que no da más de sí, tendría que sonar la tonadilla del game over y caer el telón. Ocurre, sin embargo, que EH Bildu necesita explorar la vía del apoyo presupuestario en Euskadi para reforzar su apuesta por el respaldo en Madrid a Pedro Sánchez. Básicamente, se trata de ser más intensos en ese ejercicio de responsabilidad institucional que lleva décadas asumiendo el PNV y que la izquierda abertzale vincula a sus últimos buenos resultados electorales. Lo que pasa es que el Gobierno del PSOE traga con todo por sus urgencias aritméticas. En Euskadi hay en cambio una mayoría que permite fijar un rumbo y tender la mano a los que quieran subirse al barco respetando la esencia de la singladura. Así que es más complicado que a uno le compren una moto y, al parecer, también es más difícil darse por vencido o detectar los buenos negocios.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
